Las estelas diademadas halladas en Cañaveral de León: ¿Por qué son tan importantes para la historia?

El 17 de abril del 2018 un hallazgo fortuito convirtió a Cañaveral de León en un pueblo clave para conocer mejor la historia de nuestros antepasados. Mientras se reparaba un camino municipal de la zona bautizada como las Capellanías, un trabajador de la obra, al preparar su merienda sobre una piedra, se percató de que la misma presentaba unos grabados. Fue así como se descubrió un "magnífico y singular ejemplo" de estela antropomorfa diademada del suroeste. Era la primera escultura de estas características localizada en la provincia de Huelva, así como su rica decoración y su "magnífico estado de conservación", explicaron los arqueólogos, quienes indicaron que era de la Edad del Bronce, entre el III y II milenio antes de nuestra era, por lo que tendría más de 4.000 años.

Tras este hito, ya en el mes de junio de 2022, un equipo de las universidades de Sevilla y Huelva, Durham y Southampton (Reino Unido) y Gotemburgo (Suecia) acometía una campaña de excavaciones en el entorno donde fue localizada fortuitamente aquella primera estela, descubriendo un gran complejo funerario cuya cronología podría abarcar, en una valoración preliminar, las edades del Cobre, el Bronce y el Hierro.

A partir de entonces vendría lo más interesante: la aparición de dos nuevas estelas diademadas, pero de un valor incalculable y, desde luego, únicas en la Península Ibérica. La segunda aparecía en junio del 2022 y la última de ellas, hace apena un mes. Unas esculturas prehistóricas que ya se encuentran en el Museo de Huelva y que serán mostrados en noviembre a toda la sociedad en una exposición muy especial con motivo del 25 aniversario del museo onubense.

Tal y como ha explicado Leonardo García Sanjuan, catedrático de prehistoria de la Universidad de Sevilla y uno de los responsables del Grupo de Investigación Atlas, "esta última escultura, junto a la anterior hallada en 2022, tiene una gran relevancia, puesto que estas dos son las únicas estelas diademadas de las 298 restantes en Europa que no han aparecido de manera azarosa, sino que han sido fruto de una excavación y encontradas dentro de un mismo contexto".

De las tres estelas encontradas, dos (la primera y la última) son consideradas de tipo diademadas y la segunda, hallada en 2022, es de tipo tartésica o de guerrero. Las estelas diademadas son aquellas en las que aparece un personaje con un motivo alrededor de la cabeza. Ese motivo a veces es representado de una manera muy simple, con una o dos líneas y otras con líneas de las que salen otras. Ha habido gente que a lo largo de la historia ha supuesto que ese motivo era una diadema y que, por ende, pertenecía a una figura femenina, algo que es completamente erróneo, ya que la última estela que se ha encontrado en el yacimiento de las Capellanías tiene representados genitales masculinos. Otro dato que aporta esta excavación es que ideas que se han manejado durante décadas sobre estas estelas ahora se han borrado del mapa.

La tercera estela tiene dos armas asociadas: una espada en el lado izquierdo y una daga en el derecho. Y hasta ahora se pensaba que las estelas diademadas eran distintas de las de guerrero porque no tenían armas. Las de guerrero sí las tenían pero las diademadas no. Con este último hallazgo, se rompe de nuevo esta hipótesis.

Así, la iconografía de las estelas y los motivos que tienen representados también dan un vuelco completo a lo que se pensaba. "Ahora hay que reescribirlo todo. Esto marcará literalmente un antes y un después", explica el arqueólogo.

Las estelas protegían la tumba

Tras excavar la segunda estela aparecida en 2022, se dieron cuenta de que se encuentra en una posición "no pompeyana" o, lo que es lo mismo, colocada de una forma estratégica, posiblemente sellando la tumba. Estaba hacia abajo y cubierta parcialmente con bloques de cuarzo blanco, un material con una significación simbólica muy importante: es protector (tiene un sentido apotropaico, como se conoce en arqueología). Algo que muestra un cierto simbolismo protector. "En algún momento alguien decidió cubrir esa estela de bloques de cuarzo blanco. Una acción planificada, la pusieron ahí a conciencia. Lo cual la convierte en una pieza especialmente significativa socialmente. Debe de significar mucho para los que hicieron esa tumba. La persona o personas que estaban enterradas debieron ser importantes, se les asocia a esa estela de guerrero y podría tratarse de una familia".

Tal y como se extrae de las primeras hipótesis, en el interior de estas tumbas se encontraban las ánforas con restos cremados. Estas eran tapadas y selladas en algunos casos con elementos escultóricos monumentales como las estelas que, a su vez, se volvían a tapar con cuarzo blanco para brindarles protección.