Desde lo local a lo global: ¿vamos de la mano agricultores y ecologistas?

Tribuna MKS Huelva

Ir de lo local a lo global, ese es el camino

Tú tienes un superpoder que hace poderosas o no a las empresas

Reproducción de cultivos preservando la conectividad ecológica.
Juan Bautista Bot - Técnico agrícola en Agromartín

21 de octubre 2024 - 06:00

Empiezo respondiendo la pregunta del titular: no sé si vamos de la mano, pero sí sé que hay que ir más juntos. En junio de 2017 presentamos en Bonares una iniciativa para la creación de un espacio de comunicación y necesario entendimiento entre agricultores y ecologistas, y aunque se han dado muchos pasos desde entonces, el mundo parece requerir otra velocidad que, además, considere con muchamás relevancia, lo local.

La cooperación y el diálogo son las herramientas esenciales para enfrentar los actuales desafíos ambientales. Porque es posible armonizar la producción agrícola con la conservación del entorno natural. Es posible crear un modelo local que pueda conectarse con otros territorios. Es posible ir desde lo local a lo global y, además, de la mano.

Los objetivos de la iniciativa

La iniciativa pretendía establecer un modelo de producción agrícola que fuera eficiente y respetara la naturaleza, involucrando tanto a las empresas como a las autoridades y a los grupos ecologistas locales. Se realizaban así alianzas estratégicas mejorando la imagen pública y fortaleciendo la confianza de los consumidores. Con ello se mejoraba también el posicionamiento de marca frente al agricultor convencional. Estas prácticas, sostenibles y ecológicas, se integraban en la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas agrícolas involucradas, demostrando un compromiso con el medio ambiente y la sociedad.

El escenario del proyecto: Doñana

El proyecto era un claro compromiso de la actividad agrícola, y estaba centrado en el cultivo de frutos rojos, de gran relevancia económica y social para Bonares. Como sabemos, la actividad agrícola puede tener consecuencias en el entorno natural, especialmente en zonas de alta sensibilidad ecológica, como es el Parque Nacional de Doñana. En este escenario, el proyecto surge como una solución a la demanda para reducir estos impactos. La asociación y trabajo conjunto con los agentes medioambientales se volvía crucial para establecer estrategias que cuidaran los sistemas naturales locales.

Los temas que se trataron: glocalización

Temas como la preservación del hábitat, la conectividad o la recuperación de la superficie natural, servían para aconsejar a los agricultores sobre cómo implementar las medidas específicas en las fincas, sin perder de vista las circunstancias de los agricultores.

Como ejemplo, los ecologistas aconsejaban la plantación de setos y vegetación autóctona, que facilitarán el tránsito las especies animales, preservando así la biodiversidad de Doñana. Esta práctica, beneficiosa para los planes públicos de conservación, también tendría beneficios directos para la agricultura. Uno de esos beneficios es la posibilidad de dar refugio de fauna auxiliar, depredadores que actúan contra las plagas del cultivo.

El proyecto también incluía encuentros y mesas de trabajo entre representantes de los agricultores y grupos ecologistas para hablar sobre los retos y avances del proyecto y donde se diseñan estrategias conjuntas para alcanzar los objetivos de sostenibilidad. Aquel proyecto fortaleció el compromiso colectivo hacia prácticas más sostenibles, sentando las bases para un futuro donde la agricultura y la ecología caminen de la mano en beneficio de todos.

Así que sí: aquella propuesta evidenció que es posible armonizar la producción agrícola con la conservación del entorno natural, que es posible desde la glocalización crear un modelo local que puede ser conectado con otros territorios. Que es posible ir de lo local a lo global y además de la mano.

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