En busca del 'mapa del tesoro' en Huelva: Vrbanitas impulsa la primera carta arqueológica subacuática
El proyecto Atlantsudhis desvela el “enorme potencial” de la historia sumergida onubense, un patrimonio históricamente ignorado
Javier Bermejo: "El litoral de Huelva se ha tratado como si nunca hubiera pasado ni un sólo barco"
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Huelva/Existe la falsa creencia de que en el mar apenas hay sonidos. De que todo allí transcurre bajo un silencio sepulcral, quebrado solo por un susurro de fondo, un murmullo espes. No es verdad, claro. La razón es que, en el aire, las ondas sonoras hacen vibrar el tímpano fácilmente, pero bajo el agua, como es mucho más densa, esas vibraciones no se transmiten con la misma intensidad a través del oído externo. De hecho, la mayoría de los sonidos se pierden antes de llegar, propiciando esa curiosa sensación de soledad. Es en medio de toda esa calma, bajo ese silencio antiguo, donde el ser humano es capaz de hacerse una idea de cómo es, en realidad, la inmensidad de un mar que ha sido un testigo silencioso del paso del tiempo y el privilegiado escenario sobre el que se ha desarrollado buena parte de la historia. Un protagonista, callado y discreto, del trasiego de los hombres que fueron y vinieron de la tierra que les propició alimento y riqueza desde la mismísima prehistoria.
Mil años antes de que llegaran los fenicios ya había quien navegaba las costas de lo que hoy es Huelva, y sin embargo la arqueología sigue mirando a tierra firme como si allí estuvieran las únicas piezas posibles del puzle, el único espejo en el que mirarse a pesar de que ya muy pocos dudan de que, aunque ignorado, el patrimonio sumergido en la costa de Huelva, que ha sido frontera, sustento, refugio y tumba de los hombres durante milenios, debe ser impresionante.
Solo con los hallazgos casuales que han ido apareciendo en el último siglo (y aquí lo de casual no es palabrería, porque muy poco de lo que se ha encontrado bajo el mar ha sido buscado intencionadamente) casi se podría llenar un museo, así que no resulta difícil imaginar cómo será todo lo que aún no se ha encontrado por accidente, y que sigue estando ahí, oculto a los ojos y a la luz del conocimiento. Pero eso va a cambiar.
Dirigidos por el profesor, doctor y arqueólogo Javier Bermejo, el Grupo Vrbanitas de la Universidad de Huelva lidera una entente científica multidisciplinar que tiene como objetivo revertir esa situación y devolverle la memoria al litoral onubense para que ocupe “su lugar” en la historia marítima del suroeste europeo.
El trabajo recopilatorio que se ha realizado constituye el primer esfuerzo sistemático por recopilar y ubicar todos los hallazgos procedentes del mar conocidos en la provincia
En el proyecto Atlantsudhis (que es el acrónimo de un nombre tan grande como todo lo que abarca: “El arco atlántico del suroeste hispano desde la protohistoria hasta la tardoantigüedad: evolución geomorfológica, ocupación litoral y sistemas portuarios”) participan más de una veintena de investigadores de universidades y centros de investigación de España, Portugal e Italia que, coordinados por la UHU y financiados por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, pretenden, entre otras muchas cosas, buscar, sistematizar, estudiar y proteger el patrimonio arqueológico subacuático de la provincia, que a estas alturas es apenas una constelación dispersa de hallazgos puntuales, informes de dragado, intervenciones de urgencia y referencias en archivos.
