La sanidad experimenta algunos avances
Reivindicaciones
Las mejoras palpables hasta ahora son la unidad de ictus y la atención a los infartados
Huelva/La situación vivida en los dos últimos años en Huelva es resultado de movimientos reivindicativos gestados con anterioridad. La provincia, en furgón de cola andaluza en cuanto a la asistencia sanitaria, padeció como nadie los recortes con los que se confirmó ese refrán que dice Al perro flaco...
Pero Huelva no se encontraba sola. A algo más de 300 kilómetros, se estaba gestando un movimiento que sorprendió incluso a nivel nacional y que partía también de la oposición a la idea de la unificación de dos hospitales. En Granada había nacido un movimiento liderado por un carismático médico:Jesús Candel Spiriman. Las ondas de las masivas manifestaciones allí vividas repercutieron también de algunas manera, en las organizadas por Huelva, por una sanidad digna. De hecho, Spiriman participó en una de ellas en marzo de 2017.
Digno es de subrayar la evolución de los responsables sanitarios de la provincia. En un principio tanto las reivindicaciones sindicales como las masivas manifestaciones fueron recibidas con una enorme arrogancia acusando a estas últimas, de estar motivadas por oscuros motivos. SAS-Huelva negaba una y otra vez, que la asistencia sanitaria precisara de mejoras.
El siguiente paso fue admitir esa necesidad pero añadiendo que todo el programa de avances respondía a proyectos previos de la consejería y no como el resultado de las reivindicaciones. Lo cierto es que cierta parte de los recursos se han activado en estos dos últimos años.
En asistencia hospitalaria quizá lo más destacado por el momento, sea la puesta en marcha de la unidad de ictus en el Juan Ramón Jiménez que está activa desde agosto. Tiene solo la pega de que no puede atender a aquellos pacientes que precisen de una trombectomía que deben ser trasladados a Sevilla. Asimismo se ha mejorado la atención a los infartados, se está creando una unidad de cuidados intermedios y aún sigue pendiente la mejora de la atención en Urgencias que sigue siendo una prueba de fuego para los usuarios.
En el Infanta Elena por otro lado, se ha hecho una ampliación del bloque quirúrgico. Quedan pendientes entre otras cosas, dar consistencia a unidades que prácticamente son fantasmas como la de cirugía maxilofacial y terminar el proceso de desfusión que mantiene intercambiados a trabajadores de los dos hospitales mientras que algunas unidades siguen funcionando como una sola. No es por lo tanto exagerado, decir que en tan solo dos años se han tomado más iniciativas que en las dos décadas anteriores en las que a nivel hospitalario solo se puede destacar como hito importante, el hecho de que la radioterapia pueda recibirse en el Juan Ramón Jiménez en vez de en Sevilla y la mejora en las condiciones para los pacientes de diálisis.
Responsabilidades
A nivel de responsabilidades, la situación es muy distinta a nivel onubense y a nivel andaluz. En el primero de los casos, la crisis ha mantenido a todos los cargos a excepción del gerente del Complejo Hospitalario. En Andalucía las cosas han sido muy diferentes. En cuatro años ha habido tres consejeros de Salud y una cuarta, María Jesús Montero, que fue quien diseñó las líneas genéricas del SAS para los años de la crisis. A ella le siguió María José Sánchez, consejera voluntariosa a la que le sucedió Aquilino Alonso, de carácter pusilánime y escurridizo. Éste a su vez fue sustituido por la actual consejera en funciones, Marina Álvarez que, por fin, pareció haber llegado con las ideas muy claras.
La convulsa situación de la sanidad andaluza, en especial en Granada y Huelva, también se llevó a José Manuel Aranda como gerente del SAS que fue sustituido por Mariano Marín. Medio año después ocupó el cargo Francisca Antón.
Respecto a los Chares, este año se han cumplido ya 15 años de la presentación de los proyectos para los tres centros de los que deben disponer la provincia. El más avanzado, el de Lepe, fue víctima de una más de las típicas y estériles confrontaciones políticas respecto a las competencias para hacer los accesos desde la autovía, lo que finalmente asumió el Ministerio de Fomento. Su titular Íñigo de la Serna en aquel entonces visitó el lugar.
La situación de los hospitales ha consumido buena parte de las fuerzas de los sindicatos y de la ya asociación Huelva, por una sanidad digna. La vigilancia del proceso de desfusión y las medidas que el SASiba tomando en cuanto a nuevas prestaciones no dejaban ver las carencias que se están dando en la Atención Primaria. Eso es lo que, siguiendo el rastro abierto en Málaga, también se ha producido en Huelva:la aparición de un grupo denominado Basta Ya que ha hecho de su demanda de 10 minutos por paciente, la bandera de una serie de reivindicaciones que consideran absolutamente necesarias para realizar una función asistencial decente. Junto al Sindicato Médico están realizando una serie de movilizaciones en las que se han incluido varias jornadas de huelga que han tenido un elevado seguimiento. La respuesta del SAS ha sido por el momento, la contratación de 26 médicos, lo que se considera muy escaso por el SM y Basta Ya.
Estos dos últimos años también han visto el cierre definitivo del Hospital Blanca Paloma al no renovarse la concertación de la Consejería de Salud con la Empresa Pascual. Queda por saber además, si la crisis de estos años ha traído como resultado el avance de la sanidad privada que, desde luego, es un hecho. En Lepe, Pascual abrió tras varios años a la espera, su Hospital Virgen de la Bella de Lepe mientras que en la capital tanto Los Naranjos como el Costa de la Luz ampliaron sus instalaciones. Y eso sin contar la proliferación de consultas de todas las especialidades que anudan sobre todo por el centro de la capital.
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