El adiós de Joaquín Caparrós que marcó un antes y un después en Huelva hace ahora 24 años

Se acabaron los entrenamientos en los que la plantilla subía y bajaba todos los peldaños del antiguo Colombino como un ejercicio más, las arengas que se escuchaban en toda la plaza Houston. Aquel domingo 13 de junio de 1999 a Huelva se le partió un poquito el corazón cuando Joaquín Caparrós, uno de los más grandes entrenadores que ha pasado por las instalaciones colombinas, anunciaba su marcha.

Ni siquiera la victoria contra el Lleida por 2-1 con goles de Pepe Puntas y Ángel Luis consiguieron eclipsar la sensación de derrota. Joaquín se iba después de tres años inolvidables, con una ovación de toda la grada blanquiazul puesta en pie y rendida al que sería para siempre "uno de los suyos".

El de ayer fue un ascenso inolvidable, con un Nuevo Colombino hasta la bandera pero nadie olvidará nunca el ascenso y la permanencia de Joaquín Caparrós al frente del Decano. Como narra Paco Gamero en su crónica "el día de la despedida de Caparrós también se jugaba un partido", así fue su trascendencia en Huelva. Uno de esos hombres que lo llenan todo con su sola presencia.

Aún sigue siendo así. Cada vez que Joaquín ha pisado la provincia se le ha llenado de elogios, algo que él se ha encargado de recoger y expresar que es mutuo. Que él también lleva a Huelva muy dentro.