Manuel Siurot y los niños de Huelva
Huelva de ayer a hoy
Las Escuelas del Corazón de Jesús tendrá en los jardines de su entrada de manera permanente a Manuel Siurot abrazado por los niños. Se inaugura el día 25, a las 12:00
Preocupado por el despertar de Huelva, por la necesidad de infraestructuras para su futuro, decía que había que hacer ruido en Madrid
El Gobierno frances le reconoce su labor pedagógica y le nombra hace 100 años Caballero de la Legión de Honor
Huelva homenajeará con un nuevo monumento a Manuel Siurot en el Colegio Diocesano Sagrado Corazón de Jesús
Volvía a La Palma del Condado después de mucho, lo hacía por varios motivos pero el principal era porque tenía necesidad de volver a encontrarme con Manuel Siurot Rodríguez en su pueblo natal y en la capilla bautismal, donde recibió las aguas en 1872 en la parroquia de San Juan Bautista.
Como cada vez que me acerco a su figura siempre me dice algo, pero en esta ocasión era algo más espiritual.
Me alegró mucho saber que ese grupo de niños y niñas que juegan en la plaza y en las escaleras del porche de la iglesia entran dentro de ella; y, ¿saben dónde se esconden?, en la capilla bautismal, junto a Manuel Siurot. Me alegró y me conmovió, seguro que Manuel Siurot estará encantado de recibirlos, no hay mejor música para la capilla donde está que la de los corrillos de los crios, como en el patio del colegio.
Siurot vuelve ahora de La Palma a Huelva de la mano del artista Martín Lagares, que lo inmortaliza para el Colegio Diocesano Sagrado Corazón de Jesús, que es la extensión de su proyecto educativo en las escuelas junto a la iglesia de San Francisco.
Los niños siempre presente en su vida, como lo dice en su libro Cada Maestrito, que recibía estos días en mi casa para regalo a un amigo sacerdote. Está dedicado a Manolita su “dulce compañera”, porque “te robé muchos ratos del hogar para dedicarlos a los niños podres de la Escuela”. Así que decidía que “los niños pobres y yo estamos, pues en deuda contigo. Ellos y yo hemos acordado pagarte algo, poniendo este libro a tus pies”. Es el maestro que dio de comer a todos los hijos de los huelguitas de la todopoderosa Riotinto Company Limited, enfrentándose a esta.
Manuel Siurot llegó a decir que todo lo que era en la vida se lo debía a las escuelas y a los niños. En este monumento regresa a ella de manera permanente.
Cuando entraba hacia el cenit de su vida, y sin saber o quizás sí, que le quedaban pocos años, recordaba: “Cuando llego a los sesenta años, vuelvo los ojos atrás y contemplo mi vida entera dedicada a trabajar por Huelva. He gastado mi vida en el interés de Huelva”.
A lo largo de su vida son muchos los momentos que nos revelan la incansable tarea de Manuel Siurot. Ahora hace 100 años, en un mes de enero como este saltaba a la primera plana de los periódicos locales la noticia de que el Gobierno francés le había concedido a Manuel Siurot la distinción de Caballero de la Legión de Honor. El periódico La Provincia se felicitaba por esta distinción: “Huelga decir la satisfacción que nos produce este honor que recae sobre un hombre representativo de España, del que Huelva se enorgullece. Siurot, cuya meritoria labor constante en pro de la cultura ha hecho que España entera pronuncie su nombre con admiración y respeto, tiene también en Francia quien recuerde su obra educadora y la aliente para que la prosiga con la misma fe y entusiasmo que hasta aquí”. Desde que en 1919, año en el que visitaron las escuelas el vicario general de París, el literato Legendre y el arqueólogo Pierre Paris, recibía de ayuda 5.000 francos, unas 2.000 pesetas anuales. Ese mismo año Siurot obtuvo el reconocimiento del Gobierno Francés con la Gran Cruz Oficial de la instrucción, grado superior que tiene la Palma de Oro.
Un mes igualmente difícil, pues una semana después fallecía su madre, Lutgarda; de la que él decía: “Las cosas que mi madre me enseñó están grabadas a fuego en el frontispicio de mis convicciones”.
Aquel año 1925 tendría otros acontecimientos vinculados con Siurot, en la primavera se inaugura una biblioteca que llevaría su nombre en la avenida que Huelva le había dedicado. Podríamos seguir contando otros muchos momentos destacados. Ahora que Huelva habla de infraestructuras, que se dispone con interés ver qué le depara en esta semana de visitas, recuerdo de nuevo a Siurot cuando alzaba la voz en las reuniones por el despegue de esta provincia, señalando que a Huelva no se le escuchaba en Madrid porque allí no daban dolores de cabeza. Así que reivindiquemos lo nuestro y si hay que hacer ruido pues adelante.
En el monumento que ha hecho Martín Lagares, con esa energía que sus dedos imprimen al barro, con una caricia sin embargo de conocimiento de lo que hace y a quién está esculpiendo, le adjunta de dos relieves muy significativos en la vida de Manuel Siurot, que enmarcaron el latir de sus días: La Virgen de la Cinta, de la que dijo que era la devoción “más pura, más íntima, más dulce de mi alma” y San Manuel González, el arcipreste que le metió en las escuelas, decía esto de él: “Siurot dio a la Escuela del Corazón de Jesús su alma con todas sus facultades y entusiasmos, y su cuerpo con toda su energía; y el Corazón de Jesús ha hecho del alma y del cuerpo de Siurot un pedagogo cristiano de una vez”.
No quiero olvidarme cuando hablo de los manueles, González y Siurot, de la persona de otro benemérito sacerdote como fue Pedro Román Clavero, quien animó a Siurot a reconducir sus pasos en la vida para dedicarse a los más desfavorecidos y por Huelva.
Para concluir, la dedicatoria que está en los muros del santuario de la Cinta hasta donde llega su avenida que arranca en el corazón de Huelva y que descubrí siendo adolescente:
“A Manuel Siurot: Por bueno, por sabio, por generoso, maestro de niños pobres”.
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