La muralla romana de San Pedro

Tras una década, nada se sabe del proyecto para mostrar los restos del siglo III a. de C. En el solar número 7 se apuntala la fachada, pero no hay ninguna intervención arqueológica

09 de julio 2016 - 01:00

LA Onuba que arranca en la plaza de San Pedro no sabemos cómo se encuentra, quedó oculta en el sótano de un local comercial. La esquina del antiguo bar San Pedro aguarda desde hace una década para que los onubenses puedan disfrutar de los restos arqueológicos allí encontrados.

Una propuesta para seguir el modelo que la Delegación de Cultura de Huelva puso en marcha en el edificio de Sfera. Allí donde se compagina la tienda con una amplia cristalera por la que se puede ver una casa romana del periodo alto imperial. Lo cierto es que pese a que resultó una pena la pérdida de otros hallazgos, sin embargo fue un primer paso para la integración in situ. Ocurre que hasta la actuación del antiguo colegio Francés nada se había conservado en las calles de Huelva, excepto en el sótano de un Museo colmatado de cajas y cajas, que poco o ningún sentido tienen ahí, más allá de su custodia.

La nueva política de Cultura fue bastante aplaudida y fruto de ello, la excavación de la esquina de San Pedro. Aquí se encontró lo que se supone son parte de las murallas de la Onuba romana, del siglo III a. d. C., en este singular espacio germen de la vida de la villa de Huelva. Se hicieron muchas gestiones y participaron todas las administraciones para salvar a cualquier precio aquella excavación. Se aprovechó para dar más anchura a la calle San Andrés y como había que perder también sitio en el sótano de plazas de garajes, se permitió aumentar el volumen edificable. ¿Hasta dónde? Pues llegó a límites que ensuciaron la belleza de la plaza de San Pedro. La fachada del antiguo bar San Pedro cayó al suelo, se repuso con ladrilletas modernas y le agregaron encima un pegote todo en gris en la misma línea de la fachada, nada de retranqueo, para eso estaba el terrible aterrazamiento de la zona de áticos. Se conseguía ganar espacio edificable a cambio de mantener los restos en el lugar.

Todos firmaron el proyecto. Ocurre que a día de hoy nada se sabe de los restos arqueológicos. No se ofrecieron al disfrute público de los onubenses cuando la constructora sí se benefició tras ceder este trozo. La pregunta es cómo se encuentran.

Los hallazgos del solar de San Pedro permitieron sacar a la luz los vestigios de la primitiva muralla de la ciudad, datados hacia finales del siglo III a.d. C. y documentar las sucesivas transformaciones y utilizaciones de estas murallas defensivas hasta la época moderna, momento en el que sirvieron de cimiento para la creación de las nuevas arquitecturas.

Según los estudios arqueológicos realizados en Huelva, la primitiva ciudad se erigía en los emplazamientos más elevados de la actual ciudad, en torno a los cabezos de San Pedro, disponiendo de un perímetro amurallado muy probablemente dispuesto por murallas en cremallera, flanqueadas por torres de defensa que venían a circunscribir su trazado a los espacios intersticiales dispuestos entre la sucesión de cabezos de la ciudad, que permitían una defensa natural derivada de su definición orográfica. Enmarcados en estos lienzos de muralla, conformadas por sillares de roca calcarenítica, se alzaban distintas puertas que permitían el ingreso a esta ciudad entonces amurallada, como evidencian los hallazgos de sillares, mampuestos y ladrillos de época medieval islámica destinados a conformar posibles portadas de acceso al recinto amurallado de la ciudad.

A día de hoy las incongruencias en la plaza de San Pedro se reproducen. Nos encontramos ahora cómo a una casa de construcción relativamente moderna se le está colocando una inmensa estructura de hierro para evitar que se desmorone, como ocurrió en anteriores intervenciones en otros puntos de la ciudad, donde al final se caen por aquello de que es más fácil y económico recomponer que sostener. Si así se consigue su conservación, bien está. La fachada es del arquitecto municipal Francisco Sedano Arce, del año 1951, tal como aparece en el plano que se guarda en el Archivo Municipal de Huelva.

Ocurre que mientras se hacen tantos esfuerzos por una fachada del siglo XX -que está bien, insisto-, no se promueve una excavación en el solar para ver cómo es la continuación de esta zona de la Onuba romana. Es muy triste que en Huelva sigan ocurriendo episodios así, pues este solar queda condenado a que no sepamos qué hay en el subsuelo. Un profesor universitario defendió sin éxito que toda esta zona se convirtiera en un gran soportal donde poder disfrutar de los restos romanos la ciudad de Onuba.

Lo único que se conserva visible es el grupo de sillares encontrado en el solar del hoy Instituto de la Mujer. Fueron a parar a la escombrera y de ahí rescatados por Adepah, conservados en el parque de la Esperanza.

Cultura debió ahora buscar una fórmula que hiciera posible una excavación en este solar, el interés arqueológico lo demanda. De lo contrario para qué dedicarle el rimbombante título de Bien de Interés Cultural a la Zona Arqueológica de Huelva, cuando luego choca con algunas normas básicas municipales, en las que al no practicarse intervención subterránea para garaje o sótano no se exige excavación arqueológica. Así el ayer de la ciudad queda bajo una losa de hormigón.

Hay que valorar el interés de cada caso y en este solar debe actuar Cultura.

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