La ciudad de Huelva ante el reto de definir su legado para la próxima generación
Especial 40 aniversario de Huelva Información | Análisis
La capital verde del sur de Europa, como la define la alcaldesa Pilar Miranda, afronta un futuro de transformación sostenible, moderno y habitable
Huelva, ante los años más importantes para su desarrollo
LA década actual va a ser determinante también para el futuro de Huelva como ciudad. En estos momentos hay en marcha una significativa transformación de la trama urbana encaminada al modelo europeo que prima el protagonismo de las personas, la sostenibilidad y la habitabilidad, ofreciendo a sus vecinos un entorno accesible, cómodo y moderno.
El anterior alcalde, Gabriel Cruz, hablaba de ciudad amable, en cuyo diseño primara la proporción de calidad de vida a sus vecinos y visitantes. La actual regidora, Pilar Miranda, ha tomado el testigo con la intención de hacer de Huelva una capital verde. En la práctica, ese nuevo diseño urbano se está traduciendo en la preservación del centro como espacio peatonal que resalte la monumentalidad de algunas de sus zonas más preciadas por los onubenses, como la Plaza de las Monjas, la Plaza de San Pedro o la Plaza de la Merced, y que permita reforzar la condición de una ciudad mediana para disfrutar en sus calles y que invite a conocerla y a querer regresar e incluso instalarse en ella para vivir.
Ese modelo casaría perfectamente con el objetivo del Gobierno local actual, y viejo anhelo onubense, de recuperar la población perdida en los últimos años y alcanzar la barrera de los 150.000 habitantes. La cifra llegó a rozarse casi con los dedos, con todo lo que ellos supone de ingresos extras en el reparto de impuestos del Estado, pero sigue quedando lejos ahora después de una década de pérdidas sostenidas.
Frente a ese propósito, la pujanza del cinturón metropolitano, sobre todo Aljaraque, el municipio onubense con mayor proyección en los próximos años, obliga a emprender acciones ambiciosas que lleven a Huelva a subrayar al mismo tiempo su capitalidad frente a la provincia.
En ese cometido, el aumento de la oferta residencial será determinante en los próximos años, que parece vendrán acompañados del crecimiento en el empleo que se prevé con la nueva revolución industrial que suponen los proyectos energéticos en marcha en la propia capital y en la vecina Palos de la Frontera.
A las islas de suelo aún pendientes de urbanizar en distintos puntos de la ciudad se suma la que debe ser gran zona de expansión, como fue proyectada hace 25 años, el Ensanche Sur. O la reactivación, con el Ayuntamiento actual, del plan de Montija, que abriría el frente urbano del este.
Pero la urbanización y futura construcción del Ensanche Sur no sólo se reflejará en un mayor número de viviendas, sino en la implantación de nuevos servicios, como la Ciudad de la Justicia, que también esta década debe ser una realidad para descongestionar las instalaciones actuales.
A falta de que termine la revisión del Plan General de Ordenación Urbana respecto al vigente de 1999, parece haber consenso en que el diseño de la Huelva del futuro debe incluir una mayor dotación de infraestructuras. En transporte, frente al aislamiento actual, la llegada de la alta velocidad ferroviaria es obligada para garantizar el desarrollo deseado en todos los ámbitos, que también debe venir de la mano del aeropuerto privado que espera el permiso para su construcción o la necesaria autovía con Extremadura. Aunque de forma aún más directa para los vecinos onubenses debería beneficiar la construcción de un nuevo puente sobre el Odiel para descongestionar el tráfico que cada años crece más hacia Aljaraque y los núcleos playeros.
Otra cosa son los equipamientos propios de la ciudad. Entre ellos, los directamente vinculados al sector turístico representan una necesidad en aumento, como un nuevo centro de congresos y un mayor número de camas hoteleras que permitan a Huelva crecer en el segmento de celebración de eventos, para el que compite con otras ciudades en inferioridad por tener limitado el acceso a foros de gran envergadura, al margen de las ya extremas dificultades de transporte para los visitantes.
En esta línea, los onubenses hace años que reclaman una mayor número de dotaciones culturales que permitan tener acceso a diversas manifestaciones que en la actualidad quedan también condicionadas por la ausencia de sedes adecuadas en la ciudad.
Encima de la mesa están los proyectos de Museo de Bellas Artes en el edificio del Banco de España, y del Museo de Arqueología, que acaparará el actual edificio de la Alameda Sundheim. Y aún así, pendientes de que se inicien las obras en los próximos meses, la demanda de espacios expositivos sigue viva, especialmente en el caso del pasado histórico de la ciudad, que aspira a reclamar su peso en el mítico Tartesos, pero sin un proyecto que pueda competir ante el empuje de otros puntos de Andalucía y Extremadura con grandes investigaciones en marcha.
Ya es un hecho la anulación del proyecto urbanístico previsto en el cabezo de La Joya, bastión tartésico en la capital. En los próximos meses tocará decidir qué se va a hacer con este enclave en su vertiente histórica pero también en la paisajística, después de una sentencia del TSJA que abre las puertas a la valoración de los cabezos como emblema natural onubense a conservar frente a los avances del ladrillo.
En marcha está en estos momentos el proyecto que va a recuperar la travesía del Conquero como zona de paso para peatones, en el excepcional balcón a la ría con que cuenta la capital. Y parece que no quedará ahí, también por la rehabilitación de las laderas del cabezo y de la Fuente Vieja, antiguo acueducto romano que asoma a sus faldas.
Será un reto para esa ciudad verde que se pretende la reivindicación del monumento natural, que tiene la máxima expresión en el Parque Moret, que sigue avanzando en su papel de gran pulmón verde onubense, quizá en los próximos años con satélites en la zona centro como La Joya, Roma o Mondaca.
Junto al patrimonio natural, también el monumental, por muy corto que sea, lleva a trazar planes que eviten la pérdida de la arquitectura que definió la ciudad de Huelva en los últimos 150 años.
Todos esos elementos confluyen irremediablemente en la definición de la Huelva que dejaremos a las próximas generaciones. Con el cometido, además, de no perder sus señas de identidad, que son las que construyen lugares comunes, como se ha visto en la reciente pérdida de una palmera que era mucho más que un solitario árbol para los onubenses. Y en eso, como en tanto, hay que ser de Huelva para entenderlo.
Puerto y ciudad se unen en la nueva modernidad con el muelle de levante
El desarrollo de Huelva en los próximos años pasa por ese feliz encuentro entre el Puerto y la ciudad propiciado en los últimos años y que tendrá su máxima expresión en la rehabilitación del Muelle de Levante, a través del que el casco urbano se asomará directamente a la Ría. Ya está en marcha uno de los grandes proyectos para modernizar la capital onubense, gracias a una ambiciosa actuación impulsada por la Autoridad Portuaria para dotar a Huelva de un equipamiento sin precedentes. Ya es una realidad la marina que a primeros de 2024 se inaugurará con los primeros atraques de barcos en plena urbe. Y en apenas dos años se espera también el inicio de las obras que empiece a urbanizar todo el espacio, con el soterramiento de la Avenida de Hispanoamérica para integrar el parque Alcalde Juan Ceada y el Muelle de Levante. Se contempla la opción de levantar una gran torre con hotel, oficinas y centro de congresos, grandes zonas de restauración y ocio y más dotaciones que eleven el estatus de esta ciudad más cómoda y más verde en ciernes. El futuro empieza aquí.
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