El obispo llama a una caridad más intensa en el Año de la Misericordia

José Vilaplana defiende que la Eucaristía lleva al compromiso con los más necesitados. La custodia recorrió el trayecto que va de La Merced a La Concepción y regreso a la catedral.

Fiel a su cita anual, la bella custodia recorrió algunas calles del centro de la ciudad.
Fiel a su cita anual, la bella custodia recorrió algunas calles del centro de la ciudad.
Enrique Morán Huelva

30 de mayo 2016 - 01:00

Es, sin duda, una de las citas más importantes del calendario litúrgico católico. Huelva, fiel a esta cita y esta tradición, repitió su encuentro con Jesús Sacramentado a través de la procesión del Corpus Christi, que se celebró en la mañana de ayer y en la que, en su final, hubo una especial referencia a las familias y a la caridad comprometida en relación al Año de la Misericordia.

Se trata de una convocatoria de la Diócesis a través del Cabildo Catedralicio y que cuenta con la colaboración de las hermandades de La Merced y la Sagrada Cena, ambas de naturaleza sacramental. De hecho, todas las misas matutinas del domingo quedaron suspendidas para facilitar que los fieles apoyaran, con su presencia, la procesión de la custodia. El que ya es el tradicional trayecto del Corpus Christi supuso toda una manifestación del compromiso de la Huelva católica, manifestado en sus distintas hermandades y asociaciones.

La catedral de La Merced se quedó pequeña para albergar al buen número de fieles que se dieron cita en ese templo, para asistir, a las 09:00, a la celebración eucarística que fue presidida por el obispo de la Diócesis, José Vilaplana. Digno de mencionar fue el gran número de niños que, vestidos con sus trajes de Primera Comunión, acudieron a la ceremonia con el propósito de renovar su compromiso con el Señor Sacramentado, a quien han recibido este mismo año por vez primera. La mayor parte quedó integrada en los distintos grupos de niños, quienes acudieron junto a sus compañeros de colegio, como fueron los casos del María Inmaculada o las Agustinas.

La misa contó con la intervención del Coro de la Catedral de la Merced y el obispo fue asistido por el cabildo catedralicio. En su homilía, monseñor Vilaplana se detuvo en diferentes aspectos de lo que él definió como "el sacramento del amor de Dios".

En concreto, el obispo de Huelva hizo referencia a tres llamadas que surgen de la fiesta del Corpus. La primera, la adoración; es decir, "reconocer y asombrarse por el amor inmenso de Dios" que llevó a Jesús a dar su vida por nosotros. Para el obispo, la Eucaristía "es el tesoro de la Iglesia" y es algo que "debemos redescubrir cada domingo". Vilaplana advirtió de los peligros que pueden venir en esta sociedad actual que "nos hagan perder sensibilidad" y perdamos la necesidad que tenemos de "estar alimentados por Él".

La segunda llamada que viene de mano de la Eucaristía es la de la unidad; "es una llamada a sentir Iglesia, comunidad que es amenazada por el individualismo".

La tercera llamada que invocó el obispo de la Diócesis fue la caridad comprometida, en plena consonancia con la celebración, también ayer, del Día Nacional de la Caridad. Basándose en el texto evangélico de "dadles vosotros de comer", monseñor Vilaplana hizo un llamamiento a que estemos abiertos a las necesidades de los demás: "La Eucaristía nos abre los ojos y nos invita a que la demos a los demás que es como merece la pena vivirla".

La celebración eucarística, como es habitual, dio paso al momento quizá más esperado: la procesión que sacaría al Señor Sacramentado por las calles de la ciudad, portado en su bella custodia.

Al darse cita toda la Huelva católica para apoyar este principio vital de la fe cristiana, el protocolo incluyó un abundante séquito de representaciones que fueron formándose en el patio de la Facultad de Empresariales, contigua a la catedral y que está comunicada con el templo a través de una puerta, tal y como sucede los Jueves Santo, con la Hermandad de la Merced.

El protocolo fue abierto por la Banda de Cornetas de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza (Cristo de la Expiración) y la cruz de guía, que iba acompañada por dos faroles. A continuación, los niños de Primera Comunión, seguidos de jóvenes y adultos que querían participar en el cortejo. Con ello, se dio paso a las representaciones de los distintos grupos y hermandades, asociaciones de fieles, movimientos apostólicos, comunidades y otros grupos participantes. Entre las hermandades de gloria se contó con las filiales de la Cabeza, La Peña, Montemayor así como las dos filiales rocieras de la capital. Tras todas ellas, la representación de la Hermandad de la Cinta. A las hermandades de gloria les siguieron las de penitencia. Desfilaron en el orden de cronológico de sus estaciones de penitencia durante la Semana Santa, a excepción de aquellas que tienen carácter sacramental.

El protocolo dio cabida, acto seguido, al Consejo de Hermandades y Cofradías, que estuvo acompañado por el pregonero de la Semana Santa de este año, José Ángel González, y las asociaciones como Adoración Nocturna y Pía Unión del Santísimo Sacramento, las hermandades Sacramentales por su orden de antigüedad, la Hermandad Sacramental de la Merced, la cruz catedralicia, los componente del seminario, diáconos, sacerdotes y religiosos, Cabildo Catedralicio, báculo episcopal, ministros, un coro de voces blancas e incensarios que antecedían al paso de la custodia con el Santísimo Sacramento, rodeado por cuatro párrocos con casulla y por seglares con faroles. Tras el paso de la custodia, iban el obispo con los sacerdotes y ministros oficiantes, Ayuntamiento bajo mazas, autoridades civiles y militares y, cerrando, la Banda Municipal de Música. La representación municipal estaba compuesta por el alcalde Gabriel Cruz, que vivía en calidad de tal, su primer Corpus que estuvo acompañado por varios miembros de su equipo de gobierno. También hubo representación de los grupos del PP y Ciudadanos, así como del subdelegado del Gobierno, Enrique Pérez Viguera, de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y, por parte de la Universidad de Huelva, la decana de la Facultad de Experimentales, Asunción Grávalos.

Las dos bandas ya mencionadas compartieron el ingrediente musical de la procesión con el coro de voces blancas y las integrantes de Adoración Nocturna, muy activas durante todo el trayecto en su cantos de exaltación de la Eucaristía.

El itinerario supone enlazar los dos templos más importantes de Huelva: La Merced y la Concepción. Desde allí, comenzó el recorrido de regreso a la catedral. En este itinerario, pudo contemplarse un altar eucarístico en la puerta de Méndez Núñez de la Concepción, presidido por el Sagrado Corazón de Jesús.

Por segundo año consecutivo, los Devotos de la Asunción instalaron un altar en Mora Claros con la imagen mariana y los elementos eucarísticos, todo ello, en dimensiones mayores que el año pasado.

La celebración oficial del Corpus Christi concluyó con un momento de íntima devoción. Fue cuando la Eucaristía fue descendida del paso de la custodia procesional y situada en la de la catedral. Ese momento fue aprovechado por José Vilaplana para proclamar unas últimas palabras e impartir la bendición a todos los presentes. El obispo mostró su gratitud porque "Dios está aquí, entre nosotros y por la fe que nos da y que nos permite verlo". Vilaplana se refirió también a las familias de Huelva, porque "donde está Jesús renace la alegría".

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