El acoso laboral ambiental, la violencia silenciosa que amenaza a las trabajadoras de la provincia
El acoso sexual ambiental supone una de las violencias más desconocidas hacia las trabajadoras. La normalización de actitudes o comportamientos intimidatorios, no siempre son identificados ni denunciados a los comités de empresa.
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Su nombre no suena tanto en los medios de comunicación y tal vez ese es el motivo por el que el acoso ambiental es un gigante desconocido en nuestra sociedad. Comparado con otros tipos de violencia contra las mujeres, el acoso sexual ambiental carece de instrumentos que combatan sus consecuencias más directas sobre las trabajadoras en las empresas.
Se trata de un tipo de acoso en aumento que genera contextos hostiles y humillantes para las mujeres en los centros de trabajo a causa de conductas de naturaleza sexual llevadas a cabo por parte de terceros. Entre estas conductas se pueden encontrar bromas de mal gusto, comentarios acerca de la vida íntima y/o la condición sexual o la colocación de pósteres pornográficos en los espacios de trabajo.
"Primero es el ambiente tóxico al que no le das importancia. Después un comentario inoportuno que achacas a un par de copas de más hasta que un día te proponen un encuentro sexual y ya no puedes justificarlo más", explica Victoria [nombre ficticio], víctima de acoso sexual hace seis años en la oficina donde trabajaba.
"El miedo a que no te crean es importante pero al principio, lo que de verdad pesa a la hora de contarlo y pedir ayuda es no reconocer los límites. No saber que eso que te está pasando tiene un nombre y que lo sufren muchas otras mujeres en sus puestos de trabajo", asegura Victoria sobre la situación de acoso ambiental que sufrió en su centro de trabajo.
Instituciones contra el acoso ambiental
En Huelva es relativamente difícil encontrar una empresa pública o privada que cuente actualmente con un protocolo para su detección y erradicación. Tan solo la Diputación Provincial cuenta desde hace seis años con la figura de la asesoría confidencial, un instrumento que conforma un protocolo de prevención, información y acción para atender a cualquier hombre o mujer, trabajador de la empresa, que sufra este tipo de violencia o tenga conocimiento de un caso en su entorno.
Desde la institución provincial reconocen que es un instrumento muy necesario y con un objetivo muy claro. "Hay que facilitar ambientes laborales lo más dignos y respetuosos posibles siendo capaces de prevenir cualquier situación que pueda darse", asegura Salvador Gómez, portavoz del equipo de Gobierno.
A pesar de esta urgencia, pocas instituciones y empresas tienen implantado un protocolo como este. "Tal vez porque falta una concienciación real sobre el tema", asegura Gómez. "Necesitamos más coordinación con las diferentes administraciones. Esto debe ser un esfuerzo colectivo".
En cambio, en los países del entorno si es un modelo muy extendido. "Es un órgano que está muy implantado en otros países de Europa pero que en España apenas recoge la Administración General de Estado", explica Moti Serrano, actual coordinadora de la asesoría. La entidad es a día de hoy un órgano unipersonal, diseñado "para evita las consecuencias de la doble victimización que podría suponer, por ejemplo, mantener un comité de expertos", explica Serrano.
Sobre los motivos por los que el acoso sexual en general y el acoso ambiental no se denuncian, la coordiandora lo tiene claro: "Hay un importante miedo a las represalias pero también, en el caso del acoso ambiental, es por puro desconocimiento", explica Serrano. "Puede ser que una mujer la esté padeciendo y no sea capaz de distinguirla. No todas las personas somos capaces de reconocer en un chiste de mal gusto, un comentario sexualizado o un cartel con mujeres desnudas una situación de acoso ambiental"
"Extremo es pensar que la Violencia de Género no existe"
El cambio, en cualquier caso, pasa por una importante labor de concienciación de la sociedad como la que lleva a cabo el Movimiento Feminista de Huelva. "Cada una desde su trinchera tenemos que aportar para cambiar una situación que cuesta sacar a la luz", asegura la portavoz del Movimiento, Eva Salazar.
"Dentro de los espacios laborales tenemos además otras presiones, pero tenemos que ir desmontando situaciones como por ejemplo reconocer que los piropos en la calle son acoso callejero. Hay que visualizar que no son gracias y que no nos apetecen", indica Salazar.
Para la portavoz lo verdaderamente radical y extremo es el hecho de que haya una parte de la sociedad que todavía no haya entendido el problema de la violencia de género. "Hay gente que ha mirado a su alrededor y no ha sido capaz de encontrar nada en estos años, eso es lo verdaderamente preocupante", asegura,
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