Siempre es mejor con dulces...

Días de Cómics

'No me lo digas con flores' (1992), de Yoko Kamio, es la historia de una quinceañera de clase trabajadora que se ve obligada a afrontar todo tipo de trabas a su llegada al Instituto

Un tipo así

No me lo digas con flores
No me lo digas con flores / M.G.

La serie de manga titulada Hana Yori Dango, de Yoko Kamio (Tokyo, 1966), fue publicada en la revista Margaret de la editorial Shueisha desde 1992 hasta 2008. Fue galardonada en la cuadragésimo primera edición del Premio Shogakukan.

El título Hana Yori Dango es una alusión directa al proverbio japonés "el dango es mejor que las flores", que significa que se debe anteponer las necesidades básicas como la alimentación a las sensoriales, como ver una flor bonita. El dango es un tipo de dulce.

Hana Yori Dango es la serie de manga shojo más vendida de todos los tiempos en Japón, con más de 60 millones de ejemplares. Muchos manga románticos ambientados en institutos, han intentado imitarla, pero sin mucho éxito.

Este manga llegó a España en 2004, de la mano de Planeta Cómic, en edición tankobon bajo el título No me lo digas con flores. En 2005, la editorial Shueisha lanzó al mercado nipón la edición kanzenban. En 2017, Planeta Cómic inicia la edición kanzenban, exactamente igual a la japonesa.

Tsukushi Makino es una joven que inicia estudios en la Academia Eitoku, uno de los centros más prestigiosos de Japón. Tsukushi llega allí por méritos propios y no por ser hija de famoso o por su cuenta corriente. Su pertenencia a una familia de clase media es algo que sus compañeros no le perdonan.

La situación empeora cuando se cruzan en su camino los cuatro chicos más populares de la escuela y recurren a la intimidación. Son los más ricos de Eitoku y todos se limitan a soportar los abusos.

Tsukushi se enfrenta al cabecilla, Tsukasa Domyoji, hasta el punto de que éste la la etiqueta de persona non-grata y da vía libre al resto de la escuela para que la acosen. Tsukushi no se rendirá y su tenacidad termina por intrigar a Tsukasa, quien empieza a verla como mujer. Pero Tsukushi se fija en el mejor amigo de Tsukasa, Rui Hanazawa.

Así empieza un culebrón que actualmente sigue influyendo en el manga romántico. Tsukushi tiene días de temor y preocupación, en los que comete terribles errores y su confianza flaquea. La dinámica entre Tsukushi y Tsukasa es una batalla de ingenio y fuerza de voluntad que se complica por la desigualdad en la posición social y, por las hormonas. Lo que hace que No me lo digas con flores destaque son los personajes, excelentemente construidos, con sus virtudes y defectos, lo que permite al lector involucrarse con ellos.

Pedir disculpas es difícil y más para un orgulloso como Tsukasa, que arriesga tanto su reputación como su vida por Tsukushi. Tsukasa sufre tanto o más que ella, ya que el cambio en Tsukushi es lento y desesperante porque no termina de decidirse si quiere estar con Tsukasa o no. Es la forma en la Yoko Kamio maneja ese cambio de los personajes lo que engancha al lector en cada página.

Cuando Yoko Kamio inició la publicación de No me lo digas con flores era una novata en la industria, pero ya se intuía que tenía un gran futuro como mangaka. Kamio mostraba al principio sobrecarga de viñetas, que fue poco a poco transformándose en diseños visualmente más simples y agradables. Yoko Kamio no es muy dada a los detalles, ni tampoco a los fondos muy trabajados. Esta falta de riqueza de detalles no empaña el excelente trabajo de la autora, que transmite las emociones de los personajes. Kamio utiliza mucho los primeros planos, desplegando una gran variedad de expresiones faciales, que muestran muy bien qué están sintiendo y se adaptan a cada uno de los personajes.

La disposición de las viñetas es muy variable y dinámica, y está totalmente al servicio de la trama. Habitualmente, se ve rota por los primeros planos. Es un estilo de dibujo agradable que acompaña a la trama sin lastrarla.

En 1995 tuvo su primera película de imagen real en Japón. En 1996, Toei Animation produjo la serie de animación y una película. El éxito propició adaptaciones fuera de las fronteras niponas. En 2001, Taiwán llevaría a cabo la adaptación a serie de imagen real que sentó las bases para el boom en otros países asiáticos. En 2009, llegaría la versión coreana, y, en 2018, la adaptación china, ambas con actores reales y disponibles en Netflix. En 2021 llegó la versión tailandesa y poco después traspasó tierras asiáticas con una webserie en USA.

La próxima semana: Aventuras en el Planeta de los Simios (1975), de Doug Moench, George Tuska y Alfredo Alcalá, un volumen que adapta las dos primeras películas de la franquicia.

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