"Los jóvenes son impulsivos y el móvil responde: hambre y ganas de comer"
VOCESDEHUELVA. alberto campomanes. fiscal delegado contra la criminalidad informática
En 2016 investigó siete casos de corrupción de menores; este año ya son el doble
Aboga por rebajar la edad penal a los 12 años en delitos de violencia doméstica o de acoso escolar
Campomanes es hombre de mirar a los ojos, de hablar con franqueza, sin tapujos ni medias tintas. Desde la sensibilidad que le otorga ser también fiscal de Menores y estar en permanente contacto con los adolescentes y sus víctimas, confiesa que se está planteando tener hijos pero que le da "bastante miedo" después del panorama que se le presenta cada día en su trabajo. Porque "no todo son familias desestructuradas", afirma, lejos de lo que podamos creer.
-¿Cuáles son los delitos que más cometen los menores onubenses?
-Fundamentalmente patrimoniales (hurtos, robos) y lesiones (peleas). También aparece algo de drogas o alguna estafa. Y la violencia doméstica también es muy habitual. Tenemos algunos casos de acoso escolar. Éste tiene una dificultad y es que no existe un delito de acoso escolar.
-¿Y cómo se persigue entonces?
-Si un chico en el instituto le pega a otro, habrá un delito de lesiones; si lo amenaza, habrá un delito de amenazas. Y sólo en casos en los que un acto suponga una gran humillación porque ésta sea continuada encontraremos un delito contra la integridad moral.
-Nuestros adolescentes también cometen delitos relacionados con las nuevas tecnologías.
-Tenemos amenazas, algo de acoso escolar y mucho sexting, que es obtener con consentimiento una fotografía íntima de una persona, mi pareja por ejemplo, y en un momento posterior pues yo esa fotografía la difundo o amenazo con difundirla si esa persona no hace lo que yo quiero que haga. Cuando yo tenía 15 años y mi amigo se había echado pareja, la comidilla del cotilla era saber si se habían dado un beso. Hoy la pregunta es si se han mandado ya vídeos o fotos eróticas. Tienen conductas tan exhibicionistas como mantener relaciones sexuales y grabarlo en vídeo.
-Lo hacen sin conciencia.
-No, es que los adolescentes consumen mucha pornografía en Internet, porque utilizan los dispositivos de forma descontrolada. Imitan lo que ven, se desinhiben, tienen conductas exhibicionistas y parece ser que tiene más morbo si se graba. Luego alguno de los que graba lo difunde.
-No piensan en las consecuencias, a eso me refería.
-El problema de los jóvenes y los teléfonos móviles es que ellos son impulsivos y el teléfono móvil responde de forma inmediata a esa impulsividad: se junta el hambre con las ganas de comer.
-De los casos de menores que ha tenido entre manos últimamente, ¿cuáles son los más sangrantes?
-El asesinato de El Campillo, con un menor condenado a seis años de internamiento, casos de violencia doméstica relacionados con las drogas. No sabemos hasta qué punto las drogas vienen haciendo muchísimo daño a los menores de esta provincia.
-¿Sí?
-Brutal. Encontramos casos incluso de chicos que se prostituyen con mayores de edad para poder consumir. También tenemos asuntos muy graves de violencia de género en parejas muy jóvenes en las que hay violaciones, palizas que han llevado a la chica al hospital. Muy grave si pensamos que los chicos igual tienen 13 años y 16. Desde esa edad ya se ven esas conductas.
-El móvil es una herramienta de control tremenda.
-Así es como empiezan casi todos las violencias de género entre menores. En primer lugar, el delincuente tiene el sentimiento de posesión sobre su pareja. El móvil es algo que fácilmente te permite tener controlada a otra persona, aislarla. Luego llegan las amenazas y las palizas.
-¿A qué edad es recomendable que un niño acceda a un teléfono móvil?
-De entrada, la legislación española dice que una persona no debe abrirse una cuenta en una red social hasta los 14 años. Pero la utilización de un teléfono o tablet es algo que hay que aprender poco a poco: ni está bien que los niños con tres años estén trasteando ya las tablets a su completa libertad ni que se les prohiba hasta los 16 años su completo uso. Si desde pequeño le vamos acostumbrando a utilizar unos dispositivos y unas redes sociales que, queramos o no, forman ya parte de la manera de relacionarnos, irán utilizándolos mejor. Los padres deben ir viendo. Y en función del grado de madurez, deben darle más libertad o menos. Para un chico puede ser una buena edad para tener un móvil los 12 y para otro pues no es recomendable ni después de los 18 (risas).
