Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
Las Tres Gracias del presupuesto andaluz y Séneca
Unos bailes para despedir el curso. Los alumnos del colegio público José Nogales de Aracena, donde se dan cita los seis cursos de enseñanza primaria, han celebrado su fiesta fin de curso en las pistas exteriores del centro. Para ello, muchos de los maestros, en especial el sector femenino, han preparado con cariño y durante varias semanas algunas coreografías con los pequeños. Al son de músicas diferentes, estos bailarines deleitaron a los amigos, familiares, compañeros y numerosos curiosos que se dieron cita en el colegio.
El ambiente disfrutado en las pistas del colegio fue muy gratificante para los padres e hijos y en los rostros de unos y otros era visible la felicidad por todo lo que allí acontecía. Un año más el centro escolar estaba repleto de público para disfrutar de lo que se ha convertido ya en todo un clásico en el fin de curso. Incluso este año todos tenían la sensación de que había aún más personas que años atrás, en especial en los primeros momentos, porque a lo largo que iba avanzado la fiesta el público iba disminuyendo.
Por supuesto, el acto sirvió también como homenaje a los maestros que finalizan su carrera educativa o que por motivos laborales no seguirán el próximo curso en el colegio aracenense. Además, los niños de sexto, en concreto cuatro clases, que han finalizado su etapa en la educación primaria, y por lo tanto en septiembre entrarán en el IES San Blas para comenzar la secundaria obligatoria, recibieron un diploma acreditativo por parte del centro de manos de su maestro.
Las coreografías estaban muy bien preparadas por los niños, que se ataviaron para la ocasión con las vestimentas apropiadas. De hecho, hicieron bailes dignos de ver en los que interpretaron alguna historia con el debido acompañamiento musical, todo ello para el orgullo de sus familias. Por otro lado, la fiesta sirvió para demostrar una vez más la integración de los niños extranjeros que residen en la localidad, que se implican en las costumbres y tradiciones del pueblo como uno más. De hecho, hubo alguna chica que apareció vestida con traje de mantilla.
Fue una gran fiesta para despedir el curso y dar la bienvenida al verano, en el que retomarán las fuerzas necesarias de cara a la vuelta en septiembre. Muchos padres recordaban con cariño la barra bar que se montaba hace años y que permitía que la convivencia perdurara más horas y además los jóvenes sacaran dinero para sufragar parte el viaje de fin de curso.
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