Cierra la mítica frutería 'El Pelao' de Las Colonias, la más antigua de Huelva: el negocio echa el cierre tras 62 años
“La primera frutería de Huelva fue la de mi padre”, afirmaba Pepe con orgullo a este periódico. Eran otros tiempos en los que “la gente esperaba en la puerta y a las 12:00 ya estaba todo vendido”
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Ubicada en el barrio de Las Colonias, todo aquel que entraba en la icónica frutería El Pelao podía leer en un cartel el año de su fundación: 1963. Por aquel entonces, era el padre de Pepe Castilla el que estableció el negocio. Después, fue él mismo el que se ha llevado 44 años despachando frutas y hortalizas a los vecinos de la zona, aunque ya con 8 años cuenta que “vendía rábanos por las tabernas”.
“La primera frutería de Huelva fue la de mi padre”, afirmaba Pepe con orgullo a este periódico. Eran otros tiempos en los que “la gente esperaba en la puerta y a las 12:00 ya estaba todo vendido”. Algo que recientemente solo ha presenciado de manera similar durante la pandemia. “Es cuando más se ha vendió, fue un boom porque la gente tenía miedo de ir al supermercado y hacía cola para comprar aquí”, contaba Pepe, asegurando que vendían el triple. “Después nos hemos estado manteniendo”, pues en los primeros años del local “se vendía en un día lo que hoy no se vende en todo el mes”.
Así y todo, este señero comercio ha permanecido abierto pese a los vaivenes del tiempo durante más de 62 años. Ahora, después de un largo recorrido en la capital junto a los vecinos de la barriada de Las Colonias, el negocio echa el cierre por jubilación. Así, el pasado 25 de marzo se podía ver en una publicación compartida en redes sociales cómo los propietarios hacían pública la venta del local. "Se vende local comercial (Frutería el pelao) en activo por jubilación, en avenida Cristóbal Colón N°134 (Las Colonias), Huelva. Medidas aproximadas: 58 m2, nuevo en perfecto estado, para entrar".
Sin embargo, Pepe no dejará de estar ligado a la fruta. Su vida de jubilado no se alejará demasiado del que ha sido toda la vida su oficio. Él abandona la ciudad para irse al campo, a su huerto de Villanueva de los Castillejos, donde seguirá sembrando y cosechando, ya para consumo propio y sin obligaciones.
En su barriada mientras tanto, tendrán que acostumbrarse a ver la mítica frutería cerrada, dejando un vacío entre quienes han sido parte de este señero negocio que ahora cierra las puertas pero cuya historia vivirá para siempre en el recuerdo de todos los que lo conocieron.
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