Cuando la rueda de prensa se transforma en mitin
War Room
De las ruedas de prensa de Rajoy a través de un plasma a las comparecencias telemáticas de Sánchez, la propaganda se abre paso entre lo que debería ser libertad de expresión
Huelva/A muchos políticos les gusta guardar distancia con los periodistas. Uno de ellos era Rajoy, quien convirtió en una clásico las comparecencias ante los medios de comunicación a través de una pantalla de plasma para no tener que dar la cara. Poco le importó al presidente las protestas de la prensa y de otros sectores de la sociedad por su estilo catódico de entender la democracia. El tristemente famoso plasma ha sido motivo de mofa, de crítica política y de acusaciones de cobardía, pero ¿acaso existe mucha diferencia entre la pantalla y las ruedas de prensa sin preguntas?
La comunicación es uno de los instrumentos más poderosos que tienen en su mano los políticos. Pero también uno de los más delicados, porque los errores no se perdonan. Para evitar el contacto los periodistas y minimizar las posibilidades de error, Rajoy acudió en numerosas ocasiones a las ruedas de prensa sin preguntas y al célebre plasma, que utilizó hasta en mítines electorales, pero no fue el primero. Álvarez Cascos, Ibarretxe o Zapatero, sólo por citar a algunos, concitaron las protestas de la prensa por la censura inquisitiva.
Paradójicamente, aquellos que fueron más críticos con el plasma luego han organizado actos donde los periodistas sólo se pueden limitar a grabar lo que dicen, o mucho peor, se resuelve el acontecimiento con una fotografía entregada a los medios. Uno de los casos más destacados lo protagonizó Boris Johnson, quien pidió a la cadena pública BBC que transmitiera un mensaje institucional que había grabado con sus propios medios, eliminando así la intermediación de ese potente y prestigioso medio de comunicación.
La exigencia de las ruedas de prensa con preguntas por parte de los profesionales, expresadas a través de las empresas periodísticas y las asociaciones de la prensa de todo el país, no es solo un afán por mantener el buen hacer del periodismo independiente, sino el de preservar un derecho de los ciudadanos a recibir una información veraz y contrastada, del que los periodistas son los intermediarios.
El presidente de la Asociación de la Prensa de Huelva, Juan F. Caballero, aclara que no se trata de una reivindicación profesional sino de la recuperación de la calidad democrática. “La normativa de los países desarrollados protege especialmente el periodismo y la libertad de prensa como un baluarte para contrarrestar los excesos que se puedan derivar de los poderes públicos y controlar la acción de los gobiernos más allá de un escaño opositor”, de ahí la consideración de que “sin periodismo, no hay democracia”.
Los gobernantes, sin embargo, encuentran beneficios en no atender a la prensa. Colocan el mensaje tal cual está diseñado por sus colaboradores y hallan en los medios de comunicación un altavoz para su difusión. Pero eso no es información, sino propaganda. Y la propaganda hurta a los periodistas de su función democrática de verificar y contrastar la información.
Como recuerda Juan F. Caballero, “cuando al periodista se le detrae la opción de hacer preguntas, se transforma en un mero difusor de información, en un altavoz más que repetirá la misma cantinela que el resto de compañeros. Una rueda de prensa sin preguntas no es más que un mitin con periodistas en lugar de público”. Y es que, en la pregunta está la actitud crítica, el afán de investigación y de control de la acción de quien emite el mensaje. “Sólo con preguntas se podrá hacer periodismo con mayúsculas y, por ello, desde las asociaciones de la prensa siempre hemos estado rotundamente en contra de los que tratan de imponerlas”.
Por desgracia, las ruedas de prensa sin preguntas están de moda y este intento de control informativo se ha puesto de manifiesto en demasiadas ocasiones durante los últimos años. En el año 2011 las diferentes asociaciones de la prensa de España lanzaron un manifiesto contra esta práctica que ya por entonces se estaba realizando de manera recurrente. En él, explica Caballero, se instaba a los medios de comunicación “a no acudir a las ruedas de prensa como la manera más eficaz de erradicar esta práctica que alcanzó su mayor apogeo con dos presidentes del Gobierno, el famoso plasma de Mariano Rajoy y las primeras comparecencias en el estado de alarma de Pedro Sánchez”.
Protestas periodísticas
La pandemia conllevó incluso casi una normalización de esta modalidad si no hubiera sido por las protestas de los periodistas. Convocatorias telemáticas con declaraciones, preguntas grabadas, una sola intervención por periodista sin posibilidad de repreguntas… Con la excusa de las dificultades técnicas, los intentos de limitar la acción del periodista fueron muchos. Las presiones de las asociaciones periodísticas y de los medios de comunicación lograron que se diera marcha atrás, “pero el peligro existe”, según el presidente de la Asociación de la Prensa de Huelva.
Eufemísticamete, desde las organizaciones convocantes denominan a estas ruedas de prensa sin preguntas declaración institucional, término técnicamente incorrecto ya que esta modalidad está reservada en exclusiva a una institución, no a una persona ni a un cargo. Una declaración institucional sería pronunciada por un presidente de un parlamento en nombre de toda la cámara para apoyar una causa, pero, también a modo de ejemplo, no puede llamarse así a una comparecencia ante la prensa para anunciar una remodelación del gobierno donde no se admitan preguntas de los periodistas.
Además de la calidad democrática, otro punto de vista desde el que abordar el asunto es el estrictamente electoral. La estrategia política actual impuesta por el marketing político pasa porque los cargos públicos y los candidatos ofrezcan una imagen más cercana. Las entrevistas y la participación en los medios de comunicación ayudan a dulcificar y a humanizar al político, mientras que las comparecencias sin preguntas levantan un muro de silencio que termina distanciando a la persona que se encuentra detrás del atril. Esa barrera impregna a la persona de una pátina de soberbia difícil de sacudir, aunque luego se vayan a los casinos a jugar al dominó con los lugareños o a comprar a los mercados como si de un vecino cualquier se tratara.
En una rueda de prensa sin preguntas, los periodistas son mero atrezo en un monólogo para crear ambiente ante las cámaras. Pero para leer un comunicado no se necesita la presencia física de periodistas. Basta con una nota de audio enviada por correo electrónico o por whatsapp.
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