El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
Huelva Paranormal
En la calle La fuente había una cafetería hasta hace muy poco junto a una tienda de calzado: era el Restaurante Candilejas. Era una maravilla cuya única luz era la de las velas, un lugar muy selecto, de aquellos que había que reservar mesa antes de acudir al mismo y de los olvidados en los que un señor de etiqueta te abría la puerta para entrar o salir.
El restaurante se encontraba edificado en una antigua casa del siglo XIX donde vivió toda la vida un médico y su familia, gente acaudalada y de buena posición en Huelva. Sus descendientes ocuparon y vivieron aquella señorial casa en las décadas posteriores, hasta el último de ellos que fallece dejando que el inmueble pasara de manos de la familia a las manos inmovilistas de aquel negocio que la iba a ocupar. Su parte superior era bastante tétrica y cuando los clientes estaban en la parte inferior se podían oír, procedentes el piso de arriba, sonidos muy extraños, como el arrastre de algo pesado, golpes fuertes, gritos y sonidos espeluznantes que dejaban a todo aquel que los escuchaba petrificado. Según el dueño y los empleados la parte de arriba estaba vacía... No había muebles ni enseres de ningún tipo, y por tanto aquellos sonidos no eran naturales y podían ser razonablemente explicados... Dicen que aquella elegante cafetería tuvo que cerrar, nadie quería trabajar allí y los posibles clientes huían espantados ante la posibilidad de estar acompañados por seres del más allá. Vecinos de este bello inmueble han visto en diversas ocasiones al fallecido último propietario que tuvo...El lugar también esconde la rancia historia de un reloj de mesa que se acciona sólo y da las campanadas a una determinada hora, por mucho que no tenga cuerda ahora...
Aún a día de hoy sigue existiendo esta señorial y oscura casa, que posee unos grandes balcones que invitan a marcharse a todo aquel que se queda a contemplarlos por unos minutos y casi puede percibir cómo lo paranormal habita en su interior.
Se encuentra en el Conquero y nuestra historia mágica sucedió durante la guerra civil y se cuenta que en él mataron a siete hermanos u otras fuentes narran que coincidieron siete asesinatos en el mismo callejón... A lo largo del tiempo han surgido muchos rumores sobre el significado del callejón con este peculiar nombre cuya historia leyenda o realidad no deja de sorprendernos e incitarnos a descubrir sus secretos.
Los más viejos dicen del Callejón de las Siete Muertes que era una zona donde se llevaban los escuadrones falangistas a prisioneros para posteriormente ser fusilados. Se llevaban a los reos contra el régimen al Conquero, a la tapia del cementerio y allí inevitablemente perdían la vida... Uno de esos sitios es la calle que sube al Instituto Rábida, hasta hace unos años allí se encontraba una tapia con una cruz pintada en amarillo o blanco, señal de muerte, señal de duelo, señal de vidas perdidas en la sinrazón de una guerra fratricida. Otro de esos lúgubres lugares era la zona de la Isla chica, y en la tapia del antiguo cementerio, aproximadamente donde ahora se encuentra la fuente de los bomberos. El impacto que tuvo sobre la sociedad el que fueran todos de una misma familia -como indica uno de esos supuestos-, hizo que se impregnará al callejón con éste nombre. Posiblemente no fuera un sitio habitual de fusilamientos, probablemente aquel callejón fue el lugar más cercano para las muertes de aquellas siete personas pero el recuerdo permanece allí inalterable.
Es una de esas bellas historias que refleja toda la estética romántica de este tipo de fenómenos extraños por el que les estamos acompañando por Huelva. Su historia, trágica y triste historia, nos habla sobre el ruido de una máquina de coser que se escucha por las noches en la zona. Según los vecinos del lugar todos la escuchaban y nadie cosía a esas horas. La historia nos habla sobre una mujer que se encontraba muy enferma y como sabía que le quedaba poco tiempo de vida le dijo a su hermana que con la máquina de coser que tenían la vendiera y así sacará algo de dinero para que le pagase unas misas en honor a su muerte. La hermana se lo prometió, al poco tiempo murió la mujer y desgraciadamente también murió la hermana quién pasó el recado de la venta de la máquina de coser a su hija, trágicamente ésta también murió y quedó otra de las hijas sin saber nada. A lo cual la primera mujer se aparecía en la casa cosiendo en la máquina de coser todas las noches, hasta que la hija vendió aquella máquina de coser encantada.
Un misterio arraigado en la calle San Sebastián, allí en el siglo XIX, en una casa de vecinos, había en su patio interior un pozo tapado con cemento y encima de la tapa muchas macetas a modo de ornamento floral. Su historia nos cuenta que allí se había suicidado una muchacha arrojándose por el pozo, de su muerte quedó una extraña reminiscencia luminosa con forma y apariencia humana que los vecinos decían que el fantasma de la chica muerta. Aterrados taparon el pozo y los acontecimientos dejaron de ocurrir pero sería recordado como el fantasma del pozo.
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