Jóvenes de Huelva viajan hasta Valencia para ayudar a los vecinos: "La gente se emociona cuando les dices desde dónde vienes"

Junto con otro compañero y vecino de Trigueros, Manuel Cruz ha realizado labores de curas, primeros auxilios y limpieza en uno de los municipios de Valencia

"Detergente y suavizante al parecer escaseaban en la zona, y estuvimos realizando curas a personas que estaban algo peor", cuenta el enfermero

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Voluntarios trabajando en la zona devastada por la DANA.
Voluntarios trabajando en la zona devastada por la DANA. / M.G.

Huelva/Tenían algunos días libres y pensaban hacer algo de turismo por Toledo. Manuel Cruz, enfermero y vecino de Beas, cambió sus planes cuando el 29 de octubre encendió la tele. Desolación absoluta ante el terror que vivía la gente tras el paso de la DANA en zonas de Valencia y otros puntos del país, con familias rotas, fallecidos e innumerables daños que aún no se reparan. "Sentimos la necesidad de ayudar sabiendo que podíamos", cuenta a esta Redacción.

"Empezamos a ver que la gente se movía para realizar donaciones en cada ciudad. Decidí ir con mis amigos a donar materiales y alimentos", pero les supo a poco. "Llevamos las cosas y nos quedamos recepcionando todo el material que llegaba a la nave de Valladolid, donde trabajamos y así estuvimos durante cinco días". Pensaban aprovechar los días de descanso para tomarse un descanso, pero la catástrofe les hizo cambiar de planes. "Sentíamos impotencia al ver que no era suficiente lo que hacíamos y coincidía que podíamos viajar en esos días. El jueves empecé a moverlo todo para venir cuanto antes", cuenta a Huelva Información.

Agradecimientos desde los balcones de Algemesí.
Agradecimientos desde los balcones de Algemesí. / M.G.

Se alinearon los astros y, gracias a una cadena humana de solidaridad, en poco más de un día tenían apartamento donde establecerse. "Mi casero de Valladolid nos dejó un apartamento en Valencia. Su empresa estaba dejando a voluntarios y afectados y podíamos quedarnos allí. Alquilamos una furgo porque nos donaron mucho material sanitario, productos básicos de higiene y limpieza y pañales".

En dos días, habían recaudado 750 euros, que usaron para alquilar el transporte y, una vez en el lugar de destino -Algemesí- "volvimos a comprar lo que los vecinos nos pedían, sobre todo detergente y suavizante, que al parecer escaseaban por la zona. Con el sobrante hemos donado dos hidrolimpiadoras", añade.

Destrozos tras la DANA, varios días después.
Destrozos tras la DANA, varios días después. / M.G.

Dos onubenses y una emeritense, los tres personal sanitario, se trasladaron hasta un pueblo en el que no había tanta atención mediática. "El primer día, nada más llegar, nos pusimos EPIs y equipos de protección y un vecino no tardó en venir y pedirnos ayuda. Su casa, que estaba al lado del pueblo, en la zona del campo, estaba completamente enagada y se había llenado de fango. Éramos 15 o 20 personas voluntarias y, una vez terminamos, nos fuimos a un punto de recogida a dejar las donaciones y compramos desde fruta y productos naturales hasta material de limpieza, que son los que llegan en menor medida".

Se llevan para sus casas la sensación de implicación, de incansable solidaridad de la gente. "Después de doce días siguen llegando voluntarios. Todavía llega mucho personal desde fuera, de todas partes. Es increíble la gratitud de las víctimas, el pudor de los afectados para pedir un simple bote de lejía".

Había entre aquellas calles, repletas de fango, algo de orden dentro del caos. "Es todo improvisado, te dicen que hacen falta voluntarios aquí y allá, pero al fin y al cabo las labores van saliendo. Es raro, hay muchísima gente y te sorprende el tema de cuánto tiempo hará falta para que todo vuelva a la normalidad. Aquí hay trabajo para muchos meses", reflexiona.

Manuel junto a voluntarios y un vecino.
Manuel junto a voluntarios y un vecino. / M.G.

Por suerte, muchas vías están algo mejor gracias a distintos particulares, tractores y personal del ejército. Queda desatascar muchos desagües, limpiar las calles y en otros lugares retirar aún el material que portaba la riada. "La gente está muy agradecida y los habitantes te dicen que no necesitan nada, pero incluso se emocionan cuando les dices desde donde vienes".

Enseres personales que familias guardaban de generación en generación, muebles nuevos destrozados por el agua y el barro, recuerdos de abuelos, de sobrinos, de amigos, junto al trabajo y esfuerzo de ciudadanos de a pie "es bonito, impacta, aunque ójala nunca jamás tengamos que vivir algo así".

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