Niños bielorrusos y saharauis dicen adiós a sus familias de acogida en Huelva

Huelva

El Ayuntamiento les ha obsequiado con regalos en recuerdo de su estancia en Huelva durante el verano

Foto de familia de todos los niños junto al alcalde, Gabriel Cruz, y otros representantes.
Foto de familia de todos los niños junto al alcalde, Gabriel Cruz, y otros representantes. / Canterla
Alberto Ruiz

12 de agosto 2019 - 12:53

Huelva/50 días después de llegar, los niños saharauis y bielorrusos que, cada verano visitan la capital onubense de la mano de las asociaciones ASNIA y Huelva con el Sáhara, se han despedido hoy en el Ayuntamiento de la ciudad.

Con amplias sonrisas en sus caras que inundaban la Casa Colón de felicidad, los chicos han recibido muestras de cariño por parte de sus familias acogedoras, de las ONG que han hecho un posible un año más esta visita y del Ayuntamiento. En un afectuoso acto, tras unas palabras de agradecimiento del alcalde Gabriel Cruz y de voluntarios de estas entidades solidarias, los chicos han recibido una bolsa repleta de regalos en recuerdo de su estancia en la ciudad.

ASNIA, que nació hace doce años, ha hecho posible que 19 niños bielorrusos puedan alejarse de la zona afectada por el accidente nuclear de Chernóbil en 1986. Sin embargo, su secretaria Nieves Sánchez quiso apuntar a “las familias acogedoras como el motor que permite que esta iniciativa salga adelante cada verano”. Estos jóvenes provienen de zonas muy próximas a donde se ubica la central nuclear, por lo que sus cuerpos se han visto afectados por la radiación. Por tanto, su estancia en Huelva durante el verano funciona como “un período de saneamiento para una mejor esperanza de vida”, según señala José Bayo, quien ha acogido a una niña bielorrusa en su familia durante el período estival.

Por su parte, con Huelva con el Sáhara han podido pasar el verano en la capital onubense 16 niños saharauis. La pretensión de esta entidad es evitarles a los chicos pasar el verano en sus campamentos de refugiados a 60 grados. Para ello, numerosas familias se hacen voluntarias para acogerlos y ofrecerles los dos meses que más ansían durante el año. En este sentidongo, Ángel Bermejo, voluntario de esta ONG, resalta que con iniciativas como esta “valoras más las cosas, pues estos jóvenes cuando llegan no saben lo que son cosas tan básicas como un grifo o una escalera”.

Ambas asociaciones trabajan durante todo el año para crear proyectos que mejoren la calidad de vida de todos estos niños desde la distancia. No obstante, el momento del año que esperan con más ganas es el verano, pues es cuando pueden disfrutar de la alegría que trasmiten estos niños, quiénes no pueden esconder su agradecimiento ante estos gestos solidarios. Con actividades tan necesarias para ellos como acudir al médico, tomar el sol en la piscina o sentir la adrenalina en los toboganes del Aquopolis de Cartaya, estos chicos han cerrado un verano maravilloso, que a buen seguro esperan repetir.

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