Un estudio estima en 112.700 las víctimas por un tsunami en Huelva
sociedad | los peligros de una catástrofe natural
Científicos del Instituto Geográfico Nacional y del Ministerio de Defensa simularon en 2005 los efectos de una ola como la de 1755
Pérdidas calculadas en 2.000 millones en la industria
Huelva/El titular es correcto. No es broma. Más de 112.000 víctimas. Y miles de millones de euros en pérdidas económicas. Solo en Huelva, en la provincia. Realmente en la costa occidental, entre la frontera y la capital, en una franja de litoral de apenas 50 kilómetros. A partir de ahí, la imaginación puede volar con el resto de la provincia y de las vecinas Cádiz y Portugal.
Éstas no son cifras arbitrarias. Son parte de las conclusiones de un estudio, Simulación de daños en la costa occidental de Huelva como consecuencia de tsunami, publicado en 2005 por la Fundación Mapfre y realizado por dos científicos de primer nivel en España: Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional, del Instituto Geográfico Nacional (IGN), y Alberto Sellers, miembro de Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España, del Ministerio de Defensa.
Han pasado 12 años desde la realización de este trabajo y apenas ha tenido recorrido público. Pocos conocen de su existencia. El jueves pasado, la FOE acogió una mesa redonda sobre terremotos y precisamente una de las cuestiones que salió del trío de ponentes fue la necesidad de evaluar los daños que provocaría en la provincia de Huelva un terremoto de grandes dimensiones y el tsunami consiguiente. En ningún momento se habló de ese estudio de Carreño y Sellers.
Cierto es que fue publicado en 2005, con datos de 2000, y que sólo contempla un área concreta y restringida, el balcón marítimo entre Ayamonte y Huelva. Pero aporta las cifras más aproximadas en este sentido, manejando los estudios sobre maremotos del propio IGN, trabajos de teledetección y modelos digitales del terreno y datos económicos aportados por el Consorcio de Compensación del Seguro. Hay salvedades: se establece que la valoración de los posibles daños "se ha efectuado en forma económica para aquellos elementos de los que se disponía de información en el año 2000". En cambio, para aquellos de los que no se tenían esos datos, sólo se evalúa la superficie afectada o las unidades de materiales diferentes que podrían sufrir daño y su gravedad.
De entrada ya se anticipa que la superficie total que comprende el estudio, susceptible de ser inundada por un tsunami de 10 metros de altura, es de 23.038,29 hectáreas. Y se nombran nueve municipios como principales afectados en la zona de estudio por terrenos con cota de diez metros o inferior: Huelva, Ayamonte, Aljaraque, Cartaya, Isla Cristina, Punta Umbría, Lepe, Palos de la Frontera y Moguer, que aparecen también, éstos últimos, por considerar el entorno industrial de la capital en la simulación de daños.
Lo más llamativo, sin duda, es la estimación del número de víctimas. Todo se basa en información objetiva, en la población residente en los terrenos afectados por su altitud y su distancia del mar, sin tener en cuenta variables como la población flotante en verano. El tratamiento matemático de los datos ofrece una estimación total de 112.733 víctimas. No se hacen distinciones entre fallecidos y heridos, ni damnificados sin hogar. También se excluye la incidencia en los municipios más orientales por no ser considerados en el estudio, ni a los que afectaría la colmatación del Guadiana, el Guadalquivir o el Tinto con la crecida de las aguas. Es, pues, una estimación parcial en la provincia y, además, necesitaría de una revisión por el crecimiento poblacional y residencial desde 2000.
Entre los daños sociales se constata, sin valoración, la afección de 34.674 viviendas y de 34.562 vehículos turismos. Éstos últimos sí tienen una estimación económica, sólo para la capital, de 5.384.676 euros, siempre con referencia a 17 años atrás. Se deja abierta, aunque se entienden graves, los daños en transportes públicos, vías de comunicación y en centros públicos de primera importancia, como los sanitarios, considerados claves para la atención a las víctimas.
