“Hemos sufrido casi sin quejarnos, pero llevando en lo más íntimo de nuestra conciencia el sentimiento de una estúpida indiferencia”
Crónicas de otra Huelva
Ponce Bernal cree que España padecía las consecuencias de una “culpable pasividad” por haber permitido a Primo de Rivera mantenerse seis años en el poder
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La Introducción
LAS DICTADURAS
Aquello no puede volver…
Cuando Ponce escribe este artículo en 1930, muchos países de América Latina y también de Europa vivían bajo regímenes autoritarios, como los casos que menciona de Perú y Argentina. En Europa, el ascenso de Mussolini en Italia también era una preocupación creciente para muchos, y el texto refleja la crítica hacia el régimen fascista que, a través de métodos represivos, trataba de consolidarse. Los tiranuelos, como él dice, se mantenían en el poder mediante el control militar o de manera fraudulenta.
Es un texto cargado de frustración por las injusticias políticas, pero también de esperanza en la capacidad del pueblo para resistir y vencer la opresión. Observaba movimientos populares que buscaban recuperar la democracia. Ponce reacciona al creciente descontento social y político. La referencia a España tiene un impacto particularmente relevante porque la dictadura de Primo de Rivera estaba muy reciente.
El artículo refleja el espíritu de una época marcada por la lucha entre la democracia y el autoritarismo. El periodista cree que el pueblo podría recuperar su libertad a través de la acción directa, incluso si eso implicase confrontaciones violentas. De hecho, llama la atención del lector sobre ello. Reprocha la pasividad política vivida en España durante la anterior dictadura. Y advierte de las consecuencias nefastas que tendría para el país volver a una situación similar. Liberarse del régimen dictatorial tenía que ir acompañado de la firme determinación de no dejar que ese pasado regresara. Asegura que los españoles no lo tolerarían y, en caso necesario, el pueblo se levantaría contra cualquier intento. Tenía razón en este punto porque fue lo que pasó seis años después. En cambio, qué equivocado estaba al afirmar que no iba a volver a ocurrir.
Se trata de un claro ejemplo del periodismo de la época, con su tono combativo y su llamada a la reflexión sobre el futuro político de los países afectados por el autoritarismo.
Malos vientos corren para las dictaduras. Los países americanos que a la chita callando habían ido cayendo uno tras otro en poder de tiranuelos se los van sacudiendo con gesto de hombres. Es decir, que, fracasando todos los medios de conciliación, todas las insinuaciones, para volver pacíficamente al régimen democrático que reclaman los pueblos, no han vacilado en abrirse camino por medio de ametralladoras y fusiles.
Ayer dio el ejemplo magnífico Perú, anulando un poco tardíamente al rapaz Leguía, y ahora, la Argentina, el país hispánico por antonomasia, lanza del poder al caduco Irigoyen que ya en el ocaso de su vida, cuando había acabado el máximum de popularidad, tuvo la debilidad de entregar las riendas de la Nación a ministros incapaces.
Malos vientos para las tiranías, más o menos encubiertos.
Por lo que afecta a Europa, la extrema Italia con leyes excepcionales, aplicando sin contemplaciones la pena capital desterrada en el país de D'Anunzzio durante el pasado régimen democrático.
No estimamos este proceder como muy favorable para el sistema mussoliniano. Con medidas violentas, la oposición se exaspera, crece, no se hace odiosa.
En España, hemos sufrido sin quejarnos apenas, llevando eso sí, en lo más íntimo de nuestra conciencia el sentimiento de una estúpida indiferencia durante más de seis años.
Ha sido después de su caída cuando el pensamiento español ha reaccionado lanzando un enorme suspiro ante la ansiada liberación.
Aquello no puede volver, nos atrevemos a decir: más aún, afirmamos que no volverá.
Si para ello fuera preciso que el país se alzara en vilo para dar a los audaces unas lección definitiva, se alzaría. Porque tenemos muy reciente las consecuencias de nuestra culpable pasividad.
BLANQUI-AZUL
Diario de Huelva, 18-09-1930
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