Balance del año 1930 para Ponce: despreocupación e inhibición de los organismos y de los ciudadanos

Crónica de otra Huelva

El periodista apuntaba gran déficit en cuestiones tan vitales como el agua, la instrucción pública, las comunicaciones o la sanidad, las que constituían “el tema de nuestro diario batallar”

Las inocentadas de cada 28 de diciembre, una costumbre de fuerte arraigo en la sociedad

La Hulva de principios de siglo.
La Hulva de principios de siglo. / M.G.
José Ponce Bernal / Felicidad Mendoza Ponce

06 de enero 2025 - 05:00

Introducción

DE PROFUNDIS”

Adueñémonos de la vida de la ciudad

La crisis económica y social que se cernía sobre España en ese momento dejaba en Huelva una estela de hambre, miseria y pobreza. Este es uno de esos artículos en los que Ponce Bernal es implacable en su crítica y culpa a todos de la situación: gobernantes y gobernados. Ante la incapacidad de los poderes públicos, aseguraba percibir una gran indiferencia en el pueblo con los asuntos de interés general: las aguas, las comunicaciones, la instrucción pública, la sanidad, las subsistencias… ¿Nos suena? Desde luego. Los eternos problemas en las justas dimensiones de cada momento histórico. Nadie puede negar los avances, pero ¿por qué seguimos padeciendo déficits en los mismos campos? ¿Por qué unas comunicaciones insuficientes lastran nuestro progreso o, si lo quieren, nos empujan hacia el estancamiento? ¿Por qué siguen existiendo problemas de subsistencia y hemos de organizarnos para atender las necesidades de ropa y alimento de cientos de familias? Cien años después…

La alusión a De Profundis nos llama la atención por varios motivos, Primero, como hemos comentado en ocasiones, por ser prueba de su vasta cultura. Segundo, por cómo relaciona esta obra de Oscar Wilde con la situación que percibe en la sociedad onubense. “El balance del año es el De profundis, para nuestros desaciertos en 1930”, dice al inicio del último párrafo. Desde las profundidades, el genial escritor británico escribe su obra más íntima y personal a su amante lord Alfred Douglas desde la cárcel de Reading. Había luchado por huir del dolor y de la degeneración del espíritu y tuvo que enfrentarse a las burlas y al desprecio, a la vergüenza de un terrible proceso por dejarse llevar.

Pero si en lugar de relacionarlo con Wilde, acudimos al salmo 130 de la Biblia: “Desde lo hondo, a ti grito, Señor/ Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica / Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? / Pero de ti procede el perdón,

y así infundes respeto”. Es un salmo penitencial, sí, pero también un salmo de esperanza. Por ello, al final, como suele, Ponce quiere confiar, “Enterrémolos: pongamos sobre ellos como losa todo el peso acumulado por nuestras instituciones, y adueñémonos un poco más de la vida de la ciudad para trazarle una ruta más lisonjera y próspera”. Procedamos, pues.

Acaba de cerrarse el año 1930. El balance está terminado, y nada más deprimente para nuestro espíritu que contemplar la dolorosa realidad que nos ofrece.

El balance del año que acaba de morir arroja un déficit importante para Huelva. Las “pérdidas” superan con exceso a los “beneficios” y son aquellas de tal naturaleza, representan tanto en nuestro porvenir que será bastante dificultoso encontrar medios que nos compensen de los perjuicios. Más, ¿a quién sino a nosotros mismos cabe culpar cabe culpar de ello? ¿a quien cabe hacer responsable de que esto ocurra, sino al pueblo que se inhibe en todo cuanto a sus intereses generales se refiere, y solo se mueve cuando los personalismos y de cuestiones particulares se trata?

RECORTE BALANCE AÑO 1930.
RECORTE BALANCE AÑO 1930. / H.I.

Huelva y sus representaciones han estado mucho tiempo y voluntariamente al margen de todo cuanto supone intereses onubenses, precisamente cuando una gestión seria y razonada hubiese sido sumamente provechosa para todos. ¿Cómo si no se explicaría esa desorganización, esa despreocupación, mejor dicho, en cuestiones tan vitales como la de las aguas, la de la instrucción pública, la de comunicaciones, la sanitaria, la de ornato, la de subsistencias y tantas otras que constituyen el tema de nuestro diario batallar? Inhibición de todos: en los ciudadanos y en los organismos. Despreocupación en todos, en los organismos y en los ciudadanos.

Esa es la conducta que salvo periódicas excepciones se sigue, pese a todos los estímulos sanos con que se pretende provocar vitales reacciones, pues no cabe, por mucho que nos esforcemos, justificar la ignorancia o en el desconocimiento los móviles de una actitud preñada de perjuicios y sinsabores que no tardará en dar sus frutos.

Y decimos que no es posible buscar disculpas en la ignorancia o en el desconocimiento de los asuntos más trascendentales para la ciudad, puesto que, en varias ocasiones, cuando las gentes no estaban sujetas a esta absurda influencia que sobre ellas pesa ahora, fueron muchos los que, teniendo un ideario, lo expusieron para levantar el espíritu de sus conciudadanos, trazándole la ruta de un halagüeño porvenir. Es ahora cuando el espíritu de Huelva aparece agotado y rendido, maltrecho por obra y gracia de todas las incomprensiones...

El balance del año es el “De profundis”, para nuestros desaciertos en 1930. Enterrémoslos: pongamos sobre ellos como losa todo el peso acumulado por nuestras instituciones, y adueñémonos un poco más de la vida de la ciudad para trazarle una ruta más lisonjera y próspera y para que el año que acaba de nacer, al cerrar el balance, no haya como ahora tantas partidas “falladas” y tantos motivos justificados que provoquen nuestro sonrojo.

BLANQUI-AZUL

Diario de Huelva, 1 de enero de 1931

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