Una llamada desesperada desde Huelva al Ministerio de Fomento para atajar la crisis obrera
Crónicas de otra Huelva
A las puertas de la II República, la Diputación y el Ayuntamiento de la capital se dirigieron por carta al ministro para pedirle auxilio económico para fomentar la obra pública y dar trabajo a miles de obreros desempleados
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La Introducción
AUXILIO ECONÓMICO
La necesaria ayuda del Estado
La crisis económica mundial que alcanzó a España un año después de que estallara en Estados Unidos (la Gran Depresión o la Crisis del 29) tuvo en Huelva consecuencias desastrosas: caída de las exportaciones y del tráfico del puerto, decadencia de la actividad minera, crisis agrícola, el declive del sector de la construcción… El pesimismo social alcanzó proporciones colosales, ya lo hemos abordado aquí comentando otros artículos de Blanqui-Azul. Miles de personas se encontraban sin trabajo y, para colmo, la sequía causó estragos también en el campo y en la producción agrícola.
En marzo de 1931, en este artículo que hoy reproducimos, contaba cómo las instituciones local y provincial decidieron atender el consejo que él les dio en enero (en otro de sus artículos sobre la crisis del trabajo) para ponerse de acuerdo y afrontar conjuntamente los problemas. Habían dirigido un escrito al Ministerio de Fomento (el ministro entonces era Juan de la Cierva y Peñafiel) para solicitar “auxilios económicos para remediar la crítica situación de la clase obrera”. Viendo que sus artículos tenían a veces el efecto deseado, se unió animoso y apremió, como podemos leer, al Gobierno a atender la petición.
Una de las ideas consistía en fomentar la obra pública, con el fin de emplear en la construcción a los obreros que se encontraban en situación de desempleo. Aunque alababa siempre a las instituciones y organizaciones benéficas que promovían la caridad para ayudar a los necesitados, nada era comparable a tener trabajo y que cada uno llevase a casa el pan conseguido con el sudor de la frente. La dignidad de la clase trabajadora se basa en esa suprema acción.
Ni la Diputación ni el Ayuntamiento (ningún ayuntamiento) tenían capacidad económica para afrontar semejante situación. De ahí que estos organismos públicos pidieran a la desesperada la ayuda ministerial, la necesaria intervención del Estado para paliar el gravísimo problema.
Huelva sigue mirando hacia ese ministerio (y otras instancias) en demanda de proyectos que se han ido enquistando hasta convertirse casi en utopías. Quizá algún día...
El Ayuntamiento y la Diputación se han dirigido al ministro de Fomento en solicitud de auxilios económicos para remediar la crítica situación actual de la clase trabajadora. La falta de mercados para nuestros minerales agrava considerablemente la crisis obrera en la provincia de Huelva. La necesidad de atender a la solución del problema es apremiante.
Todas las noticias que recibimos coinciden en este punto. La crisis de exportación en nuestras piritas hace aumentar considerablemente el número de los sin trabajo. También hay mucha miseria en los pueblos que por la forzosa paralización a que la sequía pasada sometió las faenas agrícolas. La perspectiva es realmente pavorosa. Si no se sale pronto al paso del mal, con remedios eficaces, la situación se hará desesperada.
Creemos que las gestiones formuladas por el Ayuntamiento y la Diputación deben ser atendidas sin demora por el señor ministro de Fomento, porque tras ellos está el clamor de los pueblos interesados. Hay muchos centenares de obreros sin ocupación, tanto en la capital como en la provincia, y aunque las Corporaciones locales procuren fomentar las obras públicas, es imprescindible y urgente el auxilio del Estado para evitar una verdadera ruina.
Los créditos concedidos por el Ministerio de Fomento con destino a las provincias más afectadas por la crisis obrera no han sido suficientemente considerables para remediar por completo la situación. Además, de esos créditos solo ha correspondido a Huelva una mínima parte, ineficaz a todas luces para resolver la crisis obrera. Y no conviene olvidar que nuestra provincia es de las más castigadas por el paro.
Se han unido todos los factores negativos para agravar la situación. Pero el factor principal, ahora, es la falta de trabajo en las minas.
Sobre este caso concreto el espíritu de justicia que anima a la primera autoridad civil de la provincia impedirá seguramente que adquiera proporciones irremediables este cuadro tristísimo.
Las corporaciones oficiales por su parte, no tienen ora solución para acudir al remedio de la crisis obrera que fomentar las obras públicas, dando ocupación a los sin trabajo. Y como el problema se agudiza en términos alarmantes, bueno será que en el Ministerio de Fomento se oigan las voces de auxilio y se tengan en cuenta las apremiantes necesidades de Huelva. Por eso nos unimos a las demandas formuladas por la Diputación y el Ayuntamiento.
BLANQUI-AZUL
Diario de Huelva, 13 de marzo de 1931
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