Al menos 88 hallazgos bajo el agua en Huelva
Esa ha sido precisamente la primera tarea: recopilar todo lo que ya se conoce en un trabajo que, a cargo del investigador Alberto Cruzado, ha catalogado hasta 88 hallazgos arqueológicos subacuáticos documentados a lo largo del tiempo en todo litoral onubense. El resultado es una especie de “precarta” arqueológica que dibuja por primera vez el mapa sumergido (o quizás habría que hablar de ‘patrimonio emergido’) de la historia marítima de Huelva. El trabajo recopilatorio de Alberto Cruzado constituye el primer esfuerzo sistemático por recopilar y ubicar todos los hallazgos procedentes del mar conocidos en la provincia. Faltan algunos importantes, como el ancla fenicia de la ría o el cepo romano encontrado en el Canal del Padre Santo, pero en total, Cruzado ha logrado reunir la mayor parte de los registros arqueológicos localizados en la provincia.
La recopilación se ha nutrido de una extensa revisión de fuentes documentales, informes técnicos de dragados, fondos museográficos y publicaciones científicas, y el resultado es una visión de conjunto que revela un patrimonio denso, variado y cronológicamente amplio. Desde la Edad del Hierro hasta el siglo XX, pasando por épocas romana, tardoantigua y moderna, los restos incluyen monedas, fragmentos cerámicos, armas, monedas, columnas, anclas, cargamentos y estructuras navales de todas las épocas, muchos de ellos dispersos por toda la costa y otros claramente localizados y descritos.
El trabajo de Cruzado no descubre todos estos restos —muchos se conocían de manera aislada— pero sí los sitúa por primera vez en conjunto, creando una imagen precisa de su distribución y su potencial. Una imagen que muestra un litoral que ha sido navegado, fondeado, utilizado y habitado durante milenios, pero que hasta ahora no se había contemplado como un verdadero yacimiento arqueológico continuo.
Una "sorpresa" esperada
La magnitud de lo recopilado hasta ahora no deja de sorprender incluso a los propios investigadores. “La gran cantidad de elementos subacuáticos que están apareciendo, de hallazgos, de pecios que inicialmente eran muy escasos, ha sido una auténtica sorpresa”, reconoce Bermejo.
La realidad es que, “a poco que nos hemos puesto a rastrear la información y la documentación, ya tenemos un mapa muy complejo y muy rico de hallazgos”, dice Javier Bermejo, una constatación que ha obligado a replantear la visión que hasta ahora se tenía del litoral onubense, tradicionalmente relegado en los estudios de navegación antigua: “Huelva permanecía totalmente desconocida desde el punto de vista de su navegabilidad y de su arqueología marítima”, recuerda el investigador, que insiste en que este desconocimiento no solo afectaba a los investigadores del panorama nacional e internacional, sino que también había pasado desapercibido para la comunidad científica local.
La precarta sistematizada por los investigadores de la UHU es una invitación a seguir adelante, o, más bien, un punto de partida: “El litoral de Huelva se ha tratado como si aquí no hubiera pasado nadie nunca, como si no hubiera pasado ni un solo barco”, asegura Javier Bermejo, pero “es evidente que no es así, sino más bien todo lo contrario”.
Ahora “estamos sentando las primeras bases”, identificando una línea de investigación, analizando su potencial y los resultados “que nos permitirían plantear siguientes fases de trabajo”, algunas de las cuales ya están definidas, como por ejemplo la elaboración de una carta arqueológica formal, completa, que tome la documentación archivística existente y el trabajo de Cruzado como bases de conocimiento a las que se sumarán prospecciones subacuáticas con tecnología de última generación como apoyo científico, sin olvidar la colaboración de expertos, intervenciones selectivas ni, sobre todo, una voluntad clara de “comprender qué papel jugó Huelva”, la vetusta Onuba, en los intercambios marítimos del Mediterráneo y el Atlántico desde la más lejana antigüedad.
La futura carta arqueológica que impulsa el Grupo Vrbanitas no quiere quedarse en una herramienta técnica, sino que aspira a convertirse en un documento estratégico con el que se dé sentido a un litoral que ha sido clave durante milenios. En palabras del propio Bermejo: “Lo que estamos haciendo es llamar la atención sobre una línea de investigación que ha pasado desapercibida siempre, que ha estado carente de recursos y que debe iniciarse porque Huelva tiene mucho que aportar a nuestra historia a través de nuestro patrimonio sumergido”.
