El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
Huelva/La Asociación de Autismo Huelva Ánsares nació en 1999 por la necesidad de un grupo de padres de incidir en la calidad de vida de sus hijos. Actualmente cuenta con 32 trabajadores y ayuda a mejorar la calidad de vida tanto de los usuarios y las usuarias del centro como de las familias, en todos sus niveles.
En el centro se trabaja tanto con personas con pocas necesidades de apoyo como con personas con muchas necesidades de apoyo y esto, nos explica Álvaro Hernández, Coordinador Terapéutico de Ánsares, hace que "el trabajo sea muy diferente y muy variable en cada una de las personas".
Álvaro explica que lo que antes se diagnosticaba como asperger o trastorno generalizado del desarrollo ahora se ha unificado como autismo y solo varía el nivel de afectación. Desde el centro se trabaja para "mejorar su calidad de apoyo, da igual el nivel de dificultad o nivel de apoyo que necesite", ya que cada persona con autismo es completamente distinta a otra. "Ellos existen", destaca y señala que "la palabra autismo no puede dar miedo".
La entidad ofrece multitud de servicios para las personas con autismo y para sus familiares. Álvaro Hernández llama a poner el foco en la labor que deben realizar las propias familias para entender y comprender qué es el autismo. Por ello la "participación de la familia es esencial, si no no tiene mucho sentido la terapia". Es muy importante, tal y como señala este psicólogo, que la familia sepa qué tiene que hacer ante las reacciones de la persona autista.
Ánsares realiza intervenciones tanto dentro como fuera de la sede, en el propio contexto, "para que realmente lo que se haga tenga eficacia fuera". Estas actividades les obliga a ser "muy flexibles y adaptar mucho la intervención a la persona en sí", por ello los niños van al parque a jugar con otros niños, los adultos al supermercado o a un bar a pedir un café. "Lo ideal sería que todas las terapias se hicieran fuera".
Además, tienen un servicio de diagnóstico para aquellos padres que creen que su hijo tiene autismo o para cualquier persona que sospeche que lo pueda ser. Álvaro insiste en que estos diagnósticos "no es pasar un cuestionario", ya que cada persona es un mundo. Para realizar un diagnóstico acertado es necesario que haga de forma tranquila, pormenorizada y con tiempo, ya que "no es cuestión de superar un umbral". Este diagnóstico está acompañado de información, asesoramiento y de apoyo emocional tanto para la persona autista como para familiares. "Cuando le dices a una familia 'tu hijo tiene autismo' sienten un alivio impresionante", cuenta Álvaro y señala que esto es porque, por fin, han obtenido una respuesta concreta a algo que les preocupada.
También son un centro de día para aquellos adultos que ya han terminado su recorrido escolar. Este servicio les ofrece la oportunidad de realizar tareas lo más parecidas posibles a una futura inserción laboral de cara a tener las mismas posibilidades que otras personas con discapacidad y sin discapacidad de encontrar empleo.
Desde Ánsares realizan una labor importante de sensibilización y de visibilidad de las personas autistas realizando formaciones en colegios y en trabajos de servicio para que cualquier persona que trabaje atendiendo "sepa cómo reaccionar ante ciertas dificultades que tienen". También están trabajando en una formación en la policía. "Cuanto más gente nos informemos de qué es el autismo, mejor".
En los últimos años Ánsares ha experimentado un crecimiento increíble, Álvaro Hernández señala que "antes diagnosticábamos dos personas al año y ahora estamos desbordados". El centro se está quedando pequeño y ahora se trasladan al Paseo Santa Fe.
Este aumento en los usuarios también se ha impulsado por el mayor conocimiento de la sociedad sobre qué es el autismo y que "ahora lo detectamos más", incide Álvaro. Este trastorno se puede diagnosticar a cualquier edad, no es algo que solo afecta a edades tempranas. También existe un componente genético en el autismo, no lo provoca nada, al igual que no existe ninguna medicación ni cura.
Alrededor del autismo sigue habiendo muchas creencias erróneas que hay que combatir. Álvaro destaca que "hay que desterrar el mito de que el autista no mira, no sonríe, no se relaciona con los demás, es mentira", hay todo tipo de personas con autismo: cariñosas, ariscas, bromistas, secas... "Confundimos mucho la timidez con ser autista". Tampoco se debe pensar, señala Álvaro que "el autismo te condena a la dependencia". Cada persona es un mundo y "están más cerca de lo que creemos", sentencia Álvaro.
Temas relacionados
También te puede interesar
Lo último
El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
La ciudad y los días
Carlos Colón
¿Guerra en Europa?
No hay comentarios