Psicología y Salud: El coste de estar preocupados constantemente

Todo está en tí

Nos cuestionamos cómo conseguir lo que nos proponemos y, una vez logrado, le damos más vueltas por el miedo a perder lo que hemos alcanzado

Psicología y Salud: La ira, la mala gestión del enfado

El coste de estar preocupados constatemente / H.I.
Emma García

05 de noviembre 2023 - 05:00

Huelva/Estamos continuamente preocupados por todo, por pagar la hipoteca, por los objetivos en el trabajo, por nuestros hijos, por el coche, por las relaciones de amigos, porque quiero una pareja si no la tengo y por mi pareja si la tengo… un sinfín. Toda la vida con presión buscando cumplir unos objetivos y expectativas que continuamente nos quitan la paz. Nos preocupamos contantemente por conseguir lo que nos proponemos pero una vez que lo hemos conseguido nos volvemos a preocupar por miedo a perderlos y también al descubrir que lo que nos preocupaba lo hemos conseguido seguimos con un vacío interior que no nos da paz.

Este mecanismo de estar dándole vueltas a todo se aprende en edades tempranas. Vamos aprendiendo a sentir nuestro valor personal según consigamos objetivos y metas. Vamos creando una necesidad de sentirnos constantemente preocupados, de estar continuamente creyendo que van a venir cosas malas y que pasara lo peor, creyendo la utilidad de estar pensando en lo malo que podría venir ya que así estaría preparado y podre responder mejor a la tragedia que puede venir.

Una preocupación es patológica cuando se repiten demasiado y cuando el problema que tenemos en nuestra mente es muy poco probable.

Los efectos de estar continuamente preocupados tiene consecuencias negativas tanto a nivel físico como emocional. A nivel emocional ansiedad, depresión, una necesidad constante de tener el control de todo, el querer hacerlo todo muy bien ese perfeccionismo..es agotador y sin fin. A nivel físico insomnio, fatiga crónica, problemas de hipertensión, problemas cardiovasculares, entre otros. La persona al estar en alerta continuamente el sistema nervioso simpático lo tiene sobreactivado, esto activa las hormonas del estrés las cuales nos impiden estar en paz.

De este patrón de pensamiento, puede acabar en una ansiedad generalizada estas personas se preocupan extremadamente sintiéndose muy nerviosas cuando la causa no es para tanto. Para el diagnostico de un trastorno de ansiedad generalizada tiene que haber una frecuencia de meses y hasta años.

Las estrategias que podemos aprender en terapia para manejar el exceso de preocupación son las siguientes: la forma de ver las situaciones desde una manera mas neutral y no desde la distorsión. Aprender aceptar que no siempre tenemos el control de las cosas de la vida, no dependen de ti y que si depende de ti; modificar pensamientos que nos generan pánico para ayudarle a tener otros más adaptativos; manejar el estrés con técnicas cada vez más frecuentes como el mindfulness, relajación, aprender a respirar para bajar dicha ansiedad; aprender a evitar el estrés innecesario de muchas cosas, por ejemplo, temas como la política suelen ser un foco de estrés y estar sobrecargado por querer atender y ser el “salvador” de todo el mundo; rodearte de personas con las sueles discutir, evita si puedes esos contactos; y aprender a vivir con el ancla de aquí y en el ahora, viviendo en el día a día aun que tengas objetivos a medio y largo plazo.

Como todo comportamiento, hábito que se aprende se desaprende. El estar continuamente preocupado es una forma mal aprendida para gestionar nuestro día a día.

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