-¿Qué dificultades encuentran para abordar los delitos cometidos por menores
-La barrera de los 14 años. La ley nos impide actuar por debajo de esa edad. Y esto, sobre todo en delitos de violencia doméstica (contra sus padres y hermanos) o de acoso escolar nos genera muchas dificultades porque hay asuntos que escapan del control de las familias y del centro, que se ve desbordado, y nosotros desde la vía penal de Menores no podemos actuar porque los agresores no han cumplido todavía los 14 años. Creo que para ciertos delitos la edad penal debería rebajarse.
-¿A qué nivel?
-Pues para esos tipos de delitos, a los 12 años. Con esa edad un chico sabe perfectamente lo que hace en casa y lo que hace en el colegio.
-Si nos vamos a la Fiscalía de Criminalidad Informática y nos centramos en los delitos en los que los niños son víctimas, ¿cuáles son los más frecuentes y los que conllevan mayores penas?
-Los relacionados con la pornografía infantil, con penas de prisión de hasta cinco años y que, si concurren determinadas agravantes, podemos llegar hasta a nueve años de prisión. Luego hablamos de otros delitos que no se cometen a través de las nuevas tecnologías pero sí favorecidos por ellas. Es decir, si intento aproximarme a un menor para conseguir un contacto sexual, a lo mejor me enfrento a una pena de prisión de tres años; pero si luego además consigo el contacto sexual y acabo violando a ese menor, evidentemente ya hablamos de penas por encima de los 10 años en muchos casos.
-¿Cuántos casos de este tipo instruyeron el año pasado?
-Investigamos siete de corrupción de menores. Este año estamos teniendo bastantes más. Acusados hemos tenido ocho por estos delitos. Pero como le digo, este año son más y para el año que viene tendremos muchísimos más.
-¿Cuánto más en este 2017?
-En lo que va de año le diría que ya vamos por el doble. Va a peor.
-¿Cuál es el motivo?
-Que por un lado tenemos víctimas mayores en número y que lo ponen más fácil. Y por otro lado, tenemos delincuentes que cada vez tienen más fácil el acceso al aprendizaje de utilización de estas herramientas. Les basta con entrar en determinados foros donde los pedófilos comentan sus experiencias.
-¿De qué hablan?
-Pues se les ve una mentalidad peligrosa. Uno se lleva las manos a la cabeza, pero lo que llama más poderosamente la atención es que ellos se consideran perseguidos. Se comparan con los homosexuales en los años 50 ó 60, cuando estaban mal vistos. Dicen que lo mismo pasa con ellos hoy. Y piensan que en el futuro la sociedad avanzará, madurará y verá que lo suyo es una libertad y que han estado reprimidos. Difunden esta idea. Son muy dados a contar cómo han intentado acercarse a una chica y a protestar porque sus padres se han dado cuenta y les han montado el pollo, impidiéndoles, dicen, amar a la persona a la que quieren.
-¿Algún caso de Huelva?
-Encontramos a personas que forman parte de redes que están compartiendo cientos y cientos de vídeos e imágenes de pornografía infantil.
-¿Qué es lo que más le ha desagradado ver?
-Lo que más me ha dolido es cómo se mantienen relaciones con bebés de pocos meses o incluso en los que se emplea violencia, la agresión sexual va acompañada de palizas.
-¿Qué tácticas utilizan los pedófilos para acercarse a los menores?
-Utilizan muchas, desde simplemente averiguar su número de teléfono y contactar con él por Whatsapp y empezar a charlar a métodos más sofisticados. Si nos imaginamos que este contacto ocurre en el entorno del colegio o en la plazoleta donde juegan los niños, eso está a la vista de todos y el delincuente se cortará más. A través de Internet es más difícil ser descubierto. También ocurre que a los niños, cuando empiezan a descubrir de qué va el tema, les da vergüenza contárselo a sus padres y denunciarlo. Luego tenemos a otros pedófilos que ya van siendo un poco más complejos.
-¿Cómo actúan?
-Por ejemplo, una cosa que estamos viendo ahora es que crean perfiles o anuncios en redes sociales que les interesan a los menores, de algún cantante o de alguna serie o película, y consiguen que ellos se pongan en contacto con este perfil creyendo que van a conseguir una entrada o van a participar en un concurso. Y a partir de ahí se entabla el contacto. Hasta algunos ya más avanzados hacen uso de herramientas para poder localizar a un menor, de manera que el pedófilo que tiene ciertos conocimientos sobre ella puede, a través de una red social, saber qué menores se mueven cerca de una dirección concreta, ver sus movimientos, con quién hablan o cuáles son sus gustos.
-Esto les proporciona información privilegiada.
