Las migas de la Umbría
El dinero recaudado en esta iniciativa solidaria va destinado al desarrollo de proyectos en Limal cita gastronómica La afluencia fue menor que en anteriores ediciones debido a las inclemencias del tiempo pero las migas solidarias tuvieron una buena respuesta de público.
Las IX Migas Solidarias de La Umbría se celebraron ayer con una presencia de público más reducida que en años anteriores debido a las inclemencias del tiempo. Durante todo el día no dejó de llover sobre la aldea e impidió un desarrollo normal de esta fiesta tan multitudinaria otros años. Sin embargo eso no imposibilitó la llegada de muchos visitantes para probar las migas solidarias y la amplia amalgama de platos preparados por los serranos.
Generalmente en la planta alta del centro social es donde se hacen las migas para ser vendidas en una barra colocada en la puerta hacia la plaza central de La Umbría, pero como la lluvia quiso hacer acto de presencia las migas se hicieron en la planta baja y la alta sirvió para acoger a quienes se acercaron, para ello se instalaron unas mesas de forma improvisada, siendo el centro social donde estuvo la actividad central de las migas. El único problema fue que el salón tiene unos ochenta metros cuadrados y se colapsaba con frecuencia.
La jornada comenzó temprano. Los hombres y mujeres de la aldea prepararon sus recipientes y enseres en el centro social para hacer las mejores migas del mundo con los productos típicos de la Sierra. Por otro lado, los encargados de preparar los últimos detalles para la venta de productos, especialmente las migas y las 524 docenas de dulces hechos artesanalmente.
Esta edición, como en todas la anteriores, ha sido por una buena causa, ya que los fondos van destinados a varios proyectos en los suburbios de Lima, Perú. La iniciativa congregó en la aldea de Aracena a personas procedentes de toda la geografía andaluza en torno a las migas y productos típicos de la comarca serrana. Se trata de proyectos del cura párroco actual de Alosno, José Antonio Sosa, puesto que entre 1993 y 1998 lo fue también de Cala, Arroyomolinos de León, Cañaveral de León y Aracena, donde dejó buen legado y recuerdos entre los ciudadanos. La causa bien lo merecía, y sin duda alguna gracias al trabajo de la Asociación El Pilar las migas se han convertido en una cita ineludible en el puente de la Inmaculada en La Umbría.
En torno a las doce de la mañana, la gente fue llegando. Acogieron a los visitantes unos 300 vecinos que se duplicaron desde el mediodía hasta bien entrada la tarde en el centro social. Lo importante era pasar un día de convivencia en un entorno natural como la Sierra, conocer a gente de otros lugares, y degustar uno de los platos más tradicionales de la comarca como son las migas, a lo que se le sumaba su carácter solidario. Los precios eran simbólicos.
Se preparó una despensa con más de 200 panes, 180 kilos de carne, unos 40 kilos de ajos y 150 kilos de patatas que fueron utilizados para las migas. Para hacer unas buenas migas es necesario pan, patatas cocidas, ajo, sal, aceite, además del arte de la sartén. Más buenas están si se acompañan con sardinas, chorizos o costillas. Los visitantes también podían degustar ricos platos de carne así como migas de chorizo rojo y salchichón blanco.
Aunque, con excepción de los dulces, que cada año son vendidos por completo, muchos de los productos no se vendieron en esta edición, ya que se hacen previsiones a la alta en cuanto a la asistencia de público y en esta ocasión el tiempo no ha acompañado.
Uno de los problemas existentes es el intenso tráfico de coches para acceder a la aldea, ya que la población se multiplica durante el puente de la Inmaculada. A esto se une que la nave que se está construyendo junto a las pistas polideportivas para la celebración de estos eventos aún se ha terminado. Con ésta se hubiera evitado el estrés e impotencia, sin llegar a perder el humor reinante, de los miembros de la organización. Menos mal que casi la totalidad de la aldea se vuelcan en las migas solidarias y trabaja en equipo a favor de una buena causa.
Al final de la tarde la aldea poco a poco fue recobrando la normalidad. Muchas personas se fueron a Aracena para seguir con otra causa solidaria; el IV Tostón Solidario en la Plaza Alta de Aracena, donde se elaboraron 250 kilos de castañas. Al anochecer, una de las tradiciones más ancestrales de la localidad: la quema de rehiletes por las candelas preparadas por los vecinos en las calles del pueblo en la noche previa al Día de la Inmaculada Concepción.
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