Una melodía para la dislexia
El profesor de Educación Primaria del colegio Diocesano, Juan González, confecciona una obra para ayudar a los niños en el trastorno del aprendizaje
Huelva/El príncipe Sol se ha convertido en un espejo en el que los jóvenes que padecen dislexia pueden mirarse. Así lo ha logrado el profesor de Educación Primaria del colegio Diocesano, Juan González, quien ha confeccionado en un cuento infantil una ficción autobiográfica que se presume como una ayuda a los pequeños que sufren el citado trastorno del aprendizaje.
La clave del príncipe Sol emerge después de que su autor haya sido diagnosticado de dislexia. González señala a Huelva Información que dicho trastorno dificulta “en gran medida” las relaciones sociales con motivo del “temor y la incertidumbre” que se generan en la persona como consecuencia de la misma. Por tanto, las posibilidades futuras de tales personas “quedan mermadas” por ello.
La historia cuenta la vida de Sol. Con la intención de arrebatarle su presumible trono, un malvado mago lo hechiza para que padezca dislexia y, por tanto, piense que su futuro como rey sea cada vez más lejano. Sin embargo, el joven consigue desquitarse de las barreras impuestas gracias “a la música”, pues tal y como expone su autor, “es lo que me ayudó a mí a memorizar grandes textos, algo que me resultaba imposible durante mi etapa estudiantil”. Por tanto, el libro es una historia de superación de adversidades y motivación, al tiempo que contempla una parte de iniciación en los principales conceptos musicales existentes.
La obra, que vio la luz a finales de diciembre, ha resultado todo un éxito, pese a que aún tiene que distribuirse en puntos físicos y en varias plataformas digitales. Ante ello, Juan González muestra su “sorpresa y satisfacción”. Primeramente, su ilusión viene respalda por su pensamiento de que “no todo el mundo logra entender las innovaciones en el área de la educación”, por lo que la salida de la norma no es bienvenida para muchos. Asimismo, el autor, que define su libro como “el quinto hijo que tiene”, rememora todo el proceso que el vivió para poder superar las barreras que se ponían a su paso, por lo que afirma “estar muy ilusionado con tanta acogida”.
Su método de aprendizaje –basado en la melodía–le ha valido para cocinarlo con objeto de emplearlo en sus clases, si bien no contempla a los alumnos que podrían sufrir de dislexia, sino al aulario en general.
Para Juan González, la composición de canciones para aprender resulta un método “muy útil, a la par que divertido”, por lo que los alumnos “siempre aprenden con una sonrisa”, además de más rápidamente.
Utilizar la música en el estudio viene a permitir que “todos canten al unísono y se sincronicen”, de manera que no hay nadie por encima del resto. Además, la melodía genera buen ambiente y resalta los aspectos emocionales, por lo que “cantar juntos es estar en una unidad mayor que nosotros mismos”, además de evitar el absentismo escolar.
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