La carta arqueológica no será un mero listado de hallazgos, sino que pretende constituirse como un documento técnico y científico que permita localizar con precisión los restos sumergidos, planificar intervenciones, prevenir riesgos y proteger los yacimientos. Es “un proyecto ambicioso” que implicaría “visitar algunos de estos sitios, recabar más información y elaborar unas bases de datos más específicas”.
El despliegue tecnológico pasará por la utilización de herramientas como el sonar de barrido lateral, técnicas geofísicas, cartografía digital, SIG, robots acuáticos y herramientas de fotogrametría que permitan representar con precisión el fondo marino sin necesidad de excavaciones invasivas. Además, se recurrirá a fuentes archivísticas, documentación portuaria, informes de dragados y memorias de excavación: “La idea es sumar todo ese conocimiento” para construir una visión unificada y hasta ahora inexistente del patrimonio subacuático de la provincia.
Más de una veintena de especialistas en arqueología, geomorfología, geografía, historia antigua o restauración están involucrados en el proyecto
Sólo es el primer paso
El trabajo arqueológico que Vrbanitas propone a través de Atlantsudhis no parte de cero, pero sí de un vacío histórico. Huelva concentra siglos de navegación y de historia. Por sus rías y estuarios circularon fenicios, romanos, mercaderes medievales, naves portuguesas, galeones y buques de guerra, pero su historia está escrita a lo largo de todo el litoral. Atlantsudhis va más allá del mar, con un objetivo que se presenta aún más ambicioso: entender cómo ha evolucionado la relación entre el territorio, los ríos y el océano a lo largo de más de tres milenios.
“El proyecto —explica Bermejo— tiene un marco cronológico que va desde la protohistoria hasta la tardoantigüedad, y lo que busca es analizar de forma integrada la evolución geomorfológica, la ocupación del litoral y la configuración de los sistemas portuarios del arco atlántico suroccidental de la Península”.
La carta arqueológica subacuática es una de las piezas del puzle, pero no la única. El proyecto incluye líneas activas de investigación sobre paleoambientes costeros, configuración de paleorrías, asentamientos ribereños, estructuras portuarias antiguas, vías de comunicación y análisis cerámicos o paleoecológicos, todo ello con una clara vocación interdisciplinar, y por eso participan investigadores de universidades como Huelva, Sevilla, Cádiz o el Algarve, además del Ministerio de Cultura de Italia y otros centros europeos.
Más de una veintena de especialistas en arqueología, geomorfología, geografía, historia antigua o restauración están involucrados en un esfuerzo colectivo que pretende, por primera vez, dotar de una lectura territorial completa a toda la fachada atlántica onubense: el mar, el trazado de antiguas líneas de costa, los estuarios de los ríos como nodos de conexión, los lugares de ocupación continuada, las dinámicas de sedimentación y erosión que han alterado, desplazado o sepultado parte del pasado…
En este contexto, la carta arqueológica subacuática se convierte en la herramienta necesaria para conectar los datos que llegan desde tierra con los que empiezan a aflorar desde el fondo.
“Es el primer paso, y es clave”, resume Bermejo, convencido de que esta línea de trabajo, aunque incipiente, puede dar lugar a un salto de escala en la investigación. La intención del equipo es que la carta no se limite a un simple inventario, sino que sirva para generar nuevos proyectos, guiar decisiones administrativas y contribuir a la puesta en valor patrimonial de un litoral hasta ahora huérfano de este tipo de iniciativas.
“La línea de investigación está apenas esbozada, pero el potencial es enorme”, afirma el arqueólogo. Se necesitarán recursos, tiempo y continuidad, pero Bermejo cree que actualmente “se dan las condiciones” para que este trabajo trascienda lo académico y el mar onubense, siempre tan discreto, tan silencioso, empiece por fin a contar su historia.
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