El Covid en Huelva cinco años después: "Su evolución ha cambiado radicalmente", según los expertos
El jefe de Neumología del hospital Juan Ramón Jiménez, Roberto del Pozo, observa que el comportamiento del coronavirus tiene más que ver "con descompensaciones de patologías previas" que con las insuficiencias respiratorias de los comienzos
La enfermera responsable del servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública, Mariam Pérez, destaca "lo vital" que ha sido la vacunación para alejar los peligros de un virus que se ha cobrado casi 600 vidas en Huelva a lo largo de un lustro

Cinco años se cumplen desde que se perdieron los besos y los abrazos. 2020 fue el año en el que las calles de Huelva amanecían silenciosas y vacías, en el que las mascarillas -un complemento más del atuendo de las personas- escondían cualquier gesto de alegría o tristeza de los onubenses y en el que la sociedad aplaudía, por vez primera, el coraje y la fortaleza de unos profesionales sanitarios que, lejos de amedrentarse por un virus desconocido, se desvivían por salvar las vidas de los pacientes.
No se había terminado de despertar el año 2020 cuando la Covid-19 comenzó a infectar a la población. Semanas después de los primeros casos confirmados en el mundo, el Gobierno de España decretó el estado de alarma -el 14 de marzo- y los españoles tuvieron que refugiarse en sus hogares durante cuarenta días.
El primer positivo por coronavirus en Huelva se remonta al 3 de febrero, según confirmase el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), si bien en aquel momento la provincia no tenía evidencias siquiera de que el virus estuviese rondando por el territorio. Fue a partir de ahí cuando comenzó un goteo constante de casos confirmados, de los que muchos tuvieron pronósticos muy desfavorables. Hasta el punto de que la Covid-19 se ha cobrado 598 vidas en la provincia y ha obligado a ingresar a 5.641 pacientes.
La evolución de la enfermedad ha cambiado "radicalmente"
El escenario es bien distinto cuando se cumplen cinco años del comienzo de la propagación del virus por el territorio onubense. "La evolución de la enfermedad ha cambiado de forma radical", subraya a este periódico el jefe de Neumología del hospital Juan Ramón Jiménez, Roberto del Pozo, quien explica que el comportamiento del virus se asemeja más "a la descompensación de patologías previas, de forma similar a lo que ocurre con la gripe u otras infecciones respiratorias, que a la insuficiencia respiratoria grave que observábamos en los primeros meses de la crisis sanitaria". Eso sí, a diferencia del proceso gripal, "la covid-19 no es estacional, pues las personas se siguen infectando a lo largo del año".
Sobre las manifestaciones clínicas del virus, el especialista atisba "una semejanza" con el resto de enfermedades respiratorias comunes, "con síntomas como la fiebre, la tos o la dificultad para respirar, aunque ello rara vez conduce a una insuficiencia respiratoria grave". De hecho, prosigue del Pozo, las hospitalizaciones suelen obedecer "a descompensaciones de comorbilidades existentes, como cardiopatías o enfermedades pulmonares crónicas, que tienden a agravarse en invierno". Casos en los que la causa principal de la hospitalización "no es tanto la infección por Covid-19, sino la exacerbación de la enfermedad base del paciente en cuestión".
En lo que se refiere a la prevalencia de la enfermedad, los datos indican una reducción significativa en los casos detectados, "cercana al 65% a nivel mundial respecto al semestre anterior", indica la enfermera responsable del servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública, Marian Pérez. También, por consiguiente, "el número de pacientes que terminan ingresando como consecuencia del virus ha disminuido drásticamente", añade la sanitaria, que lo achaca "a la efectividad de los programas de vacunación", que reducen la vulnerabilidad de la población.
La vacunación, el mejor arma contra el virus
Para Pérez ha sido vital "la planificación, la formación y la información en vacunación para avanzar en este contexto", expone, antes de indicar que, "a nivel mundial, más del 60% de las personas ha recibido una dosis de refuerzo". "Es fundamental que la población sea consciente de que la Covid-19 sigue presente y que convive con nosotros", recuerda la enfermera, quien destaca también que, desde el hospital Juan Ramón Jiménez, se han implementado planes de colaboración entre asistencia primaria y hospitalaria "para vacunar a pacientes que acuden a intervenciones quirúrgicas, consultas o pruebas diagnósticas ampliando así la cobertura de la campaña". Al fin y al cabo, "mantener los calendarios de vacunación es fundamental para seguir con esta evolución positiva y prevenir futuros problemas, ya no solo con el coronavirus, sino también con otros virus como la gripe".
La determinación con la que se ha impuesto la vacunación como herramienta para combatir la Covid-19 evidencia el protagonismo adquirido por la prevención. Precisamente, coinciden ambos especialistas, "uno de los cambios significativos que hemos observado es la percepción del uso de mascarillas en espacios cerrados en las épocas de alta incidencia de infecciones respiratorias". Antes de la pandemia era "raro" toparse con alguien con mascarilla, "pero hoy en día los pacientes frágiles, los sanitarios y las personas con sintomatología de enfermedades víricas adoptan esta práctica más frecuentemente", añade Roberto del Pozo, quien reconoce que, "aunque no es un hábito generalizado, sí que hay un cambio de mentalidad respecto a la prevención". "Podemos afirmar que hay un antes y un después de la pandemia", resume.
Preguntado por si observan casos de Covid-19 persistente, el neumólogo del hospital Juan Ramón Jiménez confirma que este "covid prolongado afecta, aproximadamente, a un 6% de los pacientes contagiados con cuadros graves". Recuerda que había pacientes que, durante la pandemia, terminaban desarrollando secuelas pulmonares graves tras infecciones severas pero, "afortunadamente, las temidas complicaciones a largo plazo -casos como la fibrosis pulmonar progresiva o la trombosis crónica- no han sido tan frecuentes como se temía inicialmente". "Aquí también ha tenido mucho que ver la promoción de hábitos saludables, eficaces en la recuperación de estos pacientes", añade.
Con los pacientes que han ido desarrollando Covid persistente, "desde el ámbito sanitario hemos desarrollado un trabajo intensivo instaurando normas sociohigiénicas" para fortalecer su salud y mejorar la calidad de vida, pone de manifiesto Marian Pérez. La dedicación que han tenido con ellos los profesionales del Juan Ramón Jiménez les ha permitido sentirse "respaldados y seguros" ante una realidad que desconocían y les generaba incertidumbre.
El legado de la pandemia que paró el mundo
A modo de balance, la enfermera responsable del servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública considera que, a nivel emocional, "la pandemia dejó una huella profunda" en el personal sanitario. Ante la alta demanda de atención médica y el sufrimiento de la población, "teníamos sentimientos constantes de miedo, tristeza e impotencia". Y ello redundaba en "un agotamiento físico y mental extremo porque los profesionales teníamos que distanciarnos de nuestra familia por el temor a contagiarles, así como enfrentarnos a largas jornadas sin descanso". Pérez indica que “los sanitarios no se han olvidado de la experiencia vivida y viven el presente más preparados, mejor formados e informados y con un mensaje esperanzador para el futuro”.
La pandemia deja recuerdos -positivos como el sentimiento de unidad y familia en los hospitales, y negativos como las frustraciones-, pero también lecciones valiosas. Es por ello que Marian Pérez destaca que “hemos aprendido a hablar de salud global a través de un debate común y donde la vigilancia epidemiológica cobra un papel primordial". Roberto del Pozo se queda con "el aprendizaje para adaptarnos a los constantes cambios en los protocolos, con el trabajo de forma coordinada con equipos con los que no teníamos apenas contacto previamente y con los adeptos que hemos ganado en vacunación y prevención". Sin duda, resume el neumólogo, "estos avances en concienciación y prevención son el mayor legado de la pandemia de coronavirus".
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