Cuarenta años de ilusión en la Plaza de Toros de la Merced

Huelva de ayer a hoy

Este año se recuerda la reinauguración  y cuatro décadas taurinas con un buen sabor de unas fiestas que se mantienen

El 29 de julio de 1984, con una terna formada por Miguel Báez 'Litr', Curro Romero y Pepe Luis Vázquez

El mercado de la Merced con vistas a la plaza de toros

El primer paseillo en la reinaugurada Plaza de Toros de la Merced: Curro Romero, Pepe Luis Vázquez y Miguel Báez 'Litri'. 29 julio 1984. / Pedro Delgado

Los anunciados 40 años de la rehabilitación de la Plaza de Toros de Huelva, la de la Merced, me lleva a hojear mi libro Plazas de Toros de la ciudad de Huelva. La verdad que es una satisfacción volver a ese mundo de celebraciones festivas, primero en las plazas públicas que servían para ello, la de San Pedro y la de las Monjas. Por eso sostengo, ahora que se realiza la reforma de la de San Pedro, que una plaza es un derecho del ciudadano para sus reuniones y celebraciones, como tal debe estar para facilitar ese uso, ni convertida en un museo ni en una yincana. 

Plazas de toros que se fueron construyendo en nuestra ciudad en los espacios baldíos, como abajo de la calle Miguel Redondo en lo que más tarde ocuparía la Estación de Sevilla. Construida cerca de los esteros y es que en la bajamar de junto al Arco de la Estrella allí entre barcazas se soltaban los toros para la lidia.

Esto cuentan las crónicas, como la corrida de toros en beneficio del retablo de la Virgen de la Cinta, que siempre fue protectora de los toreros a los que cubrió con un capote especial como el de su manto.

Volver a esos cuarenta años que se celebran mañana es ir a un tiempo cercano para muchos, quizás hasta de nostalgia en algún sentido y, para otros, un tiempo muy nuevo. En esa generación nueva es en la que está en sus manos el futuro de la fiesta; de lo que en otro momento pues podríamos hablar.

Aquel fue un tiempo de ilusiones pues la vieja plaza de toros se mantenía en pie cercana al Real de la Feria, como aún una calle de aquí se encarga de recordar las fiestas de la Virgen de la Cinta en este lugar y sus espectáculos taurinos.

Un ruedo convertido en garaje para coches; la ilusión de recuperar un monumento de las construcciones más emblemáticas de la ciudad por lo que supuso desde 1902 cuando se inauguró. No había otro igual, orgullo y satisfacción para Huelva.

Ahora volvía la esperanza de reabrir la puerta grande para recuperar la gloria taurina de siempre, llevada al nuevo Recinto Colombino en 1968 que, por otra parte, marca igualmente un periodo de florecimiento económico de la ciudad, de progreso y proyección con el Polo Industrial. Un recinto a la altura de una ciudad moderna y una plaza de toros verdaderamente monumental, con un triste final.

Ambiente festivo el 29 de julio de 1984 con la banda de música camino de la rehabilitada plaza de toros. / Eduardo Sugrañes

No fue fácil la rehabilitación de la plaza de toros, hacer realidad el sueño de Huelva del que se encargó José Luis Pereda. Esa idea en el albero tenía que estar bordada en seda y oro; para ello la ciudad volvió a tener en el ruedo a Miguel Báez ‘Litri’ que lo hacía para este acontecimiento, lo mismo que su padre en la inauguración de esta plaza.

Me sumo a esos recuerdos. Los grandes proyectos no son nunca fáciles, hasta hubo que llenar la plaza de bidones con agua para certificar que la obra sí era sólida.

Una tarde muy especial

La reapertura de la Plaza de la Merced estuvo marcada por el hecho mismo de la rehabilitación del coso taurino pero, igualmente, por que con este motivo volvía al ruedo el 29 de julio Miguel Báez ‘Litri’, en una magnífica terna con Curro Romero y Pepe Luis Vázquez. Mientras que el 3 de agosto también fue extraordinario, en una terna en la que estuvo con Paco Ojeda y Sebastián Borrero Chamaco que tomaba la alternativa. Esta fotografía del primer paseíllo el día 29 de julio nos recuerda a un buen fotógrafo: Pedro Delgado

Entrada al tendido de sol en la corrida de la reinauguración. / Archivo Sugrañes

Más que un hito en lo taurino

La verdad es que todos disfrutamos de aquel momento, porque constituía un nuevo hito para la ciudad. En lo histórico porque se recuperaba un edificio emblemático. Mientras que en lo taurino volvía ese ambiente siempre añorado de la banda de música recorriendo la Vega Larga hasta el coso taurino.

Hoy sigue pendiente de completarse el anillo del tendido de sol, pero siempre fue así desde su inauguración, una obra inacaba para que la mirada esté siempre sobre ella en cosas por hacer e ilusiones por vivir. (No estaría mal un repaso al pavimento exterior y remozar el entorno). 

¡Disfruten de las fiestas!

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