-Enorme, enorme para acercarse y entablar contacto. El problema es que nosotros, cuando estamos en las redes sociales, estamos abriendo puertas y dando mucha más información de la que pensamos. Incluso Google acaba de reconocer que utiliza la localización de nuestros teléfonos incluso cuando las tenemos desactivada.
-Si alguien descarga accidentalmente una película y contiene pornografía infantil, ¿qué debe hacer?
-Una persona que se descarga pornografía infantil de forma accidental, pensando que estaba descargando otra cosa, es una gran ayuda para la Justicia. Porque a través de ese archivo la Policía incorpora sus datos internos a sus búsquedas y puede detectar pornografía que antes no conocía.
-Hay que denunciarlo inmediatamente.
-Por supuesto, porque el delito es la tenencia con conciencia de que se tiene. Y, normalmente, quien tiene pornografía infantil no tiene sólo un vídeo. Cuando analizamos su ordenador, si nos metemos en los historiales de búsqueda que están ocultos, la Policía es capaz de ver términos o palabras claves que suelen utilizar los pedófilos. La persona que se lo descarga accidentalmente debería estar tranquila y todos deberíamos estar agradecidos, porque nos permite avanzar en la lucha contra la pedofilia.
-Al margen ya de los menores, ¿qué otras conductas delictivas ha detectado desde la sección de Criminalidad Informática?
-Las estafas son el principal protagonista, el delito estrella, sin duda. El año pasado en Huelva hubo 17 diligencias previas sobre estafas, pero seguramente el dato de delitos leves sea muy superior, de cientos. Estas 17 son asuntos más graves por la cantidad estafada y los medios utilizados.
-¿Qué tipo de estafas son?
-Sobre todo de compraventas de pequeño valor a través de páginas web a particulares. Se pagan cantidades inferiores a los 400 euros y los hechos se consideran delito leve, con lo cual no se investigan, sino que se cita al denunciante y al denunciado para el juicio si hemos identificado al denunciado, porque si no, ni siquiera eso. Suele ser que compro algo, pago por adelantado y luego no recibo lo que he comprado. Esto pasa también con los alquileres vacacionales. En Huelva hemos tenido varios casos. Alguien de fuera de Huelva quiere alquilar un apartamento para pasar aquí sus vacaciones y, cuando llega, resulta que el apartamento no pertenece al que lo ha alquilado y, por supuesto, no está en alquiler. A veces el edificio ni siquiera existe. Pero el dinero ya se ha adelantado.
-¿Cómo pueden protegerse esas personas de ser estafadas?
-En primer lugar, si hay una empresa seria de por medio que nos garantiza que hay un alquiler, ya tenemos ventaja por encima de si es un desconocido. Y todo lo que sea adelantar dinero sin llegar a estar presente y comprobar que aquello existe y que está en alquiler, pues tampoco suele ser una buena idea.
Un joven fiscal motero y 'made in Huelva'
Alberto Campomanes nació hace 31 años en el hospital Manuel Lois. Onubense por los cuatro costados, se crió en Los Rosales, estudió en Los Maristas e hizo Derecho en la Universidad de Huelva. Se preparó las oposiciones con el fiscal delegado de Menores, Pedro Díaz Torrejón, y con el fiscal Justo Gallardo. "Conseguí aprobarla en poco más de año y medio, en 2011, y me fue bastante bien", recuerda. Las prácticas las inició en Madrid y las culminó en Huelva, aunque su primer destino fue Zafra, "donde estuve muy a gusto a partir de 2012 y durante dos años". Apenas tenía "25 recién cumplidos". En junio de 2014 regresó a la tierra de sus amores, su Huelva natal. En noviembre ya trabajaba en la sección de Menores del Ministerio Público. Su pasión por la informática le viene de niño y le ha permitido estar al día para ejercer como especialista en este área. Ya en Zafra trató asuntos relacionados con la criminalidad informática, "me gustaban y creo que sabía por dónde había que llevarlos". Así que en Huelva empezó a hacerse cargo de procedimientos de delitos telemáticos en colaboración con la delegada de Criminalidad Informática , que era Patricia Rodríguez Lastras. Cuando ella se marchó al Ministerio de Justicia a principios de este año en comisión de servicios y como "no había otras personas especialmente interesadas, pues un poco porque yo conocía ya bien el tema los compañeros me abrieron esa puerta". Con el beneplácito del fiscal jefe, Luis Fernández Arévalo, y la aprobación del fallecido fiscal general del Estado, José Manuel Maza, fue nombrado en junio delegado contra la Criminalidad Informática. Correr y salir en bici son dos de sus aficiones, aunque por encima de todo "soy motero".
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