Una fiesta en Cartaya color de rosa

Jeny Marisa Márquez protagoniza la 'fiesta rosada', una tradición de algunos países latinoamericanosl un ritual La celebración comenzó en la iglesia, donde la quinceañera dio las gracias a Dios por las bendiciones de su niñez. Tras la misa y una vez en el local de celebración, la joven bailó con sus padres, el resto de familiares y sus amigos, a cada uno de los cuales regaló una flor, así como varias coreografías.

Una fiesta en Cartaya color de rosa
Una fiesta en Cartaya color de rosa
Jordi Landero / Cartaya

22 de marzo 2010 - 01:00

Cartaya ha acogido recientemente una tradicional celebración, típica de algunos países latinoamericanos. Concretamente, se trata de una fiesta de los 15 años o Fiesta Rosada, como la denominan algunos. La afortunada ha sido una joven ecuatoriana llamada Jeny Marisa Márquez Romo, estudiante de cuarto de ESO en el IES Sebastián Fernández de Cartaya, cuyos padres están afincados en esta localidad costera desde hace ya bastantes años y, por tanto, totalmente integrados en la vida social de la misma.

La celebración de los quince años de una mujer tiene varios orígenes. El más probable es la costumbre proveniente de las grandes culturas precolombinas aztecas y mayas de México, que realizaban los ritos de pubertad para indicar la entrada a la vida adulta y la aceptación de responsabilidades por parte de las mujeres. En estas culturas, al cumplir quince años, las jóvenes salían de la familia a una especie de escuela donde aprendían su historia y tradiciones, y donde se preparaban para el matrimonio. Luego, regresaban a la comunidad para celebrar la fiesta de quinceañera.

Con la conquista de los españoles se añadió a la tradición indígena la celebración de una misa. En el siglo XIX se introdujeron otras costumbres que han llegado a nuestros días como el baile del vals o los vestidos.

Actualmente, las fiestas de quince años constituyen un gran evento religioso y social con el que se marca el paso de una muchacha joven a la adolescencia. En el día grande, la quinceañera luce un vestido muy elegante, generalmente de color rosa, una corona y, por primera vez, unos zapatos de tacón, los cuales le regala y pone ante todos los invitados su propio padre.

Todos estos ritos y costumbres se han vivido en Cartaya con motivo del cumpleaños de la joven Jeny, a la que sus padres no quisieron dejar de homenajear con una fiesta que, según su madre, Mariana Romo, "representa mucho tanto para la propia niña como para mí como madre". No obstante, para Romo, "aunque se trata de una tradición muy importante para nosotros y muy cargada de simbología, no conllevará ningún cambio real en la vida de la pequeña porque verdaderamente no representa ni significa que haya adquirido la mayoría de edad". Es por ello por lo que, según Romo, su hija "proseguirá sus estudios con normalidad a partir de este día, así como con la educación que le damos en casa".

La celebración comenzó en la iglesia, donde la quinceañera dio las gracias a Dios por las bendiciones de su niñez. Después de la misa y una vez en el local de celebración, que en este caso fue una de las casetas del recinto ferial de Cartaya, se inició bajo los ritmos de un vals lo que para ellos es "una fiesta grande". Durante la misma, y para cumplir con la tradición, la joven bailó con sus padres, con el resto de familiares y con sus amigos, a cada uno de los cuales regaló una flor, así como varias coreografías.

Finalmente, destacar que todos los elementos que rodean la fiesta (adornos que llevan impresos los símbolos característicos de la misma: globos, servilletas, platos y vasos de papel, carteles, copas, y hasta incluso las velas de la tarta de cumpleaños) han tenido que ser importados de Ecuador porque en España es muy difícil conseguirlos. En este sentido, según confesó Mariana Romo, "llevamos ya ocho meses preparando este evento y nos hemos gastado en el mismo aproximadamente unos 4.000 euros". No obstante, puntualiza, "todo el esfuerzo ha merecido la pena, en primer lugar por la propia niña y su ilusión de celebrar sus 15 años como marca nuestra tradición, y en segundo por velar por la conservación fuera de nuestro país de esta bonita costumbre".

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