Destrozos en el emblemático edificio de la antigua estación de trenes

Huelva

Las instalaciones ferroviarias, cerradas desde el pasado 25 de abril, son objeto de saqueos, actos vandálicos y ocupaciones ilegales

Cristales rotos en una de las puertas y señales tiradas. / Alberto Domínguez
T. Lojo

27 de febrero 2019 - 04:00

Huelva/La historia se repite en la capital onubense. Otro edificio de titularidad pública que deja de prestar su servicio, se cierra y es objeto de actos vandálicos, saqueos y ocupaciones ilegales. Es el caso de la antigua estación de trenes, una edificación emblemática de la ciudad, que aún no lleva un año cerrada y ya presenta daños.

Fue el pasado 25 de abril cuando la antigua estación de ferrocarril dejó de funcionar como tal tras la apertura de la nueva, construida en la zona de Las Metas, desde entonces la edificación, que pertenece al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), permanece cerrada y aún se desconoce el uso que se le va a dar. Su cesión al Ayuntamiento de Huelva aún se está tramitando.

Mientras se decide el futuro de este edificio de estilo neomudéjar, construido a finales del siglo XIX, su abandono comienza a ser palpable.

A través de las acristaladas puertas de doble hoja de la fachada principal de la edificación, algunas de las cuales fueron forzadas y están unidas con candados y cadenas, se puede apreciar la rotura de parte de la mampara del espacio de atención al cliente, cuyos cristales están en el suelo.

En la parte posterior de la construcción, la que da al andén, hay señales verticales tiradas, así como bancos metálicos y cables arrancados y lámparas de puntos de luz rotas.

También hay cristales rotos en algunas de las puertas, por las que han accedido al interior de las instalaciones ferroviarias, e incluso una lámina metálica de una de las puertas está medio arrancada.

Desde uno de los huecos abiertos en una de las puertas de la parte trasera de la antigua estación se puede observar un espacio del interior, en el que hay indicios de que hay personas allí viviendo: restos de comida, bolsas y grandes cojines en el suelo haciendo la función de colchón.

Fuera, en el espacio que antes ocupaban las vías hay extintores tirados y carros para transportar maletas esparcidos, y en el anden, una silla procedente del interior del edificio.

Por otra parte, han derribado parte de un muro de ladrillo construido para tapar una puerta metálica en el edificio anexo, de manera que ésta ha quedado accesible y la valla metálica que da acceso a esta segunda construcción está abierta.

Hay bolsas y envases en el exterior en torno a esta segunda edificación.

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