Falcon Crest
Días de cómics
'Los maestros cerveceros' (1992), de Jean Van Hamme y Francis Vallès, es un auténtico culebrón familiar que tiene lugar en distintos momentos de la historia belga desde el año 1854
La puerta en el muro
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La teleserie Falcon Crest (1981), producida por Lorimar Television, fue una de las más notorias soap opera estadounidenses. Narraba las vicisitudes de los Gioberti, una familia de viticultores californianos enfrentados por el dominio de la finca Falcon Crest que daba título a la serie, y su rivalidad con los Agretti, dueños de viñedos en el ficticio Valle de Tuscany, trasunto del Valle de Napa, próximo a San Francisco, por el control de la industria del vino en la comarca.
Apenas una década después, comenzó a publicarse en Bélgica una serie de cómic cuya acción arranca en 1854, en el imaginario pueblo de Dorp (que significa aldea en neerlandés). En este cómic se narra cómo el apellido Steenfort superó unos orígenes muy humildes, convirtiéndose en sinónimo de una exquisita cerveza. Durante el siguiente siglo y medio, los herederos de este apellido recibirán el secreto de la fórmula de la cerveza, pero también la obligación de perpetuar un imperio empresarial a lo largo de la historia y a pesar de las envidias. El cómic cambia los vinos de Falcon Crest por la cerveza fresquita, pero ambas historias son sagas familiares.
Los Maestros Cerveceros (1992) narra la historia de una familia cuyas vidas giran alrededor de la elaboración de la cerveza, empezando a mediados del siglo XIX, con un monje novicio interno en una abadía belga, y terminando a finales del XX en un entorno corporativo de grandes grupos industriales multinacionales. Aunque la cerveza tiene importancia en la historia y se aportan datos sobre su elaboración, esta bebida es un macguffin. El cómic Los Maestros Cerveceros es, por encima de todo, la historia de unos personajes cuyas vidas son consecuencia directa de las acciones de sus ancestros, a muchos de los cuales ni siquiera conocen. Además, hay un telón de fondo, en el que aparecen los principales acontecimientos ocurridos en Europa entre 1854 y 1997, vistos desde un pueblecito belga, desde una época preindustrial, pasando por los surgimientos de los movimientos obreros, las Guerras Mundiales, el Periodo de Entreguerras, la Crisis del petróleo de 1973 y la globalización.
Esta obra arranca en 1854, con Charles Steenfort, un novicio que ha sido expulsado de su orden religiosa tras ser sorprendido con una joven, dejándose llevar por la lujuria. Una vez fuera del convento, se tendrá que ganar la vida de la única manera que conoce: fabricando cerveza. Así empieza un culebrón en el que hay pasionales amores, alianzas económicas, traiciones imperdonables, infidelidades e hijos ilegítimos, tragedias personales, personas fuertes dispuestas a sacrificar todo por su familia. Sus cervezas no habrían llegado a existir de no haber abandonado Charles la vida religiosa, pero mucho menos sin Margrit, la cortesana alemana que hizo todo lo que hacía falta hacer, y quizás consiguieron sobrevivir pese a Adrien y sus coqueteos con el Fascismo. Todos los miembros de esta familia van dejando su huella de una u otra forma, haciendo que la gran empresa que vemos en el año 1997 sea lo que es gracias a cada uno de ellos...
Jean Van Hamme es uno de los guionistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX en cuanto al cómic europeo, con tres series superventas de larga duración: Thorgal, XIII y Largo Winch. El argumento de Los Maestros Cerveceros es muy interesante, los personajes están bien construidos, los diálogos son impecables… Si Van Hamme se convirtió en un autor legendario, demuestra en esta obra que lo consiguió por méritos propios.
Del dibujante, Francis Vallès, aparte de Los Maestros Cerveceros y alguna que otra historia corta en revistas varias, la única obra suya vista en España es Rani, también de la mano de Van Hamme. Sus personajes están perfectamente caracterizados, y sus expresiones faciales transmiten sus emociones y sus sentimientos de una manera totalmente impecable. Además, los paisajes que retrata en la obra son dignos de enmarcar, percibiéndose el paso del tiempo a lo largo de la historia de unos álbumes a otros. Quizás, se le podrían echar en cara algunas escenas donde los personajes son básicamente bustos parlantes, pero tampoco se puede hacer mucho más para plasmar los diálogos en la sala de reuniones de una empresa.
La próxima semana: En busca de la Piedra Zodiacal (1990), de Bruno Sarda, Massimo de Vita y Franco Valussi, el más extenso cómic por entregas que reúne patos y ratones de Walt Disney.
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