La tribuna
Una madre de novela
Un trabajo presentado ayer en a Universidad de Huelva (UHU) evidencia la necesidad de que se tomen medidas para controlar la presencia de partículas ultrafinas que incluyen elementos como el arsénico en el aire de la capital, que posee un efecto negativo en la salud.
Esta es una de las conclusiones de la tesis doctoral que ayer defendió Rocío Fernández Camacho con el título Origen y características de las partículas finas y ultrafinas en el aire ambiente de Huelva. La doctorada es perteneciente a la unidad asociada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Universidad de Huelva 'Contaminación atmosférica'. Su trabajo ha seguido al presentado por Yolanda González Castanedo que ha versado sobre Caracterización físico-química del material particulado atmosférico de origen industrial en Andalucía.
Ambos estudios han documentado y caracterizado el impacto químico que producen las emisiones industriales en las zonas urbanas de Huelva, Campo de Gibraltar y Bailén (Jaén). De especial importancia es el estudio de Fernández Camacho por los efectos negativos en la salud de las partículas ultrafinas y el arsénico.
La tesis indica que determinadas emisiones industriales representan una fuente muy importante de partículas ultrafinas, que no son monitorizadas adecuadamente en las mediciones que se realizan. El estudio añade que las concentraciones de metales como el arsénico, cobre o cadmio son de 3 a 5 veces superiores a las que se registran en otras ciudades europeas, "mientras que las concentraciones de partículas ultrafinas durante las horas centrales del día son el doble de las que se registran en muchas urbes de Europa", lo que señala a ese efecto de la actividad industrial. Durante el período estudiado hubo varios episodios de concentraciones muy altas de arsénico. Fernández Camacho indica que buena parte de las partículas ultrafinas del aire de Huelva se correlaciona con el SO2: "La nucleación debida a la fotooxidación del SO2 parece jugar un papel clave".
La científica no rechaza que las industrias tomen medidas anticontaminantes pero entiende que éstas deben ser más eficaces pues "da la impresión de que se matan moscas a cañonazos".
El tribunal de evaluación de la tesis de Rocío Fernández estuvo formado por investigadores del CSIC, la Agencia Estatal de Meteorología, el Centro de Investigaciones Energéticas (Ciemat) y las universidades de Valladolid y Huelva.
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