Las colonias escolares y su plausible labor en beneficio de los niños onubenses más necesitados

Crónicas de otra Huelva

Ponce Bernal reclama aportaciones a las clases adineradas, única manera de extender la empresa bienhechora a las zonas sociales que la reclaman y dar un brillante ejemplo a los más humildes

Ponce cree que el problema de la mendicidad en Huelva hace indispensable aunar los esfuerzos de los poderes públicos y de las sociedades benéficas

Imagen de archivo de niños de Huelva en una actividad de jardinería.
Imagen de archivo de niños de Huelva en una actividad de jardinería. / Cedida
José Ponce Bernal / Felicidad Mendoza

03 de marzo 2025 - 05:00

La infancia

Una llamada a la reflexión

Ponce Bernal removía las conciencias y provocaba reacciones sobre los problemas que padecía la sociedad onubense en ese momento. Hemos leído cómo provoca la reacción de la Asociación Amigos del Niño y también la del Gobierno Civil contra la mendicidad, con medidas para evitar la explotación infantil, coincidiendo con las aspiraciones de la propia asociación.

Los niños son víctimas inocentes en situaciones como las descritas en los dos artículos anteriores. En el de hoy resalta el fin altruista de las Colonias Escolares, que proporcionan a los niños una oportunidad para acceder a la salud y al bienestar fuera de su entorno habitual, en lugares como la playa, y así obtener beneficios físicos y emocionales. Pero menciona un "indudable estancamiento" en el funcionamiento de estas organizaciones en Huelva. A pesar de los esfuerzos realizados, no se alcanza el nivel de desarrollo que sería deseable, lo que se interpreta como una oportunidad perdida para beneficiar a todos los niños humildes de Huelva. Por ello, hace una llamada a la reflexión, sugiriendo que el acto de contribuir a la causa no es solo un deber, sino una oportunidad para hacer una "admirable labor en beneficio de los niños pobres". La imagen conmovedora de las "caravanas infantiles" que parten hacia la playa refuerza la urgencia y la nobleza de la causa. No solo resalta la necesidad de apoyo económico, sino que también hace un llamamiento moral y ético y destaca que la falta de acción podría ser vista como una omisión frente a una obra de gran trascendencia para la infancia más vulnerable.

Como es habitual en su estilo, Blanqui-Azul utiliza un tono persuasivo y apelativo para emocionar a los lectores. Al mencionar ese "conmovedor espectáculo" apela a la empatía de los ciudadanos para que imaginen el impacto positivo que las Colonias pueden tener en las vidas de los niños necesitados.

La intención implícita se dirige a toda la sociedad onubense. Fiel a su espíritu idealista y pragmático a la vez, la obra se presenta como un proyecto lleno de buenas intenciones, una causa noble, emocionante, en la esperanza de que lograría su objetivo: la movilización de todos los sectores de la sociedad para que se convierta en una realidad tangible para los niños necesitados.

A pesar de los avances, la desigualdad económica y social sigue existiendo en muchas partes del mundo, y la pobreza infantil es un problema en numerosas comunidades. Aunque las políticas sociales y programas de bienestar han mejorado, muchos niños siguen enfrentando condiciones de vida precarias que afectan su salud, educación y bienestar emocional. Hoy afrontamos situaciones de crisis económica, refugiados, inmigración y situaciones de vulnerabilidad social que afectan a muchos niños. Ofrecer a familias vulnerables espacios que favorezcan el desarrollo físico y psicológico de sus hijos es una obligación moral del conjunto de la sociedad.

Está en plena función la organización de las Colonias Escolares de este verano, y es el momento de poner de relieve sobre el plano de la actualidad la enorme importancia de esta obra a favor de la infancia. Es una labor que cuenta con la simpatía y el aplauso de todos.

Pero no bastan estos estímulos morales para que la obra de las Colonias Escolares alcance en Huelva el necesario desenvolvimiento y pueda llegar a todos los niños necesitados. Hace falta, además, la aportación generosa de las familias pudientes, única manera de extender la empresa bienhechora a las zonas sociales que la reclaman.

Las Colonias se costean con la cantidad presupuestada por el Ayuntamiento, con la subvención –cuando la hay- del Estado y con los donativos particulares. En realidad, todas estas aportaciones no son lo bastante copiosas para que Huelva quede satisfecha de haber cumplido generosamente con la infancia. Hay que hacer algo más si se quiere dar un brillante ejemplo de amor a los niños humildes.

Diario de Huelva, 31 de julio de 1930.
Diario de Huelva, 31 de julio de 1930.

Existe un indudable estancamiento en la organización de la Colonia escolar onubense. La nobilísima institución no se desarrolla aquí en términos verdaderamente halagüeños. Hay que hacer más, mucho más para que constituya una realidad merecedora de todo aplauso: para que llegue al ideal. Y el ideal consiste en que ningún niño necesitado se quede sin recibir los beneficios de tan generosa empresa.

Llamamos la atención de las clases adineradas sobre la hermosa labor de las Colonias Escolares para estimular su desprendimiento en favor de los niños. Y creemos que si algunas personas pudientes no contribuyen como debieran es porque no han pensado en lo que esta obra significa, ni han presenciado nunca el conmovedor espectáculo de esas caravanas infantiles que salen alegremente en busca de salud y de vida en la playa, junto al mar.

Nadie debe regatear su concurso al mejor desarrollo de las Colonias Escolares. Piensen todos los onubenses que con un mínimo esfuerzo pueden hacer una admirable labor en beneficio de los niños pobres.

BLANQUI-AZUL

Diario de Huelva, 31 de julio de 1930

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