Tan diferentes y, sin embargo, iguales
España vivía, como ahora, una profunda crisis Fue un año de grandes desastres
Han pasado nada menos que 30 años. Tres décadas en las que España ha evolucionado, cambiado, progresado, a un ritmo vertiginoso. Repasando las viejas páginas llaman la atención las caras, las ropas. Aquellos coches sin sofisticados sistemas de seguridad provocan sonrisas y nos preguntamos cómo era posible vivir sin móviles y otros artilugios. Eran habituales imágenes hoy impensables: gente fumando en los periódicos y la televisión, caras de menores al descubierto y escenas de muertes reproducidas con toda crudeza. Las preocupaciones también eran otras... o no tanto.
En la España de 1983, como en la de hoy, se hablaba sobre todo de crisis: crisis económica, laboral, agrícola, pesquera, educativa y sanitaria. Faltaba de todo. Escaseaban, como en la actualidad, la financiación para las empresas y los recursos con los que sostener un país que luchaba por consolidar su joven democracia. La presión fiscal subía sin parar mientras la Constitución cumplía cinco años y el Rey presidía por primera vez un Consejo de Ministros. Fue durante ese verano de grave sequía que sólo dio tregua para dejar paso a las riadas que castigaron el norte del país con decenas de muertos y millones en pérdidas.
Era el año en el que el Gobierno de Felipe González expropiaba Rumasa y comenzaba así una historia de reproches entre el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, y el hasta entonces propietario, José María Ruiz Mateos, que rozó el esperpento. Y también fue el año en el que se despenalizó el aborto y se inició un debate que llega hasta hoy.
En Andalucía, los jornaleros ocupaban fincas en la Sierra Sur sevillana y en otros puntos de la región, y marchaban para exigir la reforma agraria integral.
Había crisis hasta en Televisión Española. Su programación aburría incluso a los niños y el mismo presidente del Gobierno confesó públicamente lo mucho que le disgustaba el rumbo que habían tomado las cosas en el único medio audiovisual del país, lo que abrió un periodo de broncas y destituciones.
España vivió en 1983 otros tres grandes desastres. El 7 de diciembre un Boeing 727 de Iberia colisionó en Barajas con un vuelo de Aviaco, provocando 93 fallecidos. Días antes, el 27 de noviembre, se estrellaba un avión de Avianca al realizar la maniobra de aterrizaje. 181 personas perdieron la vida y a día de hoy, es el mayor desastre aéreo de la historia de España tras la de 1977 en el aeropuerto de Los Rodeos, Tenerife, con 583 fallecidos.
El 17 de diciembre 82 personas morían calcinadas en el incendio de la discoteca Alcalá 20, lo que llevó a plantear nuevas medidas de seguridad para los locales públicos. La crónica negra de 1983 se completa con los 44 asesinados que dejó ETA en ese annus horribilis al que sólo añadió un poco de alegría el 12-1 del España-Malta.
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