El emblemático bar Agmanir en el centro de Huelva necesita nuevo dueño: "Si no lo coge nadie cerraré las puertas y morirá"

Huelva/"El 31 de diciembre echaré el cierre si no lo he traspasado antes", cuenta Rafael Núñez, el dueño del emblemático café-bar Agmanir sobre este establecimiento que puede ver el cierre definitivo de sus puertas a final de año si no encuentra a nadie que se haga cargo de él.

Agmanir lleva formando parte de la vida de los onubenses más de sesenta años. "62 años cumple el 16 de octubre", detalla el dueño sobre los años de su bar que cumplirá algunos menos que él, que está a pocos meses de soplar las velas de su 65 cumpleaños. Esta es la razón de la búsqueda de alguien que tome las riendas del local, tras una vida dedicada a Agmanir ha llegado el momento de que el dueño se jubile.

La idea de Rafael es encontrar alguien que le tome el relevo y continúe dando vida a este emblemático establecimiento del centro de la ciudad, ya que le gustaría que Agmanir "continúe" en Huelva formando parte de la vida de los vecinos y no se convierta en un recuerdo más con un cartel de cerrado en su puerta. "Si lo traspaso antes, lo dejaré en abril" asegura Rafael con la esperanza de que alguien dé el paso y sea el nuevo dueño.

Varias personas han contactado con él para hacerse cargo de Agmanir, pero "el excesivo precio del alquiler los echa para atrás", un coste que asciende a 6.000 euros y que complica que alguien diga un sí rotundo al bar. "Es muy complicado que alguien lo quiera si no bajan el precio", detalla Rafael que apunta que a este gasto hay que sumarle el elevado coste de los artículos, proveedores y el salario de los trabajadores que actualmente se cifra en nueve sin contarle a él.

"Cada día hay más locales cerrados en el centro", lamenta Rafael apuntando a que el precio del metro cuadrado en el centro de la capital está "al precio de la Gran Vía o Las Ramblas de Barcelona", lo que hace que cada vez sea más "inviable" que haya nuevos interesados en los locales de esta zona. "Actualmente, conseguir una licencia con las mismas condiciones que tengo es casi imposible", añade sobre lo que para él es una de las mayores problemáticas del centro y que entorpece su búsqueda de u nuevo dueño.

Una situación que complica que Agmanir continúe siendo parte del paisaje del centro de Huelva acompañando a sus vecinos en sus comidas y sobremesas. "Si no lo coge nadie cerraré las puertas y morirá", sentencia Rafael con un regusto amargo.