El espeluznante testimonio de un paciente de la "falsa" dentista en Huelva: "Me hizo una chapuza y tengo que pegarme los dientes con Loctite"
A día de hoy, narra abatido, "me quedo con los dientes en las manos porque se me caen incluso hablando. Esto parece una broma y lo peor es que los sigo pagando a plazos"
La "falsa" dentista detenida en Huelva era propietaria de Dentaluz, donde trabajaba otro profesional también condenado
Detenida por hacerse pasar por dentista sin tener titulación: tenía una clínica propia en una conocida calle de Huelva
A veces la realidad supera la ficción y Rafael, un vecino de Huelva que confiesa haber vivido "una pesadilla", lo sabe bien. El onubense es uno de los pacientes afectados por el cierre de Dentaluz, la clínica cuya propietaria ha sido detenida por un delito de intrusismo profesional tras comprobarse que ejercía como dentista, tratando a pacientes sin contar con la titulación requerida.
Tras salir a la luz su detención por la Policía Nacional y después de que el propio Colegio de Dentistas de Huelva denunciara lo ocurrido, un aluvión de mensajes ha llenado las redes sociales donde numerosos usuarios confiesan haber sido víctimas de la "falsa dentista". En concreto, el caso de Rafael, un vecino de la capital de 46 años, resulta especialmente espeluznante. A través de su testimonio, apoyado con duras fotografías, mensajes y vídeos personales, el paciente confiesa a Huelva Información que ha pasado "un auténtico calvario" durante los dos últimos años en los que ha estado en manos de la detenida.
"El infierno comenzó en 2022", dice, cuando acudió a la Clínica Dentaluz y "lo convencieron" para que se cambiara al completo la dentadura. Primero, cuenta el afectado, "me iban a cambiar la parte superior y luego la inferior, colocándome implantes provisionales para después ponerme una dentadura definitiva". Un tratamiento que, asegura, "no suele llevar más de seis meses pero que en mi caso llevo arrastrando durante más de dos años".
La víctima narra que los implantes que le iba colocando e iban atornillados "se les caían" incluso sin comer: "Si estaban atornillados no entiendo cómo se podían caer continuamente. Se me partían y la boca me sangraba". Afirma que se sentía desesperado porque "cada semana iba al menos dos veces a que me pusieran y me cambiaran las piezas y eso no era normal. La boca se me hinchaba y yo no entendía lo que estaba pasando. Por qué tardaba tanto en ponerme las piezas definitivas y por qué se me caían tanto". Dice que la responsable de la clínica achacaba todo esto a que "la culpa era del laboratorio, que tenía mucho trabajo". En una de las ocasiones, cuenta "hasta me tuve que limar el tornillo yo mismo con una pieza que me compré en un bazar, ya que se me cayó el diente y no me atendían".
Esta situación se continuaba prolongando en el tiempo y tras dos años sin conseguir que le pusieran la dentadura definitiva, "sufriendo multitud de problemas, dolores y caídas de dientes, sin recibir explicaciones", el paciente decidió hablar con un abogado y advirtió a la detenida de que la iba a denunciar si no firmaba un compromiso por escrito de que le terminaría el trabajo. Ante esto, cuenta el paciente que "ella se puso a llorar muy nerviosa y me pidió por favor que no la denunciara, que ella me firmaría el compromiso, que la perdonara".
Tras ello, después de gastarse "más de 7.000 euros en los implantes", Rafael afirma que finalmente entre octubre y noviembre del pasado año le pusieron las piezas definitivas, "pero los dientes se me caían porque me hizo una chapuza". Así, desesperado y después de llamar en numerosas ocasiones a la clínica pidiendo ayuda, se encuentra con la traca final: en diciembre habían cerrado. "Llamé y la chica que preparaba los presupuestos me dijo que lo mejor es que no apareciera más por allí porque la propietaria había desaparecido. Se había dado de baja por depresión".
Con la voz entrecortada explica que "aún me quedaba sacarme muelas, que me dieran mi garantía, que me explicaran al menos qué tipo de implantes tenía colocados para continuar el tratamiento en otra clínica...pero no me dijeron nada".
En diversas conversaciones que la víctima comparte con este periódico, muestra el duro momento en el que pedía una solución a la compañera de la propietaria de la clínica, quien confesaba no poder darle una respuesta porque "no sabía nada de la dueña": "Buenos días. Las paletas se me quitan comiendo y una de ellas se me cae incluso hablando. Tengo que tener cuidado para que no se me caiga y la pierda o que me la trague", revela. A día de hoy, narra abatido, "me quedo con la dentadura en la mano y los dientes sueltos los tengo pegados con Loctite. Esto parece una broma y lo peor es que los sigo pagando a plazos".
Aunque por suerte ya está en manos de otros profesionales que "le están salvando" sus dientes, la víctima reclama el dinero invertido "por el destrozo que me hicieron y el tiempo perdido", así como los documentos necesarios del tratamiento recibido para que puedan seguir tratándole y poner fin a este "interminable" problema. Por ello, asegura, esta misma semana se pondrá en manos de abogados.
Temas relacionados
No hay comentarios