Sin importancia. De aquí y de allá: Motivos del Carnaval

Crónicas de otra Huelva

Ponce Bernal: “Hay en los domingos de Carnaval no sé qué vago sedimento de libidinosidad, tal vez el flujo ancestral de las saturnales, de las grandes fiestas afrodisiacas”

Crónicas de otra Huelva | El incremento de la tuberculosis. Donde debe atajarse el mal

Cabalgata del Carnaval de Huelva.
Cabalgata del Carnaval de Huelva. / Espínola
José Ponce Bernal / Felicidad Mendoza Ponce

19 de febrero 2024 - 05:00

LA INTRODUCCIÓN

El periodista y la calle | Las bajezas y noblezas del ser humano

Los artículos de corte social constituyen un compendio de sabrosas crónicas que nos muestran la vida en la ciudad y la conducta de los hombres y de las mujeres ante la vida. Su particular y constante posición observadora y crítica, sus valoraciones sobre el comportamiento de la gente y el análisis del carácter onubense, ofrecen, sin duda, datos interesantes sobre cómo era la sociedad del momento. El año de máxima producción de Ponce Bernal fue 1930. Publicó 68 artículos, coincidiendo con el nacimiento de la serie titulada Sin importancia. De aquí y de allá, bajo la firma Blanqui-Azul, su popular seudónimo.

Esta serie se convirtió en una cita casi diaria con el público. Eran artículos que mostraban su estilo más costumbrista, dibujando escenas y situaciones de la vida cotidiana de Huelva. Con estas crónicas pretendía hacer partícipe al lector de lo que pasaba a su alrededor, mostrarle las virtudes y las miserias de una ciudad que se asomaba impasible al dolor y a la soledad, al retraso y la desorganización.

Tenía Ponce Bernal una gran personalidad y también un pensamiento moralista que le llevaba a juzgar de forma permanente el comportamiento de la gente en todos los órdenes de la vida, a decir lo que, a su juicio, era justo o injusto, bueno o malo, positivo o negativo. Miraba en el interior de las personas y se preguntaba por su modo de proceder. Comparaba acciones, actitudes, las analizaba y criticaba. Aconsejaba al lector y le guiaba.

Las bajezas y noblezas del ser humano estaban siempre presentes en sus artículos. El proceder de las personas las llevaba a su irremediable destino, por acción u omisión, justa o injustamente. Los aspectos que definían la condición humana dejaban al descubierto valores nobles, las menos veces, y, en cambio, desnudaba a las personas mostrando sus vanidades y sus ambiciones.

El que reeditamos hoy responde a estas características que comento, como tantos otros que iremos publicando para los lectores del siglo XXI.

Motivos del Carnaval. El domingo de Carnaval sonríe con esa sonrisa jovial de buen humor burgués a quien solo preocupa la subida de los valores de la Deuda Interior. El domingo de Carnaval es un viejo verde que hace carantoñas a los niños y a las mujeres. Hay en los domingos de Carnaval no sé qué vago sedimento de libidinosidad, tal vez el flujo ancestral de las saturnales, de las grandes fiestas afrodisiacas. El sol de este domingo no parece el sol santo, sonrisa de día festivo, tiene algo de esa luz roja de los salones elegantes, que baña caras enrojecidas por las libaciones, y espaldas desnudas.

Las Máscaras. Desfile bullanguero por las calles llenas de sol. Las máscaras, vulgares y sin gracia, pasan satisfaciendo la curiosidad de los niños, y de las gentes ávidas de absurdo.

Pasan los pierrots blanquinegros, pierrots sin romanticismo, que jamás miraron la luna; pierrots prosaicos que jamás tuvieron una aventura que confesar a la luna, en el cómplice confesionario de la noche.

Pasan las colombinas coquetas siguiendo a los arlequines de tragedia, que parecen satisfechos de su colombina fregatriz. Después vienen los tipos de la época: “charlestones” y “chanchullos”, que hacen contorsiones epilépticas. Luego la barahúnda de máscaras grotescas, sin carácter ni tendencia imitativa, niños vestidos de “grandes”, mayores vestidos de niños, hombres vestidos de mujer “que les va muy bien el traje”; mujeres vestidas de hombres, que le están como pintados los arreos masculinos.

Diario de Huelva, 17 de febrero de 1931.
Diario de Huelva, 17 de febrero de 1931.

Esto nos sugiere la divagación que hacemos in mente. ¿Será el Carnaval el gran corrector de erratas biológicas? ¿Bajo la careta, cada ser procurará aparecer con esos caracteres que le negó la fisiología, pero que aletean en el fondo de su vida anímica y subconsciente?

Confettis y serpentinas. Sobre toda la calle llena de la algarada carnavalesca, los confetis y las serpentinas, espuma del carnaval, caen en granizada copiosa. Confettis: mariposas diminutas que buscan rizos de mujer para tomar el sol, siembra estéril de una vana alegría, arrojada en los surcos secos de las aceras grises. Serpentinas: hilos vibrátiles de un telégrafo ilusorio cuyo tendido no sirve más que para un mensaje. Risas largas y banales, risas de locura, risas de carnaval que se quiebran sin dejar el más vago perfume de alegría en el alma.

BLANQUI-AZUL. Diario de Huelva, 17 de febrero de 1931.

stats