El cartel de Colombinas de 1930 y Pedro Gómez

Crónicas de otra Huelva

“Una figura de muchacha, choquerita legítima desde la punta de los pinreles a la sedosa melena”, sobre el fondo azul de la ría y un contraluz de Huelva “que se levanta riente y majestuosa”

Crónicas de otra Huelva: Un nuevo cuadro de Pedro Gómez

Cuadro del pintor Pedro Gómez con una escena de Huelva muy de la época.
Cuadro del pintor Pedro Gómez con una escena de Huelva muy de la época.
José Ponce Bernal / Felicidad Mendoza Ponce

22 de julio 2024 - 05:00

Blanqui-Azul nos hace protagonistas de un instante

Ponce Bernal era admirador de nuestro pintor destacado Pedro Gómez. En abril de 1929 le dedicó un artículo, que reprodujimos en Huelva Información en las primeras entregas, sobre un paisaje del Conquero. Pudimos comprobar su faceta de crítico de arte en artículos en los que daba cuenta de un amplio y rico bagaje cultural. El Ayuntamiento de Huelva encargó en 1930 el cartel anunciador de las fiestas veraniegas, las Colombinas y la Velada de la Cinta, a su prestigiado pintor. 

En el artículo, Blanqui-Azul describe con cuidadoso detalle la imagen que representa la proclama, la figura de una mujer, “una choquerita legítima”, su cara, su peinado, su vestido y lo destacado de su figura sobre el fondo azul de la ría con un contraluz imponente de la ciudad de Huelva. En su momento buscamos el cartel, por si se había conservado. No lo logramos. Ahora, a propósito de esta reproducción, hemos vuelto a intentarlo sin éxito.

Con la lectura del artículo y la somera descripción que hace del dibujo, casi podemos verlo. Al menos, somos capaces de imaginarlo. Si se conoce el estilo de Pedro Gómez, si se ha visto y admirado su obra, se logra imaginar el contenido del cartel de las fiestas de 1930 y su atractivo reclamo o, como él dice, la sencillez con la que fue concebido por el artista local.

Además, Ponce nos transporta a la Huelva de entonces y nos sumerge en la situación, en los comentarios de la gente, en las críticas de quienes no lo aprueban y en las observaciones entusiastas de los adeptos. Tal y como sigue ocurriendo en la actualidad. Es una verdadera delicia cómo nos sitúa en un punto cualquiera de la vieja Huelva, donde ya lucía el cartel y la gente se agolpa para curiosearlo. Nosotros nos acercamos también y hasta nos parece escuchar esas “alabanzas calurosas a la ejecución” de los curiosos. Nos hace protagonistas de un instante en la vida de la ciudad.

En algunos escaparates céntricos y en algunas esquinas de nuestras calles han sido fijados ya los carteles anunciadores de las próximas fiestas agosteñas y septembrinas. Destacan los colorines del dibujo, que obligan a prestar un poco de atención y a observar. El artista ha tenido gusto; dentro de la más graciosa sencillez impera un colorido acertado y un dibujo que está muy bien.

Ante los carteles de fiesta se agolpa el público. Es este el primer número de fiestas, que tiene la característica de hacerse sin que la Comisión organizadora de las mismas piense en él. El público, curioseando los programas murales –esos carteles descarados de grandes letras–, constituye un festejo más que invita al comentario del que un poco observador asiste a él.

Hay opiniones prodigadas, casi siempre encontradas. No falta el observador impertinente en exigencias que nada encuentra bien; por el contrario abundan más los que, más justos apreciando, encomian el dibujo y prodigan alabanzas calurosas a la ejecución. Y surge la discusión, que casi siempre trasciende a otros derroteros: un poco de bulla y la dispersión sin haber llegado a un acuerdo.

No falta el observador impertinente en exigencias que nada encuentra bien

A mí me ha gustado mucho el cartel de fiestas, obra de un artista local, de Pedro Gómez. Acertado, sobre todo por la sencillez con que concibió el boceto elegido por la Comisión organizadora. Una figura de muchacha –choquerita legítima desde la punta de los pinreles a la sedosa melena– en cuya cara, pizpireta y salada como las aguas del Odiel, los dos trazos de los ojos y el encendido del capullo de los labios resaltan: las dos crenchas del cabello negro ofrecen también un contraste acertado con el rosa de la carne y el vivo verde del traje. Al fondo el azul de la ría y un contraluz de Huelva que se levanta riente y majestuosa como pregonando la solemnidad de nuestra fiestas conmemorativas.

Así es el cartel de fiestas. Ante él se ha dado el primer número fuera precisamente de programa. El ciudadano descontentadizo no ha logrado ponerse de acuerdo con el sensato apreciando… Repetido el hecho, pero siempre con alguna faceta de originalidad.

Blanqui-Azul. Diario de Huelva, 30-07-1930.

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