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Tras 30 años de actividad, el Hospital Monkole sigue su crecimiento asistencial y de recursos en un barrio de Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo

Fachada principal del Hospital Monkole.
Fachada principal del Hospital Monkole. / H. Información
Enrique Morán

27 de mayo 2018 - 01:40

Algo que empezó hace cerca de 30 años, es hoy una realidad que presta asistencia sanitaria a más de 83.000 pacientes cada año y lleva a cabo más de 4.000 hospitalizaciones anuales.

Se trata del Hospital Monkole que se encuentra en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, antiguo Zaire. La ciudad es una de las megalópolis que se están formando en África pues ya supera los 10 millones de habitantes.

Monkole es una iniciativa que surgió 5 años antes cuando el Opus Dei se propuso realizar allí un proyecto. Todo lo vivió muy de cerca el traumatólogo Juan José Echarri que lleva en la nación africana 35 años. El facultativo se encuentra estos días en Huelva para perfeccionar técnicas de traumatología pediátrica en la compañía de Andrés Prieto que realiza su labor en el Infanta Elena.

Echarri ha visto cómo el Hospital Monkole ha ido creciendo con el paso de los años. Comenzó como un centro de salud para pasar a añadir una unidad de materno infantil. Tras un posterior desarrollo, Monkole se encamina a una nueva ampliación que se ha dotado de nuevos quirófanos quedando tan solo la apertura de un área de hospitalización. Otra de las secciones es el de formación de profesionales sanitarios.

Tras este hospital se encuentran ONGs como la italiana ICU y Cecfor que dirige el onubense Pedro Martínez Sánchez-Moraleda.

Echarri lleva sobre sus espaldas una larga trayectoria en la traumatología pediátrica aunque allí empezó dentro de la medicina general. Confiesa que lo que allí se necesita de manera prioritaria, es material: "En cirugía ortopédica lo importante es tener fácil accesibilidad a materiales como instrumental, prótesis, clavos o placas" y se maravilla de las facilidades que los hospitales españoles tienen para todo ello, a diferencia de lo que ocurre en el Congo. La idea es "ir llevando allí la tecnología que hay aquí".

El principal objetivo -y la labor- de Echarri es operar a los niños que no tienen recursos ya que la asistencia en Monkole tiene en cuenta el nivel económico de los pacientes, aunque se contempla que en uno de esos niveles se incluya a los que no tienen recursos.

El trabajo asistencial de Juan José Echarri se enfoca de manera especial, a este ámbito de la ortopedia infantil. El pie zambo es una de las deformidades congénitas más frecuentes, dándose en 1 de cada 1.000 nacidos. En el mundo hay unos 120.000 casos nuevos cada año y la mayoría tienen lugar en países sin sistema de salud adecuado.

El médico español usa el método Ponseti que ha desarrollado un tratamiento simple, eficaz, barato y que se puede implementar muy fácilmente en cualquier país o cultura. Los estudios a largo plazo de pacientes tratados con este método certifican que los pies se vuelven flexibles, funcionales y carentes de dolor. Estos resultados son mucho mejores que los obtenidos con otros tratamientos. Echarri calcula que el éxito de estas intervenciones es del 90% y evita que estos niños sufran terribles incapacidades que afectarían al resto de sus vidas.

Echarri lo tiene muy claro: la nueva ampliación del hospital debe dar como resultado el Gran Monkole, un centro sanitario que "es congoleño y no español".

La República Democrática del Congo supera los 70 millones de habitantes y aunque experimenta un notable crecimiento económico éste aún no se refleja en la población ya que solo cuenta con una exigua clase media. El gasto público en salud, según datos de la ONU, es el 1,2% del PIB.

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