La afectación de industrias y comercios de Huelva y Palos, con el Polo, se calcula en 2.000.986.880 euros, de nuevo con el matiz a tener en cuenta del cambio de fisonomía del espacio en casi veinte años y los avances en seguridad ante catástrofes implementados. Para la zona comercial de Isla Cristina, el otro foco económico con datos disponibles para la valoración, se apuntan pérdidas por 87.295.550 euros. No hay estimación para el Puerto de Huelva pero se cifra en 1.373.885 m2 la superficie afectada y daños seguros en buques de hasta 3.000 toneladas. Tampoco se dan las pérdidas en agricultura y en ganadería, aunque se anticipan daños en 2.225 hectáreas y en 7.893 cabezas de ganado.
Hablar de tsunamis no es capricho. Los científicos insisten en que es una realidad en Huelva. Hay evidencias de su existencia en esta zona. También pruebas documentales del provocado por el terremoto de Lisboa. En otro estudio de 2004, The great historical 1755 earthquake. Effects and damage in Spain, de Martínez Solares y López Arroyo, se calculan los daños de entonces en 512 millones de euros. Nada que ver con el riesgo existente ahora.
La certeza de que habrá de nuevo otra gran ola de ese tipo es total. Está confirmado. Solo que no se sabe cuándo ocurrirá. La lejanía con que se mira la amenaza es, precisamente, la que la hace más peligrosa. Por eso la atención llega hasta de la Unión Europea, que también tiene en marcha hace años un programa de investigación en este sentido. Se trata de anticipar el desastre para prever las consecuencias. El Transfer (Tsunami Risk and Strategies for the European Region) acumula ya muchos estudios en el continente, y varios de ellos se centran en el sur de España. Por supuesto, hay uno específico para Huelva: Impact of a 1755-like tsunami at Huelva, Spain, firmado en 2010, entre otros, por Mauricio González, responsable del Instituto Hidrológico de Cantabria y una de las máximas autoridades mundiales en la materia.
En éste no se cuantifican los daños en víctimas y pérdidas económicas pero sí se evalúa el efecto de un tsunami de características parecidas al del siglo XVIII, según distintos escenarios y variables, como las fallas de origen del seísmo inicial. Son los mapas de inundación que se reclaman para conocer cómo actuar, con la estimación de olas de 6,3 metros de altura y cota máxima de inundación de hasta 5,2 metros, si el origen se encuentra en la Falla Herradura, más próxima a la costa portuguesa. Huelva, Punta Umbría o Corrales, señala, serán objeto de una "destrucción considerable".
Las industrias de Aiqbe contemplan "el peor escenario"
"El mayor accidente que pueda ocurrir en cada una de las industrias está estudiado. Se conoce todo lo que podría originar. Todo está contemplado. Y seguro que todo lo que podamos hacer, lo haremos". No hay capacidad para la sorpresa. El gerente de la Asociación de Industrias, Químicas, Básicas y Energéticas de Huelva (Aiqbe), Rafael Romero, aleja los temores sobre la incidencia que tendrían terremotos o tsunamis en las factorías que se asientan en los términos de Huelva y Palos de la Frontera. "Contemplamos el peor de los escenarios posibles por los mayores siniestros que podrían sufrir cada industria", insiste. Y tiene una explicación clara: la Directiva Seveso. A partir del accidente producido en una factoría química en Italia en los años 70 se formuló una normativa específica europea para prevenir todo tipo de desastres en industrias, que está en continuo desarrollo. "Periódicamente se hacen estudios de qué es lo peor que puede pasar en cada una, qué medidas habría que adoptar y si se produciría efecto dominó o no", explicaba Romero de Huelva durante la mesa redonda del jueves en la FOE. Ahí dejó claro, ante los expertos que presentaban los sistemas de alerta de seísmos, que las compañías de Aiqbe siguen "las más restrictivas y exigentes normas de construcción" a prueba de seísmos. "En la industria -concluyó- se estudia todo con detalle para evitar que algún día se magnifiquen los accidentes".
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