La dolorosa espera de las víctimas

la herencia de eta El reconocimiento a los damnificados por el terrorismo

La Diputación de Huelva hizo un homenaje el pasado viernes a los siete fallecidos onubenses a manos de ETA · Sólo uno de ellos ha sido reconocido por el ayuntamiento de su localidad durante estos 32 años

El Ayuntamiento de Lepe concedió una calle a MIguel Ángel Blanco.
El Ayuntamiento de Lepe concedió una calle a MIguel Ángel Blanco.
Javier Ronchel / Huelva

13 de noviembre 2011 - 01:00

La concesión de la Medalla de Oro de la provincia, por parte de la Diputación de Huelva, a las siete víctimas mortales onubenses del terrorismo de ETA trata de saldar de alguna forma una deuda existente desde hace más de 32 años, cuando murió la primera de ellas. Los reconocimientos a su memoria en este tiempo apenas han existido, a pesar de que desde distintos foros se ha reclamado un homenaje.

Los familiares de Lorenzo Gómez Borrero, José Miguel Maestre Rodríguez, Moisés Cordero López, Manuel Sánchez Borrallo, José Fragoso Martín, Miguel Garrido Romero y José Manuel Cruz Martín recibieron el pasado viernes la máxima distinción institucional que se concede en Huelva, y con ello representaron al resto de víctimas del terrorismo en la provincia onubense. No obstante, y tras rescatarse su memoria por el anuncio del cese de la violencia de la banda terrorista ETA, aún se espera que haya nuevos actos que contribuyan a restituir, al menos en parte, el recuerdo de todas ellas en su tierra.

La única víctima que hasta la fecha había tenido un homenaje particular es Moisés Cordero, guardia civil fallecido en julio de 1979. Natural de Isla Cristina pero afincado en Encinasola, fue el ayuntamiento serrano el que aprobó la rotulación de una calle en el pueblo, la antigua La Ladera. El acto, presidido por el gobernador civil de Huelva, Jesús Posada Moreno, se celebró sólo un año después de su desaparición, el 23 de julio de 1980, con el descubrimiento de una placa.

Las otras víctimas mortales no tuvieron el mismo reconocimiento en sus localidades, Aroche, Santa Bárbara de Casa, La Zarza, Isla Cristina, Santa Olalla del Cala y Huelva. Eso a pesar de que la Asociación de Víctimas del Terrorismo, así como la Asociación Unificada de la Guardia Civil, cuerpo al que pertenecían cuatro de ellas, reclamara hace unos años, en octubre de 2008, la atención de los respectivos ayuntamientos para, al menos, dedicar una calle a la memoria de los fallecidos.

Sólo la Diputación Provincial, en septiembre de 2008, se adelantó con una declaración institucional por la que se instaba a todos los ayuntamientos onubenses "a dedicar en cada uno de sus municipios, una calle, plaza o avenida con el nombre Víctimas del Terrorismo, como reconocimiento institucional del valor humano en su máxima expresión y por la dignidad con que han sufrido un mal inconmensurable en nombre de todos".

Añadía ese texto, aprobado con motivo del cuarenta aniversario del primer asesinato reivindicado por ETA, que "los actos de colocación de dichas placas en calles, avenidas o plazas se celebren con participación de la sociedad civil, como homenajes de reconocimiento a su sufrimiento y a su importante papel en defensa de las libertades".

Sólo el Ayuntamiento de Lepe recogió esa sugerencia un mes después al aprobar la concesión de las calles (aún hoy sin rotularse) a Víctimas del Terrorismo, y a Miguel Ángel Blanco Garrido, Fernando Múgica Herzog y Antonio Muñoz Cariñanos, muertos por ETA aunque ninguno relacionado con la provincia de Huelva.

En Minas de Riotinto, en cambio, el homenaje al ex ministro Ernest Lluch, asesinado en 2000, vino de su estrecha vinculación con el municipio, donde presidió la Fundación Riotinto. Ahora, una plaza le recuerda.

stats