Hasta 6.000 personas en Huelva tienen autismo
El diagnostico se dispara -hasta un 317% con respecto a principios de los 2000- y este puede ser uno de los motivos, según Ánsares
Huelva estrena la plaza Autismo Ánsares para visibilizar este trastorno entre la ciudadanía
Huelva/"Al que llamaban despectivamente el rarito de clase ahora es adulto y, en ocasiones, padre". Se ve reflejado en su hijo o hija: "rigidez mental, es difícil cambiar su rutina y, si se hace, puede que esté sometido a un gran estrés. Tendencia obsesiva con un tema concreto y dificultad para expresar sus emociones". En familia, asisten a atención temprana y consiguen un diagnóstico, que ahora da en el clavo más rápido que antes: Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Es entonces cuando el progenitor comienza "a verle sentido a todo, acude a la misma consulta y al fin recibe respuestas" -y herramientas- que llegan, muchos años más tarde de lo que debían. "Es triste, porque hay personas que acaban viviendo su vida por imitación y por inercia", cuentan desde Ánsares Huelva a este diario.
Apunta a ser uno de los motivos por los que se han disparado los diagnósticos a nivel nacional e internacional según Pablo Camacho, director de la entidad. Un 317% más que a principios de los 2.000 y hasta 6.000 personas en la provincia de Huelva, algo que ha supuesto el desbordamiento de las asociaciones, que "llegan", dice, "hasta donde pueden".
Aún así, se diagnostican más en edad temprana aunque también en edad "no tan temprana", entrando incluso en la adultez. Antes, el autismo y su diagnóstico iban siempre a parar dentro del 'cajón desastre del Trastorno General del Desarrollo', hasta que llegó la pandemia. "Desde el Covid en adelante, hubo un boom con unas 1.400 personas a nivel local". Se diagnostican más, por tanto, a los padres de los niños y niñas, "que observan en ellos distintas necesidades cognitivas".
Buscan por internet, se informan y ven evolución en sus propios hijos. "Les sirven herramientas que se utilizan en las dinámicas de intervención terapéutica. Se identifican con distintos rasgos que poseen, que sus hijos tienen de forma mucho más incidente y acusada. Obtienen muchas respuestas que nunca han tenido. Ahí es donde vemos que estamos ante una demanda bestial", añade.
"No estamos preparados para tal demanda"
El repunte de diagnósticos desborda los servicios básicos para su atención. "Donde antes había uno o ninguno ahora hay dos en cada aula. En educación infantil y primaria, cada vez tenemos más y más demanda". Según Camacho, desde las Administraciones Públicas falta trabajo en los servicios de educación y sanidad "al ritmo que aumenta el volumen de personas que lo necesitan". "Dos cosas fundamentales: muchas aulas específicas de TEA, profesionales y materiales. Pero también faltan políticas públicas que no sean esquivas a la discapacidad en general".
Además, la tendencia va en aumento. "Mientras que a nivel nacional e internacional la incidencia es de 2 o 3 por ciento, en EEUU hay una incidencia superior al cinco por ciento. Eso va de que cada vez hay más tipologías dentro del propio autismo, con personas que tienen muchas necesidades y otras que tienen menos".
"Cada vez tenemos más aulas, con más niños con autismo, y la educación no está respondiendo. Pero no solo aulas: también transporte escolar, ámbito sanitario o de ocio. Esto avanza y hay lista de espera en todos los servicios". En el caso concreto de la entidad, "no puede crecer al ritmo que crece la demanda".
Atención temprana y diagnóstico
Es importante no perder el tiempo. "Nos encontramos con diagnóstico tardío, con adolescentes con los que hemos perdido mucho tiempo de trabajo".
"Hemos visto personas que ya han pasado la etapa escolar, con problemas con compañeros y profesores y ahora nos encontramos con alguien con quien no se ha trabajado específicamente sobre sus necesidades. A día de hoy es fundamental el diagnóstico y más capacidad de atención temprana, con acompañamiento hacia su bienestar".
Estigma
Anticipación ante cualquier actividad de la vida diaria, con cierta dificultad para "desarrollarse socialmente". Tranquilidad y calma ante "aquello que permanece, que no se sale de la media".
Existe, además, opacidad hacia el diagnóstico de personas con TEA y su diagnóstico. "Hay muchos prejuicios. No son personas violentas de por sí, simplemente hay ocasiones en las que la comunicación les cuesta, por lo que esa falta de comunicación los lleva a tener distintas reacciones".
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