Gente de aquí y allá: Eugenio Toro Sánchez, presidente de la Real Sociedad Colombina

Es un gran abogado especializado en temas mercantiles y financieros con despacho en Huelva y en Oporto, el primero lo tuvo en Punta Umbría

Gente de aquí y allá: Ramón Llanes Rodríguez, señor de la poesía

Oscar Toro.
Oscar Toro. / M.G.
Fernando Barranco Molina

07 de octubre 2024 - 07:24

Vasco Núñez de Balboa fue un navegante y descubridor extremeño que nació en Jerez de los Caballeros, en el mismo lugar donde nació mi amigo Eugenio. Lo conocí hace mucho tiempo, porque coincidíamos tomando café en el clásico y céntrico Bar La Copa de Huelva, donde hablábamos de muchas cosas de esta tierra de descubridores y de la suya, que también es tierra de hombres aventureros. Además, nos unía a ambos ser miembros de la Real Sociedad Colombina, de la que él ya era secretario general, siendo presidente durante muchos años el ilustre periodista José María Segovia.

Nació en enero de 1969 y, una vez que terminó sus estudios de Bachiller en su pueblo natal, estudió Derecho en la Universidad de Extremadura, siguiendo los pasos de su padre, que era procurador de los Tribunales. Por su parte, su madre era periodista en el conocido diario Hoy, que tanto me gusta leer cada vez que viajo por tierras pacenses.

Curiosamente, Consuelo, su madre, le recitaba cuando era pequeño las poesías del bonito libro, de Juan Ramón Jiménez, Platero y yo, le contaba las historias de Vasco Núñez de Balboa y los amores de la india panameña Anayansi. Por eso, Eugenio cuando llega a Huelva ya se siente atraído por el asunto del Descubrimiento que se gestó en esta tierra y también por nuestro poeta moguereño. Sus abuelos tenían un chalet en Punta Umbría en una perpendicular a la calle Ancha y la casa se llamaba “Villa Consuelito” por su hija, es decir, la madre de él.

Pronto se hace miembro de la Real Sociedad Colombina Onubense, enamorado de sus descubrimiento, de su vocación americanista y, por supuesto, de lo que representa “la Colombina” y todos los ilustres onubenses que han pasado por ella y su trayectoria.

Recientemente he oído una conferencia que impartió y me llamó la atención poderosamente sus amplios conocimientos sobre la historia de nuestra Real Sociedad Colombina. Posteriormente, en los coloquios y preguntas del público asistente, dio una disertación admirable. Estoy seguro de que el erudito José María Segovia, anterior presidente, se sentirá muy contento y orgulloso de haber dejado en la presidencia a un sustituto de gran nivel y de amplia y basta cultura.

Mi amigo Eugenio es, además, un gran abogado especializado en temas mercantiles y financieros con despacho en Huelva y en Oporto (Portugal). Pero su primer despacho lo tuvo en Punta Umbría, ya que aprovechó la casa que su familia tenía al borde de la playa, como tantos extremeños que se construyeron sus casas aquí y de las cuales aún existen muchas. Yo mismo recuerdo que mis padres alquilaban cuando mis hermanos y yo éramos pequeños “Villa Rosario” en el “Cerrito”, casa que aún está en pie, al igual que las icónicas “Tres Marías”, construidas por extremeños y que aún existen.

Eugenio vivió algún tiempo en la orilla del mar, donde también vivían los célebres jugadores de fútbol Luis del Sol, del Real Madrid; y Enrique Mateos, que además jugó en el Recreativo de Huelva; o Luis Aragonés, del Atlético de Madrid, conocido como “El sabio de Hortaleza”, que ganó como entrenador de la Selección Española la Eurocopa de 2008, y que también jugó en nuestro Recre. Pero cuando Eugenio Toro ya tuvo recursos, se fue a Huelva y allí montó su despacho profesional, que lo catapultó a formar parte de los notables letrados de nuestra ciudad.

De sus padres heredó su afición y su devoción por la Semana Santa. Y es que su padre fue capataz, allí en Jerez de los Caballeros, del Cristo de la Piedad, y Eugenio le acompañaba en muchas ocasiones. Y su madre fue la primera mujer que dio el pregón de esta Semana Grande, siendo objeto de muchos homenajes e incluso compusieron una marcha procesional llamada Piedad y Consuelo por el Cristo y por ella. Así que Eugenio, al llegar a Huelva, se hizo costalero del Cristo de la Misericordia y es hermano de dicha cofradía desde entonces.

Sus primeros amigos aquí fueron mi gran amigo, el también letrado Jesús Fuentes Delgado, a quien casualmente le he dedicado hace solo unas semanas un reportaje sobre su persona; Juan Quintero de la Corte y Diego de la Villa Jorva, que le enseñaron nuestra ciudad y lo supieron orientar, haciendo que enseguida se sintiera un onubense más y le cogiera tanto cariño a Huelva.

A José María Segovia no para de elogiarlo y me dice que es su segundo padre y que es, y eso los sabemos todos los onubenses, un enamorado y gran defensor de todas las costumbres y tradiciones. También me cuenta que ha pasado con él momentos inolvidables, entre los que destaca aquella visita al precioso Museo Naval de Madrid, que es una preciosidad y que guarda objetos de gran valor como el mapa original que hizo el navegante y cartógrafo Juan de la Cosa, que viajó con Cristóbal Colón y que es el primer mapa que se realizó del continente americano.

Y brevemente, porque no estoy escribiendo un libro, quiero resaltar que Eugenio fue alférez de Infantería y estuvo destinado en la Brigada Acorazada Brunete.

Y no puedo terminar esta breve semblanza sin referirme a la anécdota curiosa de cómo conoció a su esposa Eulalia López. Fue en un ascensor del Palacio de Justicia de Huelva, donde surgió lo que se suele llamar “un flechazo”. Eugenio es una persona simpática, muy amena, buena y entrañable, a la vez que culta. En definitiva, un digno presidente de la gran, histórica y noble institución que representa.

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