Una corona para la Virgen

En el 90 Aniversario. Este año se conmemora de manera especial la coronación canónica de la Virgen del Rocío en la romería de 1919 por el cardenal Almaraz

El cardenal Almaraz y Santos, en el momento de coronar la Virgen del Rocío, el 8 de junio de 1919.

29 de mayo 2009 - 01:00

EL lunes siguiente al de Pentecostés, el 8 de junio, se conmemora el noventa aniversario de la coronación canónica de Nuestra Señora del Rocío por cardenal arzobispo de Sevilla Almaraz y Santos. Constituiría el primero de los grandes acontecimientos que tendrían lugar en El Rocío del siglo XX y que culminaría en 1993 con la visita del Papa Juan Pablo II, tras haberse levantado su nuevo santuario dentro del impulso dado a esta devoción con la creación de la Diócesis con su primer obispo, monseñor Cantero Cuadrado.

La crónica de la coronación canónica es una crónica hermosa, en la que se puede ver el cariño hacia la Blanca Paloma que iniciara el canónigo de la catedral de Sevilla, el hinojero Juan Francisco Muñoz y Pabón. Insigne rociero que nos dejó para siempre esas sevillanas de "la Virgen del Rocío no es obra humana, que bajo del cielo una mañana...", que gusta escuchar en actos tan rocieros como en la misa pontificia del Domingo de Pentecostés.

Muñoz y Pabón exaltaba "El Rocío, costumbre; el Rocío, institución; el Rocío, carreta de Simpecado... el Rocío, tamboril y dulzaina... El Rocío, promesa y El Rocío, exvoto... El Rocío, peregrinación a pie y El Rocío, penitencia... El Rocío, rosario y sermón que no se oye, porque los vivas son más elocuentes que los razonamientos... El Rocío, procesión, que ha menester para desenvolverse, y aún así le viene estrecha, toda la inmensidad de la marisma... ¡Todo esto es lo que yo quisiera que se declarase monumento nacional! -esto es: intangible- para que los venideros lo heredasen, tal y como nosotros lo hemos recibido".

Así movía a todos, porque estaba convencido de que "¡El Rocío es el más expresivo grito de fe y el más apasionado llanto de amor a María Santísima, que sale de toda esta Andalucía durante todo el año!".

El quería que se cantara la coplilla que aprendió de niño: La Virgen del Rocío,/ Blanca Paloma,/ ha estrenado este año/ manto y corona".

Pues sí se convertiría en realidad este deseo con la adhesión de otros muchos, el alcalde de Almonte, Juan Acevedo; el párroco de Almonte, Manuel Márquez; el presidente de la hermandad, José Villa; la camarista Ana Valladolid. Así como personalidades como Manuel Siurot, que publicó en 1918 su crónica del Rocío a beneficio de la coronación canónica, o Ignacio de Cepeda Soldán, que editó la de la coronación de Nuestra Señora del Rocío en 1923.

Benedicto XV concedió el 8 de septiembre de 1918 la coronación canónica de Nuestra Señora del Rocío; en la Archidiócesis de Sevilla hasta ese momento sólo se habían coronado la de los Reyes, en Sevilla, y los Milagros, en el Puerto de Santa María.

Se hizo la corona y se la encargó al joyero de la catedral de Sevilla, Ricardo Espinosa de los Monteros; se hizo con las monedas de oro y del oro de joyas donadas, agregándose por compra el que fue preciso. Lleva la corona 240 brillantes, 14 esmeraldas, 38 rubíes, tres topacios, tres zafiros, cinco perlas grandes y profusión de diamantes y perlas pequeñas; también se formó un hermoso rostrillo cincelado sembrado de piedras.

Se vivió un Rocío muy especial, con el cardenal presidiendo los actos, la entrada de las hermandades desde el balcón de la ermita donde se colocó el Simpecado, o la misa de la víspera. A las cinco de la mañana del domingo 8 de junio la Virgen salía hacia El Real, la portaban los curas de Almonte, Manuel Márquez; el de Carrión, Elías Domínguez; el de Castilleja del Campo, Felipe Rodríguez; el de la Palma, José Aguilar; así como el presidente de la Matriz, José Villa Báñez; el alcalde Antonio Acevedo; Manuel Siurot y Valentín López, a los que se fueron sumando "cuantos romeros encontraban a su paso".

Allí, en El Real, en altar donde se celebró la misa el cardenal Almaraz colocó las coronas al Niño y a la Virgen del Rocío con las palabras del ritual: "Así como te coronamos en la tierra, merezcamos por tu intercesión ser coronados en el Cielo...". Ahora se celebran los 90 años.

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