Desde el corazón de la tierra
José rodríguez pérez
Directivo del Bar Sindicato
"Del pueblo me gusta todo, pero está muerto desde que terminó el trabajo en las minas". Hace una década ya que Pepe Rodríguez se jubiló por el estatuto del minero y este isleño de cuna, pero hijo adoptivo de Riotinto, pasa los días entre las tertulias del Bar Sindicato, siendo directivo de una sociedad de la que forman parte más de 450 vecinos de la localidad. Allí se reúnen, en el centro del pueblo, entre partidas de dominó, la charla y la emoción puesta en la pantalla cuando el fútbol llama y se convoca la afición en fiesta.
Con mirada de veterano disfrutó Pepe -acompañado de su esposa María García Puig y de su familia- de la película de Antonio Cuadri, El Corazón de la tierra, basada en la novela del onubense Juan Cobos Wilkins, arrancando recuerdos de las minas y el latido de una vida transcurrida en ese paisaje y textura, ahora con la distancia del tiempo.
Más de cuarenta años trabajó este hombre en la mina. Primero fue camarero en el bar de Eugenio y después, en honor a sus orígenes, montó el bar Isleño II, que luego dejó a su hijo, porque Pepe tuvo nueve hijos y ahora cuenta nada más y nada menos que con 19 nietos, de todas las edades.
José Rodríguez Pérez (Isla Cristina, 1934) empezó a trabajar de pinche con 14 años en la Corta Atalaya. Luego hizo funciones de telefonista, cajero, en los almacenes generales, despachando en Talleres Minas, de maquinista en la excavadora, de fogonero... y un largo etcétera. "Ya no me acuerdo -dice- ni en los sitios que trabajé". El camino de la memoria lleva al isleño a una vida de dedicación al trabajo y la familia.
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