El cadáver de Cristina presenta golpes y más de 15 cuchilladas
Los restos mortales de la víctima se hallan en la habitación de matrimonio
Junto a ella aparecen dos mangos de cuchillo, sin hoja
Cristina Marin fue asesinada el pasado 7 de julio en su domicilio de la calle Méndez Núñez de Lepe, un asunto de violencia de género por el que está en prisión preventiva su expareja, L.D.V., al que se le imputan inicialmente los delitos de homicidio y de quebrantamiento de condena (tenía una orden de alejamiento de la víctima que le obligaba a no acercarse a menos de 200 metros y le impedía comunicarse con ella).
Sobre parte de las actuaciones que investiga el Juzgado de Instrucción 5 de Ayamonte pesa todavía el secreto. No obstante, Huelva Información ha tenido acceso en exclusiva a la diligencia de inspección ocular y levantamiento del cadáver en la que se detallan algunos pormenores del crimen, entre ellos que la víctima -a expensas de los resultados de la autopsia- recibió varios golpes en la cara y al menos 15 puñaladas que acabaron con su vida.
La comisión judicial -conformada por la jueza instructora, la médico forense de guardia y la letrada de la Administración de Justicia- arribó a la escena del crimen pasadas las 13:00 de aquel sábado 7 de julio, en el número 12 de la calle Méndez Núñez de la localidad lepera.
Cuando accedieron a la vivienda, observaron cómo en el salón compartido con la cocina había "pisadas de sangre que se reparten por la estancia y que llegan hasta el dormitorio principal", ubicado al fondo a la derecha de la casa. Allí estaba Cristina Marin, de 24 años, ya cadáver y tumbada bocarriba en el suelo. Los médicos que intentaron reanimarla le habían cortado la camiseta, por lo que tenía "parches en varias zonas del cuerpo". Junto a su cabeza la comisión encontró "un mango negro de un cuchillo, sin la hoja".
La forense dictaminó en la inspección in situ que la joven ya estaba fallecida y que presentaba "tres heridas inciso contusas en el lateral del cuello izquierdo", a la altura del esternocleidomastoideo. Tanta violencia se desprende de estas lesiones que "dejan expuesto el plano muscular", se observa en el documento.
En la región externa del cuello, el cadáver de la mujer tenía otras dos lesiones inciso contusas "de mayor longitud" que las anteriormente descritas y, por encima de ellas, "otras cuatro lesiones que parece que penetran en tejido celular subcutáneo".
En relación a la región pectoral izquierda, el cuerpo de la asesinada evidenciaba otras cinco heridas inciso contusas (cuando la lesión es incisa y se produce magulladura y desgarro de los tejidos), amén de otras de carácter superficial, una herida "puntiforme" debajo de la mama y otra de la misma índole en la cara lateral del costado izquierdo.
Al retirarle el sujetador, la forense halló una tarjeta doblada y manchada de sangre de unos apartamentos con un número de teléfono apuntado.
Que las lesiones de la víctima estén en la zona izquierda de su cuerpo es indicativo de que el autor del crimen es diestro, como indican los expertos a este rotativo.
Los investigadores recogieron muestras de varios pelos que se hallaron sobre el muslo de Cristina Marin. Una vez que se procedió al levantamiento del cuerpo, apareció el mango de otro cuchillo.
La inspección ocular del cadáver concluyó además que la joven había sido golpeada: tenía "múltiples escoriaciones dispersas" por su rostro, especialmente en la zona izquierda, si bien también se hallaron lesiones del mismo tipo en la zona derecha del mentón y de la boca.
Más de dos horas duró esta diligencia, tal y como consta en el sumario del caso al que ha podido acceder este rotativo.
El minuto a minuto de la fuga del detenido
La fuga del L.D.V., de 32 años y en prisión provisional por el homicidio de Cristina Marin (madre de sus hijas), duró unas 32 horas. El encargado del sistema de riego de una conocida explotación agrícola dedicada al cultivo de berries situada en Tariquejo, entre los términos municipales de Cartaya y Villanueva de los Castillejos, fue quien el domingo 8 de julio avisó a la Guardia Civil, que consiguió detener allí al presunto autor del crimen. Pero los investigadores ya lo tenían prácticamente cercado, después de que la titular del Instrucción 5 de Ayamonte ordenara la intervención de su teléfono móvil. De hecho, al día siguiente de su detención la Policía Judicial de Huelva plasmaba en la diligencia de estudio de datos telefónicos el listado de llamadas realizadas por el sospechoso y la ubicación desde las que las efectuó. De ellas, según consta en el atestado policial al que ha accedido Huelva Información, se desprende que a las 8:42 del 7 de julio (la hora estimada del asesinato está en torno a las 8:00) L.D.V. ya se encontraba en la A-499, cerca de El Almendro. A las 9:09, el fugado estaba en las inmediaciones de San Bartolomé; mientras que a partir de las 9:16 del día de autos ya se le posiciona en el área ubicada entre San Bartolomé y la pedanía de Tariquejo, "zona donde permaneció oculto y finalmente fue detenido en la carretera HU-3401".
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