Beatriz Karin Franz-Weisgerberger: Una alemana-puntaumbrieña, enamorada de esta tierra
Gente de aquí y de allá
Este rincón de España tiene unos atractivos que enganchan a muchas personas que hacen que se queden aquí para el resto de sus vidas
Gente de aquí y allá: Alejandro Pérez Vallés, conócete, acéptate y supérate
Huelva/Desde su tierra natal vino a Mallorca a pasar unas vacaciones y allí conoció a una persona que le habló de Punta Umbría y no lo dudó, vino hasta aquí a conocerla, se enamoró inmediatamente de este lugar y se compró un chalecito en la urbanización Pinos del Mar.
Su nombre completo es Beatriz Karin Franz-Weisgerberger, pero aquí la conocemos simplemente como Bea la alemana. Nació en la ciudad Sankt Wendel en pleno verano de 1953 y fue hija única. Se le dieron muy bien los estudios desde pequeña, así que ya de mayor se matriculó en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Sarrebruck. Ciudad muy bonita asentada en la orilla del río Sarre y fronteriza con Francia.
Enseguida empezó a conocer a mucha gente y a hacer grandes amigos aquí en Punta Umbría, entre ellos a mis queridos y entrañables Juan de Soledad y su encantadora esposa Belli, que fue quien nos la presentó a mi mujer Camino y a mí. Ella vivía sola en porque, después de una amplia vida laboral trabajando en varias empresas, sus últimos 30 años los dedicó al sector de la banca, en la sección de créditos del Banco Popular y, cuando se jubiló en el año 2013, se quedó ya a vivir definitivamente aquí. Pero su marido solo podía venir de vez en cuando porque a él aún le quedaban unos años para alcanzar la edad de su jubilación. A ella le regalaron un perrito que ha sido y es como si fuera su niño y dice que es el mejor perro del mundo. Se llama Noopy y llegó a su vida cuando solo tenía siete meses. Hoy tiene ya cuatro años y le hace mucha compañía.
El otro día fuimos a comer los seis amigos juntos para celebrar que ya Markus Franz por fin se ha venido a vivir aquí para siempre porque se ha jubilado también en el mismo banco que trabajaba Beatriz.
El 19 de julio de 1998 se casaron en un crucero en Puerto Cañaveral, en la península de Florida, donde está el puerto que tiene las terminales de cruceros más concurridas del mundo. Desde entonces son muy felices y ahora más, ya que viven juntos en Punta Umbría en un piso nuevo que se compararon tras vender el chalet de Pinos del Mar.
Es mucho tiempo el que Beatriz vivió sola en esta tierra de la que ella dice que se siente profundamente enamorada y que ha pasado los inviernos más maravillosos de su vida. Yo recuerdo habérmela encontrado caminando por el camino que conocemos como “del agua” porque por él discurren las tuberías de abastecimiento al pueblo, una a presión y otra por gravedad. Es un camino muy soleado, pero que está rodeado de un maravilloso pinar que hace que sea todo un lujo pasear por él.
Ella tenía tan claro que había encontrado en Punta Umbría en lugar ideal para vivir siempre que se apuntó en una academia de idiomas en Sevilla para estudiar español y poder convivir con todos los vecinos y amigos. Hoy habla correctamente nuestro idioma y dice que se siente ya más puntaumbrieña que alemana. Ahora es Markus el que está aprendiendo, pero el español de “a pie” y la verdad es que ya lo lleva muy bien porque ella le habla siempre en castellano.
A mí me gusta y me apasiona cuando me entero de que gente de otros lugares de España se vienen a vivir a Punta Umbría y me dicen, como Beatriz, que han encontrado aquí su paraíso. La verdad es que hay muchas personas y más concretamente de Huelva y otros pueblos de nuestra provincia que se han venido a vivir aquí. Yo mismo, después de 45 años trabajando en el Ayuntamiento de Punta Umbría, al jubilarme ya me quedé a vivir aquí para siempre, donde soy muy feliz y tengo muchos y muy buenos amigos.
En definitiva, que este rincón de España tiene unos atractivos que enganchan a muchas personas que hacen que se queden aquí para el resto de sus vidas. Gracias Beatriz y gracias Markus por elegir esta tierra y compartirla con nosotros.
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