Y le bautizaron "melón de fuego"
El relato escrito por Ignacio Darnaude Rojas-Marcos en 1972 sirve para adivinar cómo vivieron los vecinos de Arroyomolinos de León la noche en la que un metorito sobrevoló los cielos serranosl fecha Los raros sucesos tuvieron lugar del 8 al 9 de diciembre de 1932, fiesta de la Inmaculada Concepción, al filo de la medianoche.
La noticia del descubrimiento realizado por investigadores de la Universidad de Huelva y del CSIC, en relación con el acontecimiento vivido en la Sierra el 8 de diciembre de 1932, nos abre la posibilidad de rescatar un episodio enigmático y poco recordado. Aquella noche, un meteorito sobrevoló diversas poblaciones serranas, según los testimonios y datos que la memoria conserva. Aunque el hecho ha pasado al recuerdo con el nombre del Meteorito de Arroyomolinos, el fenómeno afectó también a poblaciones como Galaroza.
Gracias al relato que Ignacio Darnaude Rojas-Marcos escribió en 1972 podemos adivinar qué es lo que sintieron los arroyencos aquella famosa noche. Estos relatos de lo acontecido en la Sierra aquel día han sido publicados en diversas páginas web, por ejemplo: www.alotrolado2002.com, e incluso el autor consiguió dibujos ilustrativos a cargo de Antonio Moya Cerpa.
Los raros sucesos tuvieron lugar del 8 al 9 de diciembre de 1932, fiesta de la Inmaculada Concepción, al filo de la medianoche. El cielo estaba encapotado y caía una lluvia persistente, aunque no se vislumbraba la posibilidad de que se desatara tormenta alguna. Este investigador menciona a tres personas que con seguridad contemplaron en las alturas aquel fenómeno que atemorizó a los arroyencos, identificándolos como Regina Santos Núñez y las hermanas Josefa y Esperanza González Vázquez. Con esta ayuda y una encomiable labor, Darnaude reconstruye el suceso demostrando un perfecto conocimiento de la población y sus gentes y aportando explicaciones de su propia cosecha.
Los presentes divisaron de repente una espectacular luminosidad, originada por una masa en forma de lo que los testigos calificaron como un "melón de fuego" que caía del cielo precipitándose sobre la población. Cuando el cuerpo incandescente había alcanzado una cierta altura en la trayectoria de su descenso, se dividió en fragmentos, originando una ensordecedora explosión que no podía coincidir con la de ningún trueno o fenómeno atmosférico similar.
Cuando el supuesto aerolito atronó los cielos, los lugareños creyeron que se trataba de una bomba de gran potencia colocada por motivos políticos, y cundió una fuerte alarma. La explicación que ofrece Darnaude está en relación con los hechos históricos del momento, con la II República instaurada en toda España, y unos acontecimientos locales que habrían tenido lugar dos meses antes. Así, prosigue el autor, el 6 de octubre de 1932 y durante una tensa huelga general, se desencadenaron disturbios en Arroyomolinos, resultando heridos cuatro guardias civiles. La tensión social en la villa, pues, era muy acusada y todavía se mantenían detenidos en el calabozo una veintena de personas.
Sin embargo, la realidad era otra totalmente distinta e inexplicable. El fenómeno provocó otros efectos que lo distinguieron de una simple bomba. Inmediatamente después del enorme estruendo, la luz eléctrica se apagó sin explicación alguna en todo el lugar durante algunos segundos, luciendo a continuación con normalidad. Asimismo, también se detectaron interferencias electromagnéticas que el cronista describe perfectamente. No hay testimonios que aseguren la caída del meteorito contra el suelo, aunque los efectos del fenómeno sí se dejaron sentir en diversos edificios del pueblo. En este sentido, se describen los desperfectos causados en la Iglesia de Santiago el Mayor, en la fonda de Parente o en las dependencias de la Electro-Harinera-Panificadora San Fernando.
En la misma jornada del desplome de lo que Darnaude llama el "balón de rugby" sobre Arroyomolinos de León, hacia las seis y media de la tarde, cinco horas antes del espectáculo arroyenco, otro fenómeno extraño apareció en Galaroza.
La solemne procesión anual de la Inmaculada Concepción transcurría sin novedad por las calles del pueblo, cuando, de repente, los numerosos fieles que caminaban lentamente alineados en las dos filas del cortejo religioso contemplaron atónitos en el cielo "una pelota grande del color del fuego que giraba y parecía que iba dando vueltas". El fenómeno lumínico se desplazaba lentamente hasta tal punto que, según el relato del investigador, a algunos devotos les dio tiempo de ahumar cristales para observarlo mejor, lo que indica, por otra parte, que el objeto esférico despedía un fulgor muy intenso.
El autor de estas crónicas nació en Sevilla el 18 de noviembre de 1931. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por aquella Universidad, se empezó a interesar por los objetos no identificados al principio de los años cincuenta. Ha sido miembro de diversas organizaciones ufológicas y ha escrito más de 600 trabajos sobre fenómenos extraños.
El resultado de la investigación sobre estos sucesos, en la que participa José María Madiedo, se presentarán en marzo en Houston (EEUU), en un estudio que demuestra que la roca que se desintegró sobre Arroyomolinos era un fragmento desprendido del asteroide 1990HA. Este asteroide es una roca que gira alrededor del sol siguiendo una órbita que cruza la de nuestro planeta y tiene un tamaño de aproximadamente un kilómetro y medio, estando catalogada por la NASA como potencialmente peligrosa a causa de su tamaño, ya que si impactase contra la Tierra la colisión tendría efectos devastadores.
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