Cómo la belleza y la apariencia influyen en nuestras percepciones

Club MKS Huelva

La ciencia nos demuestra que las personas asociamos atributos positivos a alguien basándonos en su apariencia inicial. El atractivo físico y la apariencia pueden alterar nuestras valoraciones

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Una mujer sonriendo.
Una mujer sonriendo.
Isabel Alfonso Pérez - Cofundadora de Imagen Personal Asesores.

24 de marzo 2025 - 05:00

Huelva/Este fenómeno, llamado “Efecto Halo”, es un sesgo psicológico que lleva a extender características positivas de una persona a otras facetas de su personalidad, influenciando nuestras decisiones y juicios. Fue acuñado por el Dr. Edward Thorndike en 1920. Reveló cómo el atractivo físico y los elementos asociados a la apariencia influyen en nuestras interacciones diarias, desde las propinas que damos en el restaurante hasta los veredictos judiciales, decidiendo a quiénes seguimos, pasando por qué pensamos sobre nosotras o nosotros mismos al vestirnos cada día.

¿Por qué sucede esto?

Nuestro cerebro está diseñado para etiquetar rápidamente los estímulos e identificar peligros o aliados, busca orden, armonía, belleza y se aleja del caos, la incertidumbre y el peligro.

Existen multitud de estudios y experimentos que demuestran este sesgo. Michael G. Efran publicó cómo los criminales más atractivos solían recibir sentencias menos severas por los mismos delitos que aquellos con menos atractivo físico; Alice H. Eagly y su equipo cómo las personas atractivas son percibidas como más felices, competentes, inteligentes, honestas e incluso más exitosas en sus matrimonios; y Parrett cómo las camareras más atractivas recibían más propinas anuales que sus compañeras menos atractivas.

Cómo influye la apariencia en nosotras y nosotros mismos

Además del impacto que la apariencia tiene en cómo los demás nos perciben, también afecta cómo pensamos y actuamos todos y todas.

Adam D. Galinsky, psicólogo social, conocido por sus investigaciones y experimentos sobre liderazgo, demostró cómo nuestra ropa influye en nuestros procesos mentales. Evidenció que portar una bata de médico aumentaba la atención y precisión en tareas cognitivas, mientras que la misma prenda identificada como "de pintor" no produce el mismo efecto. Esto ilustró cómo el hábito puede literalmente "hacer al monje", influyendo en nuestras actitudes y percepciones internas.

Cómo combatir este sesgo “Efecto Halo”

Reconocer el “Efecto Halo” es el primer paso para mitigar su influencia. Estas son las tres claves principales:

1. Tomar conciencia del sesgo al hacer una primera impresión, evitar asumir que esta es una verdad absoluta. Es esencial profundizar en las cualidades no físicas de una persona.

2. Utilizar el atractivo a nuestro favor. No olvidemos que el sesgo de la belleza incluye tanto el atractivo natural como el adorno. Así que vestir adecuadamente y mantener una buena presentación mejora las primeras impresiones.

3. Evitar categorizar rápidamente. Tomarnos tiempo para reflexionar y evaluar objetivamente puede reducir errores de juicio.

Además, nos conviene tener en cuenta esto: “el impacto del atractivo en nuestras interacciones sociales puede influir en nuestro rendimiento”. Veamos los siguientes ejemplos:

  • Entrevistas de trabajo: un candidato que se presenta bien vestido y con confianza tiende a ser percibido no solo como competente, sino también como más confiable y capaz.
  • Enseñanza: los profesores pueden ser más indulgentes con estudiantes que presentan un aspecto agradable, asumiendo que son más aplicados o inteligentes sin evaluar su rendimiento real de antemano.
  • Servicio de atención al cliente: en restaurantes o tiendas, los clientes a menudo reciben un mejor trato o atención si tienen una apariencia atractiva o están bien vestidos.
  • Publicidad y marketing: las empresas suelen elegir personas atractivas como modelos para anunciar sus productos.
  • Sector público y empresarial: la buena presencia, el carisma y la habilidad para conectar emocionalmente influye en cómo son percibidas las personas y por consiguiente en su éxito profesional.

Si bien no podemos eliminar este sesgo completamente, sin embargo, debemos aprender a reconocerlo. Esto nos permitirá tomar decisiones más equitativas y basadas en el mérito real.

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