Un ejemplo de la consolidación de la docencia digital en Bollullos
Instituto San Antonio
Estudiantes, docentes y familias del IES San Antonio mantienen ‘on line’ el ritmo académico
Huelva/El estado de alarma y la suspensión de las clases presenciales en los centros docentes, ha provocado que la enseñanza virtual se haya asentado y mostrado su valía de manera incuestionable, en unas condiciones excepcionales como las que ha provocado la irrupción de la pandemia.
Si lo que estamos viviendo hubiera ocurrido hace escasamente una década, hubiera sido casi seguro que el curso se hubiera perdido, pero lo que hasta hace poco tiempo era asunto de docentes considerados frikis o curiosos, ha mostrado ser un recurso incuestionable incluso cuando se pueda restablecer la docencia presencial.
Es asombroso cómo en un escaso espacio de tiempo, los colegios e institutos han hecho en buena manera, una auténtica metamorfosis para mantener la actividad. Hay que tener en cuenta que ya llevamos cerca de tres meses de situación excepcional en los que los chavales han tenido que mantener su formación.
Luis Miguel Iglesias es director del IES San Antonio de Bollullos, profesor de Matemáticas y desde luego, un clarividente de la importancia que la enseñanza virtual iba a tener. Él ha vivido de primera mano todo este proceso aunque se podría decir sin temor a equivocaciones, que es un pionero en los recursos virtuales aplicados a la docencia.
La excepcionalidad de la situación en la que vivimos ha hecho que muchos escépticos sobre los nuevos recursos tecnológicos aplicados a la pedagogía, hayan tenido que optar por ellos. Afortunadamente, el curso ha seguido su camino: “Las instrucciones que recibimos del Ministerio de Educación eran que el curso seguía. Las dos primeras evaluaciones son las que se tendrán en cuenta, mientras la tercera que es la tercera, que es en la que nos encontramos actualmente, ha de tener un carácter práctico. La filosofía es que ningún alumno se vea perjudicado por la pandemia”.
Iglesias considera no obstante, que los cursos finalistas “van a ser los más complicados, es decir, 4º de ESO y 2º de Bachillerato”. En todo caso, se van a establecer planes de recuperación en caso de necesidad, que se llevarán a cabo en septiembre. Junto a todo ello, se va a pedir a los centros docentes, un informe individualizado que por otro lado, siempre se hace, para señalar si hay partes del temario que no se han trabajado. Lo que haya que recuperarse se hará en septiembre.
Pero aparte de una situación inédita que es la que estamos viviendo y que no se veía desde hace varias generaciones, el estado de alarma ha posibilitado ese gran salto tecnológico. No es que no se hubiera hecha nada al respecto en estos años, pero ya se ha implantado de manera definitiva. Ha venido para quedarse y no de manera aleatoria.
Luis Miguel Iglesias indica que la virtualidad está haciendo posible que la dinámica del instituto se haya mantenido.
La competencia digital ha mostrado definitivamente su razón de ser e Iglesias quiere resaltar el esfuerzo mostrado por todos los docentes, incluso los más rezagados en este ámbito, para ponerse al día.
La enseñanza on line se mantiene con la ventaja de que “la configuración de la sociedad de Bollullos permite que la inmensa mayoría de los chavales estén conectados por lo que la docencia la siguen recibiendo”. Para las excepciones a esta regla, “la tutorial y el Servicio de Orientación están haciendo una magnífica labor”.
Pero no solo es eso. También por vía telemática se mantiene la funcionalidad del instituto, de modo que “la vida del centro sigue por videoconferencias”.
Para ello se utiliza el Programa Séneca que es la columna vertebral del sistema educativo andaluz que “está sirviendo como una herramienta de comunicación interna”, mientras que con las familias se utilizan recursos como la web o aplicaciones para el móvil, de manera que tienen acceso a los planes semanales de trabajo, lo que en buena medida corre a cargo de los “tutores que están haciendo una extraordinaria labor en conectar con las familias”. Para ello éstas cuentan con la herramienta Pasen e IPasen que les dan acceso a ver las calificaciones de sus hijos y las observaciones que se les realizan.
El director del Instituto San Antonio reconoce que han sido unas semanas trepidantes de manera que “hemos ido aprendiendo sobre la marcha”. Lo peor fue el traspaso instrumental que casi coincidió con el final de la segunda evaluación. La configuración de la tercera ya fue más sencilla.
Los docentes se las han ingeniado teniendo en cuenta que el entorno virtual ralentiza la dinámica presencial, a lo que hay que sumar que el alumno cuente con los medios digitales que hagan posible toda esta transformación.
Pero a pesar de todos esos inconvenientes, el milagro ha sido posible aunque algunos hayan tenido que “hacer encaje de bolillos”. En su caso, Iglesias como profesor de Matemáticas, ha recurrido a eficaces métodos interactivos que incluso permiten que el alumno se haga una autoevaluación. Otros compañeros han optado por realizar sus propios vídeos y establecer canales en Youtube. A todo ello hay que añadir que ante lo que se avecinaba, la propia Consejería de Educación preparó diversos cursos para los docentes.
De este modo y visto lo que se ha tenido que hacer en tan poco espacio de tiempo, ya no hay dudas de que la competencia digital es ya algo obligatorio en el mundo docente. Iglesias elogió la labor de sus compañeros: “Es gente cualificada que aprende rápido. Un compañero de 67 años ha montado su propia plataforma para hacer tutorías”.
El director de este instituto de Bollullos sostiene que para llegar a obtener toda esta actividad con plena naturalidad, tanto alumnos como docentes “debemos estar habituados al uso de plataformas digitales, para comunicar en este tipo de entornos (preguntando, compartiendo, reflexionando), entregar tareas digitales, participar en videoconferencias o elaborar de productos digitales”.
En definitiva, hay que profundizar y trabajar a fondo, a diario la competencia digital de los estudiantes, “debemos estar formados de manera permanente, tanto metodológicamente como en todo lo relacionado con la tecnología en el ámbito educativo, para poder diseñar, propiciar y gestionar este tipo de escenarios de aprendizaje digitales”.
No hay dudas a estas alturas que “la competencia digital es un ingrediente básico del menú de la Educación del siglo XXI. A partir de aquí que cada docente elija su camino. Eso sí, sin olvidar que ese camino marcará la senda de aquellos por los que transitarán sus alumnos. Hace una década, usar la tecnología en el ámbito educativo podría ser una opción. Hoy, es una obligación”.
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