Gandhi, el apóstol enjuto, reseco, esmirriado, fortaleza invencible para el poderío británico que tiene la fuerza poderosa de la virtud, la justicia y el bien

Crónicas de otra Huelva

Ante la visita a Londres del pacifista indio, Ponce alabó su predicamento: “A la fuerza de las armas opone la fuerza de los razonamientos, contra la violencia predica el amor, ante la dominación secular, un heroico espíritu de sacrificio”

Ponce desea a los maestros opositores onubenses el éxito que anhelan y la suerte que merecen

Ghandi en Londres en 1931.
Ghandi en Londres en 1931.
José Ponce Bernal / Felicidad Mendoza

27 de enero 2025 - 06:00

Pacifista invencible

La fuerza poderosa de la virtud, la justicia y el bien

Ponce Bernal, defensor de las causas nobles y pacifista declarado, cómo no iba a detenerse en Gandhi, símbolo mundial de la paz. A juzgar por las palabras con que lo describió, sin duda fue para nuestro autor un ejemplo insuperable.

El hombre que, a su juicio, con más energía había combatido el imperialismo británico había viajado a Londres, lugar desde donde esa dominación se había dirigido y efectuado hacia la India, el país de Gandhi. Y solamente ese aspecto era digno de ser destacado. El personaje que había luchado por combatir esa dominación era más fuerte que todo el imperialismo que había ejercido el viejo continente sobre el resto del mundo.

Contaba admirado que en su visita huyó de toda ceremonia y resaltó que se había alojado en una muy modesta casa y no había consentido que nadie hiciera su habitación, algo que había consternado a la dueña del hospedaje y desconcertado al ciudadano inglés, quien comprendió que el apóstol “enjuto, reseco, esmirriado" era una fortaleza invencible para el poderío británico; y poseía la fuerza poderosa de la virtud, la justicia y el bien. Bien pudo mirarse en Gandhi para formar su concepción de la humildad que hemos percibido en muchos de sus artículos.

El 14 de marzo de 2015 fue colocada frente al Parlamento de Londres una estatua de bronce de 2.75 metros de altura de Mahatma Gandhi, en presencia del entonces primer ministro británico David Cameron, en compañía del ministro indio de finanzas, Arun Jaitley, y del ex gobernador de Bengala Occidental, Shri Gopalkrishna Gandhi, nieto del abogado y líder pacifista. La pieza, obra del artista británico Philip Jackson, se inspiró en esta fotografía de 1931 con la que ilustramos nuestra página de hoy, correspondiente a la visita a la que hace referencia Ponce Bernal en su artículo, cuando Gandhi visitó el Reino Unido y se entrevistó con el entonces Primer Ministro Ramsay MacDonald. La efigie fue inaugurada cuando se celebraron 100 años del regreso de Mohandas Karamchand Gandhi a la India, país que liberó de ser colonia inglesa en 1947.

En el centro de Tavistock Square, en pleno barrio de Bloomsbury, hay otra figura de bronce de Gandhi, anterior a la que hemos referido. Inaugurada en 1968, obra de la escultora polaca Fredda Brilliant, fue un regalo del Alto Comisionado de la India en el Reino Unido. Es común ver en tierras británicas estatuas y monumentos a personajes que en algún momento de la historia han sido enemigos o han luchado contra este país. Buena costumbre.

Londres acaba de recibir la visita de un hombre extraordinario: Gandhi, el revolucionario místico, el iluminado que subyuga a las masas con el poder de su palabra encendida, con su gesto sereno y humilde de apóstol y con su conducta leal y sencilla de incorruptible y tenaz defensor de una causa noble y justa.

El pueblo inglés ha recibido la visita del hombre que con más energía ha combatido el imperialismo británico. Es el enemigo. El más formidable de los enemigos porque se defiende entregándose, porque a la fuerza de las armas opone la fuerza de los razonamientos; porque contra la violencia predica el amor, porque ante los ejemplos de dominación secular, ofrece al mundo el sublime paradigma de un heroico espíritu de sacrificio.

Diario de Huelva, 19 de septiembre de 1931.
Diario de Huelva, 19 de septiembre de 1931.

Gandhi se ha presentado ante el pueblo inglés rehuyendo todo ceremonial y aparato. Gandhi se ha presentado en Londres con su habitual y sobria indumentaria que las fotografías han popularizado.

Vive en una modestísima casa de huéspedes pues renunció a cualquier otro acogimiento digno de su alta categoría. Ni siquiera ha desistido de su costumbre de hacerse él mismo la cama y de asearse su habitación personalmente. La dueña de la casa de huéspedes está consternada al no poder agasajar a su huésped y testimoniarle su simpatía y su respeto con solícitos cuidados.

Y el ciudadano inglés se siente un poco desconcertado y bastante conmovido ante todo eso. Comprenden que Gandhi, el apóstol enjuto, reseco, esmirriado, es una fortaleza invencible para el poderío británico. Gandhi tiene la fuerza poderosa de la virtud, la justicia y el bien.

BLANQUI-AZUL

Diario de Huelva, 19 de septiembre de